miércoles, 29 de agosto de 2007

Nada oculto que no sea manifestado (a propósito del terremoto en el Perú)

"Mamá, la ciudad esta peor que lo que aparece en la TV. ¡Huele a muerto!"

Eso dijo mi hermana, voluntaria de un programa llamado "Un techo para mi país" que construye casas prefabricadas en la zona del desastre, al llegar a Pisco luego de un viaje por barco de doce horas (por carretera el mismo trayecto demanda aproximadamente quince horas, ¡por sólo 250 kilómetros!). Las escenas son tristes en la pequeña ciudad rota, la herida duele en el alma y la sufrimos, de alguna manera, todos los peruanos.

Ante un evento de esta magnitud todo sale a flote, todo se manifiesta; lo bueno y lo malo, lo depresivo y lo esperanzador, los miedos y las fortalezas. La indiferencia es casi imposible cuando uno mismo, en Lima, pensó que hubiera podido morir aplastado por los edificios o enterrado en las grietas enormes de la tierra. No hay abulia y para muestra un botón: los servicios dominicales religiosos estuvieron abarrotados el domingo siguiente al sismo (y seguro, los que vendrán también).

El terremoto sacó nuestras miserias. Un ex-candidato presidencial, apoyado por el mandatario de un país latinoamericano, distribuyo latas de atún con la foto de ambos y un mensaje proselitista de "apoyo". Seiscientos presos escaparon de una cárcel al derribarse todas las paredes laterales de la prisión (la mitad ya han sido recapturados) causando el pánico de toda la región. Otros delincuentes aprovecharon el caos para saquear –porque esa es la mejor palabra- las pocas pertenencias que le quedaron a la gente en varios poblados. Una funcionaria de una municipalidad fue detenida por apoderarse de donaciones de empresarios textiles de Lima y guardarlas en su casa porque, según ella, "ya no eran necesarias en el sur". Una compañía de trasporte interprovincial, bajo la excusa de la oferta y la demanda, subió el precio de los pasajes en 100% a las ciudades afectadas el día siguiente del sismo. "Es que es el libre mercado" adujo su gerente de ventas. El gobierno peruano tiene la intencion de regalar a los funcionarios de los paises que gentilmente nos estan ayudando botellas del trago peruano de bandera: el pisco, bautizandolo como Pisco 7.9 (en alusion a los grados Richter que alcanzo el terremoto). El rechazo del nombre fue mayusculo. ¿Pisco 7.9? ¿Por que no Pisco 540? (por el numero de muertos) ¿Acaso puede alcanzar la insensibilidad de los burocratas un mayor nivel que este?

El terremoto sacó nuestras tristezas. 540 fallecidos. Miles de damnificados. Miles de casas destruidas. Empleos pulverizados. Lagrimas. Duelo. Orfandad. Pérdida. La incertidumbre de la palabra desaparecido. Una iglesia repleta de gente, por una misa de difuntos, se desplomó matando a 60 personas, incluyendo familias enteras (un congresista perdió a cinco familiares). Ica llora la semidestrucción de uno de sus santuarios principales: la iglesia del Señor de Luren, y el Perú ha perdido una formación rocosa en un acantilado llamada La Catedral, en la Reserva de Paracas, que se derrumbó y era uno de los atractivos naturales principales del país. Allí estuve el 2005, bajando hasta la Bóveda, sorteando las olas del mar y las rocas tras bajar un barranco.

El terremoto sacó nuestros temores. Mientras todo temblaba Lima se ilumino de algo parecido a un relámpago, explicado posteriormente como descargas eléctricas (en Youtube algunos videos muestran la luz blanca con mucha claridad) simultáneas de múltiples centrales eléctricas de la ciudad que colapsaron (eso explica también los apagones que hubo en amplios sectores de la capital). Varios cristianos con los que he conversado me dijeron que al ver la luz, muy luminosa, muy brillante, pensaron que era el arrebatamiento y sé de algunos en especial que se asustaron porque se veían aún en la tierra y no subiendo al cielo: "¡No puede ser, no soy salvo!". Yo mismo, por dos segundos pensé que moriría al sentir el bamboleo de los dieciocho pisos del edificio en donde trabajo –debo aclarar que nunca pensé en ser raptado en ese momento, por si acaso-. Una chica que se puso a rezar el Padre Nuestro me despertó a la realidad y me hizo pensar en mi fragilidad, en la poca cosa que en realidad somos, en lo endeble que puede ser mi vida, en mi esposa poco acostubrada a los temblores, en mi hijo en camino, en todo un universo que puede cambiar de un segundo a otro, sin que podamos hacer nada por evitarlo.

El terremoto saco nuestras esperanzas. El día siguiente nació un bebé en el hospital de campaña de Pisco, mostrando con su llanto que la vida sigue a pesar de la muerte. Hace dos días otro bebé nació en un puesto de asistencia médica venido desde España ubicado en Humay, pueblito al norte de la ciudad de Ica. Precisamente ese nombre, España, le pondrán a la bebe en agradecimiento a los médicos que atendieron a la madre. Todo el Perú se ha movilizado para ayudar a la gente; por ejemplo, los supermercados incrementaron sus ventas en 80% sobre todo en alimentos no perecibles. Las cadenas de solidaridad han sido impresionantes. Empresas privadas de manera desinteresada, gobiernos extranjeros tan distantes como la India o tan cercanos como Chile o Bolivia, han colaborado con ayuda. Evo Morales, por ejemplo, ha donado la mitad de su sueldo de Agosto para las los deudos. En la iglesia en la que murieron 60 personas, el sacerdote logro sobrevivir ya que sobre él cayo la cúpula que le permitió tener espacio suficiente para estar un par de días cubierto de escombros. Una bebe de seis meses logro ser rescatada de la misma iglesia: el cuerpo inerte de su padre, que se coloco sobre ella para salvarla, le permitió vivir. El padre héroe hizo como Cristo en la cruz dando su vida por la de su pequeña hija. Los periódicos han dedicado párrafos enteros al Payaso Terremoto, que es un hombre que anima fiestas infantiles y que lo perdió todo, pero que al día siguiente del sismo, al ver a los niños llorosos y asustados, se cambió como pudo e hizo una función para ellos. Desde allí no para porque toda la niñez lo pide. Una alegría es todo lo que da, en estos momentos algo igual de valioso que otras formas de ayuda.

Este terremoto ha manifestado muchas cosas, pero ninguna de ellas reemplazará a los que se fueron ni devolverán las calles perdidas que cobijaban las vidas de tanta gente. Dios lo sabe y llora con cada persona sufriente trayendo consuelo, ofreciendo abrazos y ayudando a pasar el trago amarguísimo de la partida súbita. Es allí en donde se basa nuestra paz: en la seguridad absoluta de que Dios está presente, a pesar de todo, anunciando esperanza, protección, y brindando Su palabra como el Señor de la Vida.
Imágenes:

jueves, 16 de agosto de 2007

Terremoto

El 16 de Agosto por la mañana estuve con un grupo de estudiantes de doctorado en teología. La alabanza era sencilla, pero poderosa. Estuve conmovido.
El 15 de Agosto por la tarde, en Pisco, 250 kilómetros al sur de Lima, un grupo grande de gente se encontraba en una parroquia católica, en un velorio. Tristes, llorosos, sensibles, recibían el consuelo por medio de la palabra del sacerdote.
El 16 de Agosto por la mañana, canté como hace mucho no cantaba. Siempre me gustó ese pequeño cántico que dice: "Tu fidelidad es grande, tu fidelidad, incomparable es, nadie como Tú, bendito Dios, grande es tu fidelidad". Tiempo especial, la verdad.
El 15 de Agosto por la tarde, en Pisco, al sur de Lima, había poco lugar para la esperanza. La pérdida del ser amado, del que queremos, de aquel a quien en vida nos dio mucho, siempre duele. Ese momento final, en la iglesia, con las oraciones y rezos, con la predicación y las palmas, la gente buscaba a Dios. La gente se acercaba a Dios. Algunos, de seguro, encontraban a Dios.
El 16 de Agosto por la mañana, encontré a Dios en un momento de melancolía, mientras escuchaba los cantares de norteamericanos, brasileros, e hispanohablantes de varios países de Latinoamérica. Me sentí cobijado, cerca de él. Y no necesité una alabanza prominente; apenas una guitarra, y nada más. Nada de espectacularidad, simplemente el clamor de la simpleza.
El 15 de Agosto por la tarde, la tierra comenzó a temblar, y aquellos que encontraron a Dios en la parroquia católica de Pisco, murieron aplastados por el terremoto. La iglesia se cayó.
Se cayó.
Se cayó.
Murieron aplastados, cuando encontraron a Dios.
Murieron cuando lo buscaron.
El 16 de Agosto, frente a los estudiantes doctorales y los profesores, di un devocional. Y hablé de Pisco, de su caleta de pescadores, de su Plaza de Armas llena de bancos, de un grupo grande de gente se encontraba en una parroquia católica...
Y no pude continuar. Lloré allí, no podía más.
Morir buscando a Dios, encontrando a Dios, como yo tres minutos antes.
¿Paradoja? ¿Destino? Simplemente se dio. Podía pasar, y pasó.
Y ya van 500 (no sólo en la parroquia. En todo lugar). Y seguro subirán.
Dios, ayuda a mi patria en este trance. Que los cristianos nos movamos y mostremos tu misericordia ayudando. Úsanos, Dios, sin intereses proselitistas. Simplemente permítenos ayudar por ayudar. El dolor es mucho. La muerte es mucha. Las lágrimas son muchas.
Pero allí estás tú, con el consuelo. Mostrando tu amor. Proclamando que eres el Señor de la Vida.
Amen.

domingo, 12 de agosto de 2007

La campaña del 92

El primer día de Septiembre de 1992 un grupo de hermanos de la Iglesia “Vida Abundante” de Villa María del Triunfo[i] decidieron hacer una campaña evangelística en la Plaza de Armas del distrito, donde se encuentra la municipalidad. No era un buen tiempo en realidad ya que era una época confusa, perdida, temerosa, diría yo que hasta cruel (¡Sin exagerar!). En Julio los terroristas habían dinamitado la calle Tarata en Miraflores[ii], meses antes despedazaron a María Elena Moyano en Villa El Salvador[iii], a pocos minutos de la iglesia, y los juegos olímpicos en Barcelona daban una muy falsa sensación de equilibrio y orden, ese que envidiaba todo el Perú. La medalla de plata de Juan Giha[iv] era un pobre aliciente a la esperanza de la nación aunque, al menos, era algo. Pobre, yo sé, pero una cosita pequeña al menos.

En la reunión del consistorio se definió que la fecha ideal para la campaña era el sábado 12 de Septiembre. Una persona iría a la comisaría para informar de la campaña -tema básico ya que era indispensable tener un permiso policial-, otra se encargaría de alquilar el equipo de sonido con dos grandes parlantes usados usualmente para hacer polladas bailables[v] a un lugar frente al Hospital Maria Auxiliadora[vi]. Uno de los miembros hizo notar que según la cartilla de racionamiento del servicio eléctrico la zona tendría electricidad de cero horas hasta las 8 de la mañana, y luego desde las cuatro a la medianoche[vii]. Ese dato era importantísimo e hizo que todos acordaran la hora de la campaña: cuatro de la tarde. El pastor expondría una prédica instando a los asistentes a orar por el Perú pidiendo que la escalada de violencia se acabe de una vez, para terminar con un llamado a la conversión. No era fácil tomar la decisión de ir y predicar en una plaza, por lo menos no en ese tiempo y más aún en un barrio marginal. Para agravar el asunto, días antes aparecieron unas pintas apologéticas de Sendero Luminoso[viii] en las calles y pensaron en postergar, aunque se tomó la decisión de continuar.

-Siervos, oremos por un derramamiento del Espíritu Santo en el día de la campaña. Pidamos al Señor para que todo sea seguro y que Dios nos proteja de cualquier mal que pueda avecinarse.

El sábado a las dos de la tarde estaban todos en la iglesia cargando lo necesario a pesar del temor (¡Un par de hermanitos estaban literalmente muertos de miedo!). Alguien fue hasta la Pista Nueva[ix] para alquilar una camioneta destartalada -abollada por todas partes y con las puertas que se aseguraban con un alambre- donde llevar el equipo de sonido, las Biblias, el material, los cables, unas escobas, algunos trapos, las pancartas, unas banderas del Perú y otras cosas mínimas. Tan viejo era el vehículo, que parecía que no podría subir la pendiente, pero todos sabemos que los milagros existen. Al llegar, bajaron las cosas con calma, limpiaron el escenario y comenzaron la instalación. Los curiosos miraban con algo de recelo pero igual sólo observaban, conservando la plenitud de su desidia. Diez minutos antes de las cuatro, todo estaba listo, esperando que llegue la electricidad.

- ¿Estas seguro que la corriente viene a las cuatro?
- ¡Claro pe hermano!, Aquí está en el periódico, mira y no seas desconfiado.

Sin embargo, se hicieron las cuatro y veinte y nada pasó.

Todos empezaron a preocuparse. ¿Tanto esfuerzo, tanta oración para nada? Cundió la desesperación, se aceleraron los corazones, empezaron a sudar a pesar del invierno y la garúa que caía hasta que alguien notó que uno de los negocios adyacentes tenía un grupo electrógeno que sonaba muy discretamente, como queriendo ocultar su presencia. ¡Era la solución! Se designó a dos personas para que se acerquen a pedir el favor de que los ayuden con la contingencia. Pero regresaron en el acto con la cara pálida, como si hubieran visto a un fantasma o al mismo diablo.

- Hermanos, hay un problema
- ¿Cómo que hay un problema? ¿Qué puede pasar?
- Este… es que no se puede pedir nada a ellos.
- ¿Cómo que no? ¿Cuál es el asunto?
- Es que… ese negocio es una peluquería, y los que atienden son dos gays.

Aquí comenzó la vociferación.

-¡No puede ser! - Decía uno
- ¡No podemos contaminar la obra de Dios con el contacto con esos inmorales! –gesticulaba otro.
- No, ni hablar, se cancela la campaña. -Dijo uno de los pastores.
- Mejor nos vamos, no nos mezclemos con esos maricones, por favor, ¡vámonos, mejor venimos otro día! –gritó una anciana desdentada que parecía tener todos los años del mundo.

Una gran parte de la iglesia quería suspender todo. Pero Jorge Pérez, un joven no tan chato, gordito, medio mofletudo, fue a la esquina, habló con los peluqueros y consiguió que gentilmente ellos den el permiso para conectar el cable a su máquina. El mismo Jorge lo hizo y casi a las cinco de la tarde le ofreció el micro al pastor que dudó mucho porque tenía demasiadas miradas de desaprobación, lo que motivó a que Jorge mismo sea el que inicie la campaña:

- Buenas tardes, somos de la Iglesia Vida Abundante, y hemos venido a orar por el Perú…

Al poco rato el pastor tomó fuerzas, quizá porque habían muchísimas personas que se juntaban entre la tenue penumbra y no había demasiado tiempo, y tomó el micrófono. Al bajar, Jorge notó que uno de los gays se había acercado para escuchar. Se le aproximó e iniciaron una conversación. El resto de hermanos estaba algo lejos pero cuchicheando, pero no importaba demasiado. Quizá en ese momento algo se iniciaba en el corazón de estilista. Quien sabe.

Poco después de las seis y treinta se terminó todo orando por la paz en el país y haciendo un llamado al que respondieron algunas personas. Luego, mientras todos ponían en orden las cosas y acomodaban los equipos en la carcocha, Jorge se acercó a la peluquería para agradecer por el bonito gesto de permitir usar electricidad queriendo pagarles por eso, pero se rehusaron.

- ¿Cómo les vamos a cobrar, si hablan de Dios? Es un regalo para ustedes.

Había barullo, y a pesar de él, se podía conversar algo. Jorge les explicaba sobre la necesidad de orar por el país, la obra de Dios en nuestras vidas, la respuesta de Dios a las oraciones, el llamado de Dios a toda criatura.

- Todo suena muy bonito, pero tu iglesia no nos acepta, y Dios tampoco.

Difícil réplica a eso. Pero justo en ese momento, todo el universo se detuvo cuando el locutor de Panamericana Televisión anunciaba la captura de Abimael Guzmán[x] en una casa de La Calera[xi], junto a otros miembros de su cúpula. Nadie lo podía creer, era un shock tremendo similar quizá a lo que se sentiría si Perú gana la Copa Mundial de Fútbol. De inmediato la esquina se llenó de gente y uno de los clientes salió corriendo gritando como un loco, completamente incontrolable por el júbilo. Casi todos miraban a la pantalla, incrédulos, aplatanados, boquiabiertos, sin saber qué pensar, que sentir. ¿Cambiaría la vida? ¿Podrémos salir a la calle sin el temor que nos vuele un coche bomba en alguna esquina del centro? ¿Podremos viajar a ver a la familia con la seguridad de que no pararán el bus para pedir dinero en la puna o de simplemente no volver porque volaron un puente? ¿El futuro es posible? ¿La paz puede ser real?. A pesar de la reserva, muy en el fondo, oculto, bien adentro, la respuesta anhelada, en cada uno, era: ¡Sí! ¡Cambiará! ¡Todo puede ser mejor!

- Mira Jorge –dijo uno de los estilistas con una risa difícil de ocultar-, puede ser que Dios no acepte a los gays, pero mira tú, sí escucha las oraciones.

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[i] Distrito de estrato popular al sur de Lima.
[ii] Este fue uno de los atentados más brutales hecho por los terroristas.
[iii] Otro distrito al sur de Lima, que se convirtió en campo de batalla de los terroristas ya que fue una de las cabezas de playa para el ingreso a la capital. María Elena Moyano fue una lideresa importante del distrito que se opuso permanentemente a Sendero Luminoso, por lo que encontró la muerte.
[iv] Tirador que consiguió la última medalla olímpica que tiene el Perú.
[v] La pollada bailable es una especie de fiesta muy común en el Perú en donde una familia, con el fin de recaudar fondos, vende un plato llamado precisamente pollada (un cuarto de pollo frito aderezado especialmente, papas sancochadas, una ensalada de lechugas con tomate, y ají al gusto), a la vez que organiza un gran festejo donde suele venir todo el barrio. Demás está decir que hay música a todo volumen y se vende cerveza en abundancia.
[vi] Hospital ubicado en el cono sur de Lima, en el distrito de San Juan de Miraflores.
[vii] Durante varios años Lima sólo tuvo electricidad por 16 horas al día por culpa de los atentados terroristas contra las torres de alta tensión. Dado esto, los barrios tenían una codificación publicada semanalmente en algún periódico donde se veían los horarios en los cuales no tendrías corriente eléctrica. Con suerte, de vez en cuando el racionamiento no te alcanzaba y tenías luz por todo el día.
[viii] Este es el nombre de uno de los grupos terroristas. El otro era el MRTA.
[ix] Sobrenombre para una avenida de la zona.
[x] Líder de Sendero Luminoso.
[xi] Barrio de clase media ubicado en Surquillo, Lima.

miércoles, 8 de agosto de 2007

Defendiendo nuestras fronteras

La gente necesita poseer un sentido de pertenencia. Somos egresados de un colegio, de una universidad, somos profesionales en algo, tenemos una nacionalidad, moramos en una ciudad, en un barrio, en una calle. Somos fanáticos de algún equipo, tenemos preferencias políticas. Guardamos una fe. Asistimos a una iglesia. Tenemos gustos, leemos ciertos libros, nos gustan ciertos autos, tenemos ciertas costumbres culturales, nos llama la atención distintos tipos de música, nos aquejan ciertas enfermedades, nos atrapan determinados vicios. Somos miembros de una clase social. Somos parte de una raza. Hablamos cierto idioma. Tenemos una familia.

Esto hace que establezcamos categorías. Es muy clara la representación que hacen los cineastas norteamericanos de sus escuelas secundarias en muchas películas. A la hora del almuerzo[i], en el comedor se encuentran los músicos, que tocan en la banda o cantan en el coro; los deportistas, estrellas del colegio por jugar fútbol americano, baloncesto o béisbol; los “nerds” que caminan con sus calculadoras pensando en formulas matemáticas y llevando lentes gruesos de tipo poto de botella; los chicos “fashion” que tienen la ultima ropa en venta, el ultimo peinado, el ultimo carro; las porristas, vestidas con su uniforme multicolor y muy ceñido, practicando permanentemente sus coreografías y bailes; los hispanos; los negros; los asiáticos; los “loosers” que están aislados y no pueden encajar en ninguna parte. Para entrar a cada uno de los grupos es necesario poseer cierta habilidad o características especiales. A veces, hay que pasar ciertas pruebas. Cualquier chica no puede ser una cheerleader, ni cualquiera miembro del club de matemática.

Pertenencia y no pertenencia. En el mundo “real” hacemos lo mismo que en la ficción de las escuelas norteamericanas. Perú, país discriminador por excelencia aunque de manera solapada, es común categorizar en forma despectiva a la gente como “cholo” o “serrano” por sus rasgos faciales o su manera de hablar, y desde allí se crea toda una actitud: los consideramos personas de segunda clase, inferiores, poco inteligentes, vulgares. Hay varias discotecas limeñas a las cuales no cualquier persona puede entrar: solo gente bien vestida, blanca, de clase media-alta. Alguien distinto no entra con la excusa de que el local esta lleno, o que ya quieren cerrar, o simplemente no dicen nada. La seguridad suele golpear a aquellos inapropiados que acaban denunciando el hecho o a la prensa -con fotos de los moretones y heridas- o la Oficina de Defensa del Consumidor que les pone multas, pero igual la selectividad parece nunca acabar. Hace poco descubrieron cómo instruyen a los vigilantes de esos lugares: les muestran las paginas sociales de las revistas o periódicos, que tienen fotos de un te de tías, de la recepción de un matrimonio, de la bienvenida o despedida de algún embajador, de un desfile de modas, y le dicen los dueños que “así tiene que ser la gente que entra a este local”. ¡Una vergüenza! Pero, al mismo tiempo, vamos al otro lado de la escala social y analizamos los cientos de pandillas que hay en Lima, que pelean en las calles de los barrios pobres de Lima con piedras, palos y armas blancas. Esos adolescentes copan las pandillas porque allí son parte de algo, se sienten protegidos ante un mundo que les es hostil y no les ofrece futuro. Para entrar hay requisitos, usualmente vivir en el mismo barrio, tener edades parecidas, o ser de Alianza o de la “U” [ii].

Lo mismo hacemos como cristianos cuando formamos grupos y barreras a la entrada. Los católicos pueden reunirse con nosotros y dialogar pero nos consideran como hermanos separados, y estamos fuera de la verdadera comunión porque no seguimos al Papa, vicario de Cristo y cabeza de la iglesia. Es por todos conocido que el discurso de Benedicto XVI se ha radicalizado y el viejo termino secta esta otra vez siendo utilizado para calificar a los protestantes. No hay que llorar por eso, porque hacemos lo mismo de nuestra parte hacia ellos. Para miles de evangélicos los católicos no son salvos, son casi paganos, son el símbolo máximo de la actitud religiosa. A niveles mas localizados, las barreras son más visibles. Hay cristianos que ven mal a aquellos otros cristianos que no se visten formalmente los domingos, con saco y corbata, o las mujeres con pelo largo y vestidos hasta el tobillo. Los marginan y consideran como “poco espirituales”. Los “conservadores”, que guardan la fe “verdadera” de los misioneros originales, creen que los “liberales” que generan nuevas teologías y cuestionan los patrones establecidos, son menos cristianos y son un peligro para la fe, dudando de su cristianismo o incluso calificándolos a priori de herejes. El fundamentalismo es el ejemplo más triste de eso: yo y mi verdad, contra el resto del mundo con su mentira.

Muchas de nuestras iglesias se manejan con esos parámetros. A pesar de lo que dice Galatas 3:28 (“Ya no hay judío ni griego, esclavo ni libre, hombre ni mujer, sino que todos ustedes son uno en Cristo Jesús”) creamos una gran barrera, un muro entre los que están fuera y están dentro, entre el cristiano y el pagano, entre el cristiano y el ateo, entre el cristiano y el cristiano. Dice Baker, citando a Paul Hiebert, que a estos grupos se les llama delimitados. “Se instauran características imprescindibles que determinan si la persona pertenece al grupo o no. A cualquier persona que cumpla lo exigido se la considera parte del grupo. Hiebert explica que los grupos delimitados tienen una línea divisoria estática, claramente demarcada, que permite una definición uniforme de quienes pertenecen al grupo”[iii]. En el contexto de la iglesia, “el grupo delimitado tendría una lista de creencias y practicas correctas y aceptaría como cristiano a todo aquel que cree y se comporta de modo apropiado. Se prestaría mucha atención a la tarea de definir y mantener las líneas divisorias que separan claramente al cristiano del no cristiano. En términos de Galatas, los judaizantes exhibían actitudes atribuidas al grupo delimitado, haciendo preguntas tales como ¿Se ha hecho circuncidar? ¿Cree en las doctrinas correctas? ¿Con quien se sienta a la mesa?”[iv]. La concentración y énfasis de la vida cristiana es en la definición y defensa a ultranza de las líneas divisorias, de las fronteras que dicen quién pertenece y quién no, representadas en reglas estrictas, límites y legalismo.

En términos modernos, las preguntas de los judaizantes pueden ser así: ¿Vas todos los días a la iglesia? ¿En cuántos ministerios estás involucrado? ¿Eres bautizado? ¿Cuántos cursos de la Academia Bíblica tomaste? ¿Hablas en lenguas? ¿Profetizas? ¿Te congregas en alguna iglesia? ¿El pastor tiene una opinión positiva sobre ti? ¿Cumple fielmente con el pago del diezmo? ¿Tomas? ¿Fumas? ¿Bailas? ¿Vas a fiestas? ¿Dices lisuras? ¿Usas maquillaje? Estas interrogantes ficticias hacen surgir contra-preguntas críticas. “¿A quien rinde la persona lealtad y adoración?... ¿Vives de acuerdo a la realidad de la creación nueva creada por la acción de Dios por medio de Jesucristo? ¿Has depositado tu confianza en Dios para tu seguridad en lugar de ciertos ritos y creencias? ¿Hacia donde te encaminas?”[v].

Esta defensa de las fronteras es un peligro que tiene la capacidad de la iglesia de hacerse de mil caras, tantas según la expresividad del humano. Levantamos altas murallas, nos llenamos de reglas y nos ceñimos a un legalismo severo que nos lleva a ese peligro terrible que cometieron los fariseos: aumentar a la ley. Otra vez pregunto: ¿De qué nos sirven diez mil comunidades, cada una distinta, si las unas no se vinculan a las otras? ¿Si cada una de ellas sólo viven para ellas mismas? ¿Si nuestros muros de separación son demasiado altos? ¿Si vivimos presas del legalismo y las reglas, matando la libertad que nos trae Cristo Jesús? La flexibilidad de la iglesia, con capacidad de tener múltiples expresiones, puede diluirse para convertirse en un archipiélago con islas con grandes cercas y con individuos felices de vivir dentro de ellas.

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[i] Por ejemplo, “Mean Girls”, con Lindsay Lohan, “Ten Things I Hate About You” con Julia Stiles, “The Princess Diaries”, con Julie Andrews y Anne Hathaway, “Never Been Kissed”, con Drew Barrymore, “13 going on 30”, con Jennifer Garner, “Napoleon Dynamite” con John Heder, y muchas otras.
[ii] Los dos principales equipos de fútbol del Perú.
[iii] Baker, Marcos: “¡Basta de religión!: Como construir comunidades de gracia y libertad”. Buenos Aires, Kairos, 2005. Pag. 223.
[iv] Baker, Marcos. Ibid. Pag. 224.
[v] Ibidem. Pag. 225.

viernes, 3 de agosto de 2007

Esas cosas que uno a veces no entiende (V)

Juan Rebelde: ¡Pastor! Le presento a mi enamorada (*), Carla.

Pastor Caífás: Hola Carla, un gusto conocerte.

Carla: El gusto es mío.

(Un silencio extraño, unas caras de incomodidad, algunos gestos de sorpresa, sobre todo del lado del pastor)

Pastor Caifás: Juan, quiero hablar contigo, por favor, cuando te desocupes vas a mi oficina.


QUINCE MINUTOS DESPUÉS, EN LA OFICINA DEL PASTOR CAIFÁS.


Pastor Caifás: Así que tu enamorada… ¿Y cuándo comenzaste tu relación con ella?

Juan Rebelde: Hace tres semanas.

Pastor Caifás: ¿Y cuándo se supone que ibas a hablar conmigo? (cierta molestia en el tono de voz)

Juan Rebelde: Pues lo hice hoy porque me lo encontré en el culto y Carla me acompañó. Si no, se lo hubiera dicho después. Si me lo cruzaba en dos meses, pues en dos meses.

Pastor Caifás: ¿Con quién conversaste previamente antes de comenzar tu relación?

Juan Rebelde: ¿Cómo que con quien? ¡Con Carla! ¿Debía conversarlo con alguien más? Ya no somos unos niños. Somos adultos, vamos a la universidad, tenemos algo de criterio. ¿No le parece?

Pastor Caifás: Juan, Juan, Juan… tú eres un líder de esta iglesia. Aunque no lo quieras reconocer, los jóvenes te ven, observan lo que haces. No puedes así porque sí venir un día y presentarnos a una desconocida como tu enamorada.

Juan Rebelde: ¿Y por qué no?

Pastor Caifás: Juan, yo te quiero mucho y deseo tu bien. Como te he dicho muchas veces antes, te conozco a profundidad, tengo más años que tú, y conversar con tu pastor ANTES de comenzar una relación es algo sabio, que puede ayudarte a poder evitar algunos problemas futuros.

Juan Rebelde: Espere pastor, no le entiendo. ¿Le tengo que pedir permiso antes de iniciar una relación?

Pastor Caifás: No es un permiso, Juan. Es un consejo nada más.

Juan Rebelde: ¿Y si usted me “aconseja” no estar con Carla? ¿No debería comenzar una relación con ella?

Pastor Caifás: Yo diría que sería lo mejor no comenzar una relación si tu pastor dice que no. Si te digo que no estés con Carla, lo haría pensando en el cariño que te tengo, en mi respeto hacia ti como el líder que eres.

Juan Rebelde: Y seguro que lo haría con la autoridad puesta por Dios en usted y avalada en la Biblia.

Pastor Caifás: Juan, no puedes negar esa realidad. ¡Por favor, deja de pelear con eso! ¡Soy tu pastor, estas sujeto a mi!

Juan Rebelde: ¡Y usted está sujeto a mí también! ¿Eso significa que le tengo que aconsejar sobre qué hacer cuando se pelea con su esposa y viene con ese humor que nos malogra la vida a todos?

Pastor Caifás: ¿Yo, sujeto a ti? ¿Y tú quien eres? Te estar llegando de orgullo porque tienes unos cuantos semestres en el seminario. ¡Es increíble tu orgullo, tu pedancia! ¡Increpando a tu pastor!

Juan Rebelde: Pastor Caifás, no fue mi intención pelear con usted. Por favor, discúlpeme. Yo también lo aprecio mucho, pero déjeme decirle que la decisión de estar con Carla es de ella y yo. De nadie más, ni suya, ni del pastor Anás, ni de Benedicto XVI.

Pastor Caifás: Entonces, ¿No te sujetarías a lo que yo digo?

Juan Rebelde: No es una cuestión de sujeción. Es una cuestión de madurez. Todos debemos desarrollar los criterios para tomar las decisiones, no sólo usted.

Pastor Caifás: Es suficiente, Juan. No discutamos más y vamos al fondo del asunto. ¿Hace cuánto Carla es cristiana?

Juan Rebelde: Bueno… hace unos seis meses. Se bautizó hace dos.

Pastor Caifás: ¡Es una chica nueva! No tengo que pensar demasiado: NO es recomendable que estés con ella. Si persistes, pues quizá tengas que dejar tus ministerios. Puede ser muy peligroso para nuevos creyentes el que expongas una relación así.

Juan Rebelde: ¿Me chantajea de esa forma????

Pastor Caifás: No es chantaje, es parte de mi trabajo del cuidado de las ovejas. Si persistes, pues lo siento. Y no creo que firme tu carta de presentación para tu matrícula del próximo semestre en el seminario. Estar con una chica nueva, recién bautizada… Juan, por favor. ¿Es ese el criterio que defiendes? ¡No hay criterio que valga!

Juan Rebelde: Lo siento, pastor. Seguiré con Carla.

Pastor Caifás: Si insistes con eso, evaluaré seriamente tu presencia en los ministerios. Tu relación comienza bastante mal. Sin la venia de tu pastor, tendrás problemas. ¿Percibes bendición en esto?

Juan Rebelde: Pues si comienza mal, y termina mal, tomare la lección, sufriré y aprenderé. Decido tomar el riesgo y asumir sus consecuencias. Así es la manera de aprender en la vida. ¿No le parece?
(*) En Perú se le dice enamorado/a al novio/a sin compromiso matrimonial.