domingo, 25 de octubre de 2020

¿POR QUÉ EL TEMPLOCENTRISMO?

Durante la semana, varios pastores, emocionados, adelantaron la noticia de que los templos se abrían muy pronto en el Perú. Muchos, en verdad, han esperado la noticia por meses y parecía que había mucha afección en el ambiente, pero finalmente se aprobó que los templos se abran solo a la tercera parte de su capacidad y nada mas para ceremonias especiales, que para los evangélicos aplicaría a los bautismos, matrimonios y servicios fúnebres. Creo que era lo esperado dadas los anuncios previos de que la apertura sería gradual.

Anoto unas pocas cosas. Para los evangélicos la cuestión de no tener cultos ha sido siempre un tema menos importante que para los católicos, que tienen en la eucaristía y el acto de comulgar una cuestión vital para su fe. Para ellos, la transubstanciación ocurre en cada misa, comen de la carne y beben de la sangre de Cristo, hay allí un contacto directo con lo divino. Para nosotros el culto es importante, por supuesto, pero el valor es menor dentro de nuestra vida cristiana. No obstante esto, el reclamo de ciertos sectores por el culto ha sido insistente a pesar de que en la actualidad hay medios que lo reemplazan bien y sepamos que el templo somos los creyentes y no el edificio físico. ¿Por qué la insistencia? ¿Por qué algunos llamaban incluso a la rebelión aquí y en otros países? ¿Por qué para muchos era cosa de vida o muerte?

Podríamos ensayar varias respuestas al templocentrismo evangélico. Hay un poco de literalidad veterotestamentaria, una idea de que la shekinah sigue en nuestros estrados de alguna forma. Tal vez un poco de rezago de catolicismo (teniendo en cuenta que muchos evangélicos actuales han sido católicos antes) para los cuales el templo en sí es también fundamental. Otro tanto de literalidad neotestamentaria cuando dice que "no debemos dejar de congregarnos, como algunos tienen por costumbre" (Hebreos 10:25) y se piensa en reuniones en templos, cuando las iglesias de la era primitiva funcionaban en las casas. 

Más cosas pueden añadirse, pero sea lo que sea creo que la situación actual nos puede enseñar a que, finalmente, el templo es accesorio y la vida en comunidad puede encontrar sus caminos fuera de las cuatro paredes del templo, así éste tenga un candado de manera justificada, como hoy, o injustificada, como cuando perseguían a los cristianos. Podemos resaltar, a fin de cuentas de que "uno mayor que el templo está aquí" (Mateo 12:6), que ese mayor que el templo está presente cuando "dos o tres están reunidos en (su) nombre" (Mateo 18:20) sin interesar el lugar o la forma y que en la práctica por fin podemos reconocer que “el Altísimo no habita en templos hechos por mano; como el profeta dice: ‘el cielo es mi trono, y la tierra es el estrado de mis pies. ¿Qué casa me edificarás? dice el Señor: ¿O cuál es el lugar de mi reposo? ¿No hizo mi mano todas estas cosas?’” (Hechos 7:48-50)