jueves, 29 de septiembre de 2005

¿Un misil contra el Pentágono el 11Sep?

Recuerdo haber visto en Crisol un libro sobre la posibilidad de que ningún avión impactó sobre el Pentágono, sino que fue otra cosa. ¿Un misil? El siguiente link nos lleva a un video que nos alimenta las sospechas de que algo se está escondiendo, algo escalofriante, tenebroso en verdad. ¿Se imaginan? El "Eje del mal" no estaría en el lugar en que los "halcones" norteamericanos suponen... pero eso es ya entrar en el terreno de la especulación, así que mejor miren el video y piensen por sí mismos:

http://www.pentagonstrike.co.uk/pentagon_sp.htm#Main

martes, 20 de septiembre de 2005

LA RELIGIÓN Y LA POLÍTICA: UNA VISIÓN DE GEORGE BUSH

RESUMEN

Pretendo introducirnos de una manera descriptiva en el mundo del lenguaje religioso de George W. Bush, iniciando con algunas referencias de su vida y su testimonio cristiano. La base del presente trabajo son las investigaciones de Jaume Botey Vallès (“El Dios de Bush”) y el comentario de Juam Stam (“El lenguaje religioso de George W. Bush: análisis semántico y teológico”)
[i], de los que uso sendos y extensos textos que analizan la sociedad religiosa de los Estados Unidos, la visión que los norteamericanos tienen de ellos mismos como pueblo elegido con una misión de Dios y portadores de su mensaje al mundo, el mesianismo norteamericano, la concepción restringida entre el bien y el mal, que ha mutado desde el comunismo de los tiempos de Reagan hasta el terrorismo del presente; la moral individual y algunos comentarios sobre el origen del fundamentalismo y su expresión en grupos como la mayoría moral, la coalición cristiana o los telepredicadores. Estas referencias permiten encontrar un elemento macrosocial existente en la sociedad norteamericana que configura la manera en que Bush concibe a Dios, con un darwinismo social, una teología del pecado, una teología del poder, una escatología, un concepto particular fundamental (el “eje del mal”) , el maniqueísmo y la manipulación de la oración y los términos evangélicos.


2. UNA VISIÓN DE LA PERSONA DE GEORGE W. BUSH

2.1 Su biografía
Para entender a George Bush hay que conocer su vida. La biografía oficial que aparece en la Casa Blanca, dice que “George W. Bush es el 43er Presidente de los Estados Unidos. El Presidente Bush, quien anteriormente fue el 46to gobernador del estado de Texas, ha adquirido renombre como un conservador compasivo quien configura la política sobre la base de los principios de funciones limitadas para el gobierno, la responsabilidad personal, las familias sólidas y la autoridad local. Nació el 6 de julio de 1946 y se crió en Midland y Houston, Texas. Obtuvo un bachillerato en Yale University y una maestría en administración de negocios en Harvard Business School. Fue piloto de un F-102 en la Texas Air National Guard antes de iniciar su carrera en el negocio del petróleo y gas en Midland en 1975. Trabajó en la industria energética hasta 1986. Tras colaborar en la exitosa campaña presidencial de 1988 de su padre, reunió al grupo de socios que compró la concesión de béisbol de los Texas Rangers en 1989.

Fungió como socio director general del Texas Rangers hasta que fue elegido gobernador el 8 de noviembre de 1994, con 53.5 por ciento de los votos. En una victoria re-electoral histórica, el 3 de noviembre de 1998 se convirtió en el primer gobernador de Texas en ser elegido a dos términos consecutivos de cuatro años al obtener 68.6 por ciento del voto.

El Presidente Bush está siguiendo la misma estrategia de sentido común y espíritu bipartita que utilizó en Texas. Ha propuesto iniciativas audaces para garantizar que la prosperidad de los Estados Unidos tenga objetivo. También ha propuesto mejorar las escuelas públicas de nuestra nación al robustecer la autoridad local e insistir en la obligación de rendir cuentas; al reducir los impuestos pagados por todos los contribuyentes, particularmente aquellos estadounidenses al borde de la pobreza; al fortalecer las fuerzas armadas con mejor remuneración, mejor planeamiento y mejor equipo; al salvar y consolidar el Seguro Social y Medicare al proporcionar más alternativas a los ancianos; y al liderar la era de responsabilidad de los Estados Unidos”
[ii].

Sin embargo, otras fuentes citan las “manchas” de su vida. “Los devaneos de George con el alcohol y la cocaína (se dice que fue arrestado en 1972 por posesión de cocaína, pero que su archivo judicial fue eliminado gracias a las influencias de su familia. La historia transcendió cuando la revista en internet 'Salon News' informó en agosto de 1999 que el actual presidente realizó un año de trabajos comunitarios en un centro de Houston a cambio de que su archivo fuera 'blanqueado', un acuerdo muy común que los tribunales a veces hacen para los delitos menores
[iii]), sus fraudes económicos (el caso Enron es el más emblemático ya que la empresa dio sobornos a funcionarios del gobierno), su integrismo religioso y sus relaciones con la familia Bin Laden son algunos de los delicados aspectos… [iv]”. Sus críticos dicen que él no es un “conservador compasivo, como lo llaman sus panegiristas, es en realidad la pantalla de un conglomerado de intereses petroleros vinculados al complejo militar-industrial[v]”. Michael Moore, en su reconocida “Farenheit 9-11”, cita muchos de estos elementos turbios.


2.2 El testimonio cristiano de Bush
Lo siguiente son fragmentos del testimonio de Bush poco después de subir al poder en EE.UU acerca de la conversión que se produjo en Él hace unos años. Lo que menciona es importantísimo, y contiene los elementos básicos de análisis de su visión del mundo, de cómo él ve el cristianismo y cómo éste afecta sus decisiones y su vida política. Bush dice que "el Reverendo Billy Graham [había] sido el responsable de plantar la semilla del Evangelio de mi corazón hacía ya un tiempo. Él visitó [a] mi familia durante un fin de semana de verano en Maine. Yo le vi predicar en [una] iglesia pequeña, Santa Ana, que está cerca de la playa. Todos nosotros almorzábamos en el patio que tiene una vista hacia el océano. Mi papá le pedido a Billy que contestara preguntas de un grupo de mi familia que se había reunido durante el fin de semana. Él se sentó frente al fuego y habló. Lo que él dijo encendió una chispa que comenzó un cambio en mi corazón. Yo no recuerdo las palabras exactas. Era más el poder de su ejemplo que sus mismas palabras. El Señor se reflejó claramente a través de Billy, a través de su conducta mansa y amorosa. El próximo día nosotros caminamos y hablamos, y yo supe que estaba ante la presencia de un gran hombre. Él era como un imán; yo me sentía arrastrado en busca de algo diferente. Él ni disertó ni me amonestó; él compartió su calor moderado y su preocupación conmigo. Billy Graham no me hizo sentir culpable; él me hizo sentir la percepción de que yo era muy amado por el Señor.

Durante el curso de ese fin de semana, el Reverendo Graham plantó una semilla de mostaza en mi alma, una semilla que creció durante el próximo año. Él me llevó al camino, y empecé a caminar una vida cristiana. Esta muestra de amor había sido el principio de un cambio en mi vida. Yo siempre había sido un tipo de persona "religiosa", había asistido a la iglesia regularmente, incluso a la Escuela Dominical, y hasta había enseñado y había servido como ayuda en el altar. Pero ese fin de semana mi fe asumió un nuevo significado. Era el principio de una nueva vida donde yo comprometería mi corazón a Jesucristo.

Yo me sentí tan humillado y poco digno al darme cuenta de que Dios había enviado a Su Hijo Único para que muriera por un pecador como yo. Me sentí tan alegre de saber que a través de su Hijo, yo podía encontrar la asombrosa gracia de Dios, una gracia que cruzaba fronteras, que derribaba todas las barreras y que estaba disponible para todos. A través del amor de Cristo, yo fui capaz de entender cómo mi fe en él podía cambiar totalmente mi vida.

Cuando volví a Midland (su pueblo natal), empecé a leer la Biblia regularmente. Don Evans (un cristiano y amigo de infancia) me habló y me pidió que me uniera a él y a otro amigo, Don Jones, en el estudio de la Biblia que un grupo de hombres se encontraba llevando a cabo. El grupo se había congregado desde hacía un año, desde la primavera de 1984, en un momento cuando mi pueblo natal, Midland estaba en crisis, y muchas personas estaban buscando consuelo, fortaleza y dirección. [Varios] hombres empezaron el estudio de la Biblia como un grupo de apoyo, y el grupo fue creciendo. Cuando yo empecé a asistir, en el otoño de 1985, ya se congregaban casi 120 hombres. Nosotros nos reuníamos para discutir y analizar la Biblia en grupos pequeños de diez o doce, y la calidad de miembros creció y creció.

Mi interés por la lectura de la Biblia creció más y más, y la Palabra comenzó a tener significado en mi vida. Nosotros estudiamos los Hechos, la Historia de los Apóstoles en la Iglesia Primitiva, y el próximo año, el Evangelio de Lucas. Cada reunión tomaba varias horas, leíamos los pasajes de la Escritura y luego hacíamos preguntas y respuestas. Como siempre, yo usaba mi toque de humor en las discusiones...

Laura (su mujer) y yo éramos miembros activos de la Primera Iglesia metodista de Midland, y nosotros participamos en muchos programas familiares, incluso en el programa "Enfoque en la Familia" de James Dobson. Poco a poco la Escritura cobró un significado mayor en mi vida y mi fe fue creciendo.

Yo leí la Biblia regularmente. Don Evans me dio una Biblia que viene para ser leída en "un año", dividida en 365 lecturas diarias, cada una incluía una sección del Nuevo Testamento, una del Antiguo Testamento, Salmos y Proverbios. La leí en dos años.

Yo también he aprendido el poder de la oración. Yo oro para que el Señor me guíe. Yo no oro por las cosas terrenales, sino por las cosas celestiales, en busca de sabiduría, paciencia y entendimiento. Mi fe me da enfoque y perspectiva. Me enseña a ser humilde. Pero yo también reconozco que esa fe puede interpretarse mal en el proceso político. La fe es una parte importante de mi vida. Yo creo que es importante vivir mi fe, en vez de abstenerme de practicarla. América es un gran país debido a nuestras libertades religiosas. Es importante para cualquier líder respetar la fe de otros.

Ese punto fue analizado en casa cuando Laura y yo visitamos Israel en 1998. Nosotros habíamos viajado a Roma para pasarnos la celebración de Thanksgiving con nuestra hija, que estaba asistiendo a un programa escolar allí y tres días más en Israel camino a casa. Fue una experiencia increíble. Yo recuerdo despertar en el Hilton de Jerusalén, abrir las cortinas y ver la Antigua Ciudad. Visitamos la Pared Occidental y la Iglesia del Sepulcro Santo. Fuimos al Mar de Galilea y tuve la honra de ponerme de pie encima de la colina donde Jesús predicó el Sermón del Monte. Fue un sentimiento aplastante, estar de pie en el mismo lugar donde el discurso más famoso de la historia del mundo fue predicado, el lugar donde Jesús perfiló el carácter y conducta de aquellos creyentes y dio las bienaventuranzas, además de la regla dorada a sus discípulos y al mundo. Finalmente la Oración del Padre Nuestro.

Nuestra comisión en Jerusalén incluía un metodista gentil, dos católicos, un mormón, y varios amigos judeo-americanos. Alguien sugirió que leyéramos la Escritura. Yo escogí leer las letras de mi himno favorito. "La Gracia Asombrosa" Amazing Grace. Después de esa noche todos nosotros nos reunimos en un restaurante en Tel Aviv para la cena antes de abordar nuestro vuelo de media noche para regresar a Estados Unidos. Hablamos sobre las experiencias maravillosas y agradecimos a los guías y a los oficiales gubernamentales que tan graciosamente nos habían mostrado su país.

La Fe cambia vidas. Yo lo sé, porque la fe en Cristo ha cambiado la mía. Yo no podría podido ser gobernador de Texas, si no hubiese recibido un plan divino, un plan que reemplazó todos los planes humanos. La política es un negocio inconstante. Las votaciones cambian. El amigo de hoy es el adversario de mañana. A la gente le encanta recibir la atención de todos. Muchas veces sus sentimientos son genuinos; a veces no lo son.

Yo he fundado mi vida en una base que no cambiará. Mi fe me da libertad. Me ayuda a poner los problemas del momento en la perspectiva apropiada. Me da la libertad de tomar decisiones que a otros no les podrían gustar. Me da la libertad de tomar las decisiones correctas, aunque me cueste votos en las próximas elecciones.

La pena de muerte es un problema difícil para sus partidarios así como sus antagonistas. Yo tengo reverencia por la vida; mi fe me enseña que la vida es un regalo de nuestro Creador. En un mundo perfecto, la vida es dada por Dios y sólo es tomada por Dios. Yo espero algún día que nuestra sociedad respete la vida, la vida en absoluto, la vida del niño y la vida del anciano. Yo espero algún día que los niños sean protegidos por la ley y se dé la bienvenida a los niños que aún no han nacido (que no se aborten las criaturas).

Yo apoyo la pena de muerte porque creo si la administro rápida y justamente, la pena capital es un disuasivo contra la violencia futura y salvará otras vidas de personas inocentes. Algunos abogados que no apoyan la pena de muerte me retan y preguntan por qué yo me opongo al aborto y sin embargo apoyo la pena de muerte. Para mí, la diferencia radica entre la inocencia (de niños aún no nacidos) y la culpa (del criminal condenado).

La gente anhela alguien que les sea veraz y honesto. El pastor me habló de la necesidad de ser honesto en mi gobierno. Él me advirtió que los líderes que engañan a sus esposas (Clinton, por ejemplo) también engañan a su país, y finalmente a ellos mismos. El Pastor Craig me dijo que Estados Unidos tenía hambre de líderes honrados.

Él me contó la historia de Moisés, a quien Dios le ordenó que llevara a su gente a su tierra (Israel). Moisés tenía muchas razones para esquivar la tarea. Según el pastor Craig, la primera respuesta de Moisés fue, "Lo siento Dios, yo estoy ocupado. Yo tengo una familia. Yo tengo ovejas qué atender. Yo tengo una vida. ¿Quién soy yo para presentarme ante el Faraón, y sacar a tus hijos de Egipto? Las personas no me creerán, él protestó. Yo no soy un portavoz muy bueno. Oh, mi Señor, envía, yo te pido, a alguna otra persona." Esa fue la reacción de Moisés. Pero finalmente Moisés hizo lo que el Señor le había ordenado. Llevar a su pueblo a través de cuarenta años por el desierto y vagar, confiando en Dios, como su fuerza, dirección e inspiración.

"Dios necesita hombres que dirijan", me dijo el Pastor Craig. La gente tiene hambre de "líderes que tengan valores éticos y morales." (Especialmente después de lo de Clinton) "No es suficiente contar con líderes que tengan un compás ético para saber la diferencia entre el bien y el mal," él Pastor continuó. "Estados Unidos necesita líderes que tengan valores morales y no solamente éticos para diferenciar entre el bien y el mal. No siempre es fácil o conveniente para los líderes caminar hacia adelante," el Pastor reconoció. "Recuerda, Moisés también tubo dudas."

En realidad no hubo ningún momento mágico de decisión. Después de hablar con mi familia durante las fiestas de Navidad, después de oír este sermón conmovedor, comencé a vivir al máximo cada momento. Durante mi servicio inaugural de la iglesia, yo me sentía gradualmente más cómodo con la perspectiva de una campaña presidencial. Mi familia me amaría y mi fe me sostendría, sin importar lo que sucediera. Durante mis más de cincuenta años que tengo de edad, nosotros los americanos hemos visto un decaimiento inaudito en nuestra cultura, un decaimiento que ha corroído las bases de nuestros valores colectivos y normas morales de conducta.

Nuestro sentido de responsabilidad personal ha experimentado un drástico declive, mientras que el papel y la responsabilidad del gobierno federal han aumentado. La turbia cultura en que vivimos ha opacado la diferencia entre el bien y el mal y ha creado una nueva norma de conducta: "Si te gusta y te hace sentir bien, hazlo." Y "Si tienes un problema, échele la culpa a alguien más." "Los individuos no están a favor de ser considerados responsables de sus acciones," la nueva cultura dice. "Nosotros somos todos víctimas de fuerzas más allá de nuestro control." Nosotros hemos pasado de una cultura de sacrificio y ahorro a una cultura obsesionada con agarrar todo lo que sea apetitoso al gusto. Nosotros hemos hecho la transición de aceptar responsabilidad a echar la culpa a alguien más.

Mientras más hace el gobierno, menos hacen los individuos. La nueva cultura nos dice: si las personas son pobres, el gobierno debe alimentarlos. Si alguien no tiene ninguna casa, el gobierno debe proporcionarle una. Si los delincuentes no están a favor de ser considerados responsables de sus actos, entonces la respuesta no son las prisiones, sino programas sociales... Para que exista cambio, debe haber un cambio en el corazón, en el alma, y en la conciencia para que nuestra cultura pueda sobrevivir.

El gobierno puede gastar dinero, pero no puede poner esperanza en nuestros corazones o un sentido de propósito en nuestras vidas... A cambio, lo que el gobierno debe hacer es dar la bienvenida el envolvimiento activo de las personas que están siguiendo un llamado religioso para amar a sus vecinos a través de programas después de la escuela, cuidado infantil, programas de tratamiento de drogas, y un sin número de otros programas y servicios…yo sé que si nuestros corazones cambian, nuestra sociedad entera también cambiará.

Durante los meses de la apertura de mi campaña presidencia
[vi]l, yo he viajado nuestro país y mi corazón ha sido tocado. Mis experiencias han fortificado mi fe en la grandeza de Estados Unidos. Estos viajes me han recordado que las sociedades se renuevan desde el fondo, no superficialmente. Por todas partes que voy, veo a las personas dando su amor y compartiendo su fe y veo como toman tiempo para ayudar a un vecino en necesidad... Estas personas y otros miles como ellos son el corazón, el alma y la grandeza de Estados Unidos. Y yo quiero hacer mi parte. Yo estoy corriendo para Presidente porque creo que América debe aprovechar este momento, América necesita quién la guíe.

Nosotros debemos dar un propósito mayor a nuestra prosperidad, un propósito de paz, libertad y esperanza. Nosotros somos una gran nación de personas buenas y amorosas. Y juntos, nosotros tenemos un gran trabajo qué hacer
[vii]."

Las opiniones de Bush, ¿son su opinión particular? ¿O es más bien algo que lo trasciende, que incluye aspectos sociales, nacionales? Trataremos de explorar más en ello en las páginas siguientes.


UNA VISIÓN DE LA RELIGIOSIDAD EN ESTADOS UNIDOS
Bush no es el primer presidente norteamericano en adoptar el lenguaje y simbolismo de la religión. Ya lo habían hecho Clinton, Reagan o Carter, de la misma manera que Jefferson, Franklin, Lincoln o Tocqueville. La religión y la práctica religiosa serán elementos esenciales en la simbología del poder en EUA.

Después de la independencia, mientras en la Europa del siglo XIX se extendía el laicismo, en los EUA crecía la religiosidad popular y se incrementaba el número de confesiones religiosas. Se trata, pues, de una población con un alto nivel de religiosidad. Aproximadamente un 60% de la población en EUA se declara protestante
[viii], un 25% católica, y el resto de otras confesiones, especialmente judíos y musulmanes. Pero en la sociedad esa diversidad se ha adaptado al modelo del pluralismo democrático de la sociedad norteamericana y ha formado algo que Robert N. Bellah en los sesenta llamó “religión civil” (Civil Religion in America). Esta “religión civil” tiene un alto grado de ductilidad o adaptación al sistema económico y a su lógica. Es una cultura que impregna a toda la sociedad norteamericana, en la cual los símbolos más pregones del Estado, himnos, banderas y solemnes liturgias políticas, se vinculan explícitamente o implícitamente a Dios: desde el “In God we trust” impreso en cada dólar hasta la moral calvinista de la eficacia, la convicción puritana de la necesidad de sacrificio para obtener la salvación, el ejercicio cotidiano de la máxima de Franklin que “el tiempo es oro” entendida en el sentido literal de interés bancario, la identificación, como en el Antiguo Testamento, entre éxito material y bendición de Dios, el sentido familiar y comunitario de la vida junto con el individualismo, el concepto de libertad individual como bien supremo y la predicación de la misericordia como virtud.

La religión civil se convierte, de este modo, en un factor político de primer orden porque dará a la sociedad aquella cohesión que el individualismo social y económico le niega. Cumple una función integradora y podrá teñir de sublimación religiosa el discurso político del individualismo. El poder político y económico puede quedar convertido, de esta forma, en la sublime encarnación de la voluntad de Dios. Por este motivo, aunque la Constitución de 1787 consagra la separación entre Estado e Iglesia o Iglesias, el gobierno de EUA utiliza un lenguaje cercano a la teología elaborado por expertos teólogos laicos. Es el discurso del “Pueblo Elegido”.


UNA VISIÓN DE LOS NORTEAMERICANOS DE SÍ MISMOS
En el año 1845, el periodista John O’Sullivan crea la expresión “destino manifiesto” (Manifest Destiny), para justificar la anexión de México y el imperialismo de EUA, palabras que se conectan con el sentimiento de Pueblo Elegido que tenían los fundadores del país y que hoy perdura con más fuerza que nunca. Esta doctrina legitima la expansión territorial y económica como voluntad de Dios. En contrapartida, EUA asume la pesada carga de ser el portavoz de los designios de Dios para todo el mundo. Impulso expansionista y sentimiento de Pueblo Elegido están íntimamente relacionados. En 1902, Woodrow Wilson lo justificaba afirmando: “En nuestro pueblo siempre ha estado presente una poderosa presión desplazándose continuamente en busca de nuevas fronteras y nuevos territorios, en la búsqueda de mayor poder, de total libertad en un mundo virgen. Es un destino divino que ha configurado nuestra política[ix]”.

4.1 Pueblo elegido
Los primeros pobladores de EUA procedentes de Inglaterra y Escocia hacen suya la metáfora de Israel Pueblo de Dios. Los pioneros, procedentes de Europa, la interiorizan de tal forma que es un implícito siempre presente en el imaginario colectivo de la población, haciendo un símil entre la conquista de la tierra prometida y la expansión hacia el oeste. La metáfora incluye, además, un pacto, como una nueva Alianza del Sinaí sellada con Dios: si somos fieles, Dios cumplirá su promesa y de pueblo pequeño nos hará pueblo grande, de esclavos nos hará libres, de nómadas nos dará en propiedad toda la tierra.

Muy parecido a la teología veterotestamentaria, en la cual la prosperidad material no sólo significa ser elegido, sino también justo, la facilidad con que los primeros pobladores han ocupado la tierra de los indios no sólo es un indicio que han obrado correctamente, sino que son un pueblo justo a los ojos de Dios. Al contrario, el fracaso no necesariamente habría indicado que los medios eran injustos, sino que podría ser consecuencia de faltas morales del pueblo, es decir, de la rotura de la Alianza. Sólo después de corregir las faltas podrán restablecer las relaciones con Dios. Esto funciona también en las relaciones internacionales. Este pueblo tiene confiada una gran misión. John Adams, el segundo presidente, consideraba que EUA tendría la misión de liberar a toda la humanidad. Benjamin Franklin creía que la providencia había designado a EUA un lugar de honor en la lucha por la dignidad humana. Samuel Cooper afirmaba que EUA tenía que cumplir la misión providencial de transformar la humanidad en sede de libertad. Albert Beveridge, senador de Indiana en 1900, decía: “Dios preparó al pueblo norteamericano para ser maestros y organizadores del mundo, para instituir el orden donde reina el caos. Dios ha designado al pueblo norteamericano como nación elegida para iniciar la regeneración del mundo”.

John Ashcroft, actual Fiscal General y Secretario de Justicia, el 8 de mayo de 1999, al recibir un diploma de la ultraderechista universidad Bob Jones, conocida por impulsar políticas de segregación racial, declaraba:

“Única entre las naciones, EUA ha reconocido la fuente de nuestro carácter como divina y eterna, no cívica o temporal. Y como hemos entendido que nuestra fuente es eterna, los EUA somos diferentes. No tenemos otro rey que Jesús”.

Con expresiones como ‘Pueblo Elegido’, ‘nación querida’, ‘representante de Dios en la tierra’ y ‘portavoz de su mensaje entre los hombres’, Estados Unidos se sitúa más cerca de Dios que cualquier otro país; no puede haber nadie entre Dios y EUA. No sólo puede jugar un papel único de intermediarios entre Dios y el resto de pueblos, sino que tiene obligación de hacerlo. Como dice Johan Galtung, tiene la obligación mesiánica de asumir aspectos divinos de omnipotencia, omnisciencia y de bondad y misericordia infinitas. Para hacerlo, necesitará dinero, poder e información. Querrá decir que es por voluntad divina que tiene obligación de ser la nación más poderosa económicamente y militarmente del mundo y es también por mandato de Dios que debe tener el servicio de inteligencia más eficaz del mundo. Se trata de un mesianismo vigoroso. EUA no está en igualdad de condiciones con los otros países: sólo EUA tiene derecho a poseer el arma final y a tener información ilimitada y por todos los medios.

4.2 Mesianismo
El papel sagrado que EUA ha de cumplir le obliga a saberlo todo y a ejercer el castigo donde haga falta para liberar a la gente de las garras del Mal. Si existe un único Dios y los EUA son su representante, es lógico que exista un único o principal enemigo de Dios contra el cual los EUA tienen que luchar. Si hay un Pueblo Elegido, una Nación Santa, Estados de Salvación, en definitiva, un eje del Bien, es lógico que exista un Pueblo Maldito, una Nación Malvada, Estados de Perdición, en definitiva, un eje del Mal. En términos teológicos, estamos hablando de salvación o perdición, de gracia o pecado. En términos económicos, de prosperidad o pobreza.

Para cumplir la voluntad de Dios y conseguir el triunfo final del Bien, EUA tiene que ser intransigente con el Mal. Hay que destruirlo como a un peligro contagioso. Será una lucha universal y hasta la victoria final. Si el país malvado reconoce el pecado, hay que extirpar para siempre, por común acuerdo o por la fuerza, toda raíz del mal. Si no lo reconoce, la negativa sería la demostración manifiesta que está poseído por el diablo y tiene que actuar con más decisión que nunca. Si EUA se ha visto obligado a entrar en conflicto, jamás lo ha hecho por venganza o para conseguir espurios intereses materiales como cualquier otra nación, sino como un doloroso acto de la manifestación de bondad y misericordia, en el nombre de Dios, ayudando a las fuerzas del Bien a combatir las fuerzas del Mal, para liberar a la gente de las garras del demonio.

Por esta máxima responsabilidad ‘quasi-divina’, EUA puede verse obligado a actuar a menudo en solitario. Este hecho puede provocar desconfianzas en las otras naciones, las cuales exigen acuerdos, diálogo o el funcionamiento de los organismos multilaterales de decisión, pero EUA sólo tiene que dar explicaciones a Dios.

¿Cuál es el mensaje divino que EUA tiene obligación de transmitir a todo el mundo en tanto que Pueblo Elegido? ¿Qué es el Bien y qué es el Mal? ¿Qué frontera pone entre el eje del Bien y el eje del Mal? ‘Bien’ será todo aquello que se acerque al modelo de vida norteamericano y ‘Mal’ todo aquello que se separe. Serán considerados eje del Bien aquellos países que reconozcan la bondad intrínseca de los principios económicos, políticos y culturales de los EUA y su papel de supremo interlocutor con Dios, y eje del Mal las naciones que no reconozcan este papel o no acepten estos principios. Brevemente, se consideran eje del Bien los que acepten tres elementos centrales: En economía, el mercado como única posibilidad. En política, la democracia formal de las elecciones. En cultura, el modelo de cultura americana, incluida la religión.

Será eje del Mal aquel pueblo o estado que rechace estos tres principios. Durante muchos años, en la Guerra Fría, el comunismo y la Unión Soviética han sido la encarnación del Mal.

Esta ideología siempre ha estado viva en la derecha de EUA y se ha retomado con fuerza por el Partido Republicano y en especial durante las presidencias de Reagan, de George Bush padre y con el actual George W. Bush. Hacen una referencia continua a la “superioridad moral de EUA” para justificar las invasiones políticas, económicas y militares por el mundo y especialmente al armamentismo durante la Guerra Fría. Pat Buchanan, ultraconservador y frustrado candidado presidencial por el Partido Republicano en 1992 y en 1996, asegura: “Nuestra cultura es superior porque nuestra religión es el cristianismo. Y el cristianismo es la verdad. Y la verdad hace libres a los hombres”. He aquí, por ejemplo, el discurso de Reagan en Orlando, Florida, el 8 de marzo de 1983, en la Asamblea Nacional de Evangélicos: “Son ellos, los comunistas, el verdadero foco del mal en el mundo. Los que consideran la carrera armamentística como un malentendido o los que no saben leer en los hechos de la historia la penetración del imperio del mal, se apartan de la lucha entre la verdad y el error, entre el Bien y el Mal. El pecado está presente en el mundo, y en la Escritura el mismo Señor Jesús nos ha encomendado que nos opongamos con todas nuestras fuerzas. Nuestra nación también tiene una herencia de Mal que tenemos que purificar. Porque la glo­ria de nuestra tierra ha sido la capacidad que hemos tenido para superar los males morales de nuestro pasado”.

Caído aquel enemigo, hacía falta conceptualizar otro ante el imaginario colectivo que fuese suficientemente potente para polarizar la opinión interior de EUA y la opinión exterior. Y la ocasión la ofreció el 11 de septiembre de 2001 y el ataque a las Torres Gemelas. A partir de aquel momento, el terrorismo internacional como fenómeno difuso, identificado con el mundo árabe, y aquellos que EUA, según su omnisciente criterio, considere que están directamente o indirectamente implicados, serán llamados eje del Mal. Y el gobierno de EUA considerará que, por mandato de Dios, tiene obligación de aplastarlos.


UNA VISIÓN DEL ASPECTO MORAL
Cuando se fundaron los Estados Unidos se habló de sociedad nueva, de hombre nuevo, de filantropía, de caridad, de libertad, de democracia, de la defensa de los derechos individuales, de las nuevas formas de representación política, de los valores del trabajo, eficacia, ahorro, disciplina, austeridad, rendimiento, etc., vinculando estos valores al sentido del deber social y muy especialmente al cumplimiento de las obligaciones derivadas del ejercicio de la profesión. La moral norteamericana depende profundamente de estos elementos.

5.1 La moral individual
Es la cultura heredada del puritanismo calvinista escocés y centroeuropeo. La sociedad protestante había introducido un individualismo radical en la economía y había facilitado la destrucción de las relaciones y redes sociales tradicionales. Por este motivo, la antropología de esta nueva sociedad tendrá como referente el individualismo, el individuo en solitario ante Dios, sin mediaciones para la salvación, y el individuo en solitario ante el deber de la eficacia en el trabajo como obligación sagrada para transformar el mundo. La nueva sociedad norteamericana se fundamentará sobre el individuo y el riesgo individual, no sobre el sentimiento comunitario.

Posteriormente, estos principios morales fueron desvirtuados hacia una moral utilitarista y hacia la supremacía de la política y moral interior por encima de la política y moral exterior o comunitaria, como explicó Weber en la clásica tesis sobre La ética protestante y el espíritu del capitalismo. Para los fundadores, para construir una sociedad nueva, se tenía que pensar sobre todo en la virtud de sus miembros más que en prever las estructuras que regularían la justicia. El verdadero cambio de la sociedad se producirá por el cambio de las personas una a una, porque la raíz de los problemas no es la economía sino la crisis moral y espiritual. Si las personas eran virtuosas harían, sin ninguna duda, una sociedad virtuosa.

A principios del siglo XX, un grupo de profesores de teología de Princeton, bajo la dirección de Lyman Stewart, publican una pequeña colección de doce libritos bajo el nombre genérico de Fundamentals. A testimony of the truth, con la propuesta de un cristianismo riguroso y dogmáticamente cerrado, frente al alud de modernidad que consideraban que caía sobre EUA. El término “fundamentalista” surge de allí. El movimiento se ve con simpatía sobre todo por los miembros del Partido Republicano. Proclamaban una interpretación literal de la Biblia frente los primeros intentos de interpretarla por el elemental método de los géneros literarios. Se llamaron creacionistas porque lucharon contra la teoría evolutiva, exigían formas de vida integristas, e impulsaron la prohibición del alcohol en la época de Al Capone, entre otros
[x].

Ante la ola de cambio de valores que recorrió Europa y todo el Occidente después de 1968 y durante los años setenta, el fundamentalismo norteamericano reaccionó radicalizándose. El nuevo modelo de libertad, la actitud crítica frente al poder, la normalidad con la que la sociedad toleraba la declaración pública de la no-fe, los intentos de separación más clara entre Iglesia y Estado, la nueva cultura en las relaciones personales y entre sexos, el tratamiento abierto de la homosexualidad, etc., provocaron reacciones de reafirmación en los movimientos fundamentalistas. No estaban dispuestos a aceptar estos cambios. EUA, además, vivía el fortísimo movimiento de protesta contra la guerra de Vietnam y la humillación de la derrota.

Sin embargo, los fundamentalistas de la década de los setenta habían sufrido también importantes mutaciones. La más importante es que vivían mejor y era difícil exigirles ahora la ascética y el rigor moral de los puritanos de antes. El sistema se transformó a causa de la producción y el consumo masivos y por la creación de nuevas necesidades y nuevos medios para satisfacerlas. La renuncia de vida ascética comprometía la peculiar teología moral de los conservadores. Quedaba el hedonismo.

5.2 Mayoría moral, Coalición Cristiana y telepredicadores
Aquello que quedaba de fundamentalismo y conservadurismo se agrupó en torno a figuras emblemáticas formando un movimiento llamado la Nueva Derecha Cristiana. Utilizaban nuevos procedimientos de convocatoria, un lenguaje agresivo y una clara voluntad de intervenir en política. Muy pronto se constituyeron en corriente organizada en el interior del Partido Republicano. Jerry Falwell, conocido predicador fundamentalista de Virginia, fundó una organización llamada Mayoría Moral. EUA está en declive, decía, porque había dado la espalda a los valores morales y religiosos que habían hecho fuerte a esta nación. Se trataba de retornar a los valores originales y hacía falta, por tanto, intervenir en política. Disponiendo de una enorme cantidad de dinero, se promulgaron campañas de agitación moral y política con mítines, documentación y, sobre todo, con nuevos programas de televisión de extraordinaria resonancia, en los que se presentaba a los que no compartían sus ideas como enemigos de la familia, de la religión, de EUA y de Dios. Fue el origen de los llamados telepredicadores. Consiguieron que el tema religioso fuese tema de programa electoral durante la campaña que llevó a Reagan, su candidato republicano, a la presidencia. Falwell fue sustituido por Pat Robertson, pentecostalista, el más conocido de los telepredicadores, quien deja de utilizar los canales comerciales de TV y funda su propia cadena (Christian Broadcasting Network, CBN, rebautizada después con el nombre de Canal de la Familia). En 1989 fundó Coalición Cristiana, la más conocida de las organizaciones ultraconservadoras y con una gran influencia dentro del Partido Republicano: el propio Pat Robertson se presentó en la nominación de presidente en 1988, Pat Buchanan lo fue para las elecciones del 1992 y muchos de la actual administración de Bush forman parte de ella. El actual presidente no oculta sus simpatía por esos grupos.

En EUA la ultraderecha recupera el mito fundacional de Nación Elegida y el mesianismo para renacer en política y en religión. En política, para justificar el unilateralismo en las relaciones internacionales y el militarismo como estrategia; y en religión, con el objetivo de recuperar la primacía pública de su cultura y eliminar los obstáculos que los años de separación constitucional Iglesia-Estado han introducido.

LA VISIÓN DE DIOS DE BUSH
Bush tiene la capacidad de personificar la metáfora fundacional que sintoniza con las mayorías. Lo que Bush dice no sólo es compatible con el sistema sino que precisamente es la expresión de las fuerzas que han construido el sistema. Por este motivo es un error creer que desaparecerá cuando él desaparezca de la escena política.

6.1 El modelo de darwinismo social
El individualismo extremo como propuesta económica y social convierte al pobre en responsable de su pobreza. No tiene presente ni las causas estructurales ni los condicionantes personales, y por tanto despolitiza la economía y quita toda responsabilidad personal con relación a los efectos sociales perniciosos. El sistema funciona sólo bajo la única norma del máximo beneficio y no es cuestionable. Más aún, aproximándose a la mentalidad veterotestamentaria, probablemente el pobre debe ser también pecador porque no ha recibido las bendiciones de Dios. El modelo es el darwinismo social, la segregación. Nueva Orleáns ha desnudado al país en este sentido. Aumenta la pobreza, desaparecen los programas sociales, aumentan los gastos en armamento y la violencia social, y no hay una visión de conservación del medio ambiente.

6.2 Teología del pecado o teología del sufrimiento
La teología de Bush, que abandona a las criaturas a su desgracia, que ve impasible como por las leyes inmutables de la economía dos terceras partes del mundo viven con menos de dos dólares al día, que no sabe compadecerse, es una teología vinculada al poder. No parece ver al Dios compasivo y benigno de la Biblia ni el Dios-Padre de bondad y misericordia del que habla Jesús, el Dios que da salud a los enfermos y devuelve la vida a los muertos, y en primer lugar al mismo Jesús.

También Agustín da al pecado la máxima responsabilidad en la existencia del mal y el sufrimiento en el mun­do. En gran parte es también el gran problema del fundamentalismo. Habiendo determinado que la causa del cambio social es exclusivamente la buena o mala voluntad humana, el fundamentalista convierte los hechos sociales en asuntos morales: las cosas malas pasan porque hay personas malas que las han provocado, no se cree que las cosas malas pueden pasar porque el sistema es perverso.

Parece como si la única forma de entender la acción política de Bush sea aceptar el dogma luterano y calvinista del pecado original y que la naturaleza humana es intrínsecamente corrupta, que la esfera política, en última instancia, está condicionada por la enemistad entre unos y otros.

6.3 Teología del poder y del conflicto permanente
El Dios de Bush es un Dios que se expresa a través del poder y de la extensión continuada del poder. Se trata de un modelo cercano al totalitarismo. Comparte con Ariel Sharon, al que califica “de hombre de paz”, la idea del “Gran Israel” o la idea de Pat Roberson que, a pesar de invocar un cierto retorno a la teocracia, proclamaba: “Todos los medios de comunicación, de noticias, la televisión, las emisoras de radio, el cine, las artes, el gobierno, las empresas, las finanzas, serán nuestras. Dios los dará a su Pueblo Elegido. Tenemos que prepararnos para reinar en el mundo y gobernarlo juntamente con Jesucristo”.

Es un Dios que se expresa también a través de castigo, que aparece en la escena mundial en la forma de ejército americano y en la escena nacional en la forma de pena de muerte. La actual administración republicana y Bush juegan el rol de sheriff, el que dicta justicia en la lucha entre el Bien y el Mal, considerándose el instrumento del castigo justo.

Es un Dios que hace del dominio del mundo la razón de su presencia y, en consecuencia, del conflicto permanente una estrategia necesaria. El telepredicador Buster Dobbs (editor de la revista Firm Foundation, junio 1994) decía: “La incapacidad o falta de voluntad para odiar hace inservible a una persona. Si no odiamos las cosas detestables, la calidad de nuestro carácter es sospechosa. La Biblia manda que odiemos”.

Tras las llamadas de Bush a la paz no es posible esconder la relación entre guerra, política, religión y naturaleza humana. Es el fundamentalismo. Si a la visión política y estratégica se añade la concepción de Pueblo Elegido, fácilmente se llegará a la justificación teológica de la guerra preventiva o a la posibilidad de plantearse, por ejemplo, atacar al mundo árabe como un acto de homenaje a Dios.


6.4 La escatología y el “eje del mal”
El fundamentalismo religioso siem­pre ha estado vinculado al Milenarismo y a la mentalidad apocalíptica del fin del mundo. Se alimenta de la literatura apocalíptica de la Biblia. Isaías, Ezequiel y Daniel se interpretan en el sentido literal.

Se trata de una interpretación global de la historia en la que los enemigos del Pueblo de Dios, los que han puesto dificultades en la construcción del Israel de las Promesas, son también los enemigos de Dios. La historia comporta el enfrentamiento continuado entre Yahvé y las fuerzas del Mal. El Mal será vencido y la serpiente, encarnación de Satanás, será destruida. La personificación del Mal en la figura del Anticristo (Mt 24, Mc 13 o Lc 21) enlaza con el cuadro dualista de todo el Antiguo Testamento y con el dualismo maniqueo del fundamentalismo. Ven nuestros días marcados por el enfrentamiento entre el Bien y el Mal, por guerras devastadoras y por la actuación del Anticristo. Estamos cerca de la segunda llegada de Cristo, que instaurará la era perfecta, preparando la llegada definitiva cuando los fieles serán conducidos a la gloria para recibir el cuerpo resucitado.

El fragmento del Apocalipsis 16,16-21 habla de Armagedón como el lugar de la gran batalla en el que quedará manifiesto para siempre el triunfo del Bien y la destrucción del Mal. Toda la historia actual del mundo no es sino la preparación del combate final. Para el fundamentalista este momento no hay que temerlo. Por este motivo Armagedón se ha convertido en cita obligada para el fundamentalismo. Será el lugar de la destrucción, incluso del posible holocausto nuclear, y del juicio en el cual los justos y los injustos son separados. Será el punto final de la historia de las relaciones de Dios con los hombres.

6.5 El maniqueísmo
Esta antigua herejía divide toda la realidad en dos: el Bien Absoluto y el Mal Absoluto
[xi]. A juzgar por el discurso de Bush, los Estados Unidos de América es una nación engendrada por concepción inmaculada, que ha alcanzado la santidad total de la teología wesleyana. Pero a los enemigos del país, Bush les aplica con toda su fuerza la doctrina calvinista de la depravación total del ser humano. No hay nada que pueda explicar la conducta malévola de esas personas, y mucho menos justificarla.

La iglesia cristiana rechazó el maniqueísmo como herético hace muchos siglos. En el caso de George Bush, sus declaraciones públicas implican claras herejías en cuanto a la doctrina bíblica del ser humano (antropología teológica) y en cuanto al pecado (hamartiología), e implícitamente en cuanto a la santificación. Además, en la espiritualidad patriotera de Bush, no cabe el menor espacio para el arrepentimiento ni siquiera para el autoexamen crítico, y mucho menos para una conversión a Dios.

En el acto memorial en la Catedral Nacional de Washington (14-09-2001), Bush proclamó en términos amenazantes: "Esta nación es pacífica, pero feroz cuando se la provoca a la ira". Éstas eran como dos virtudes del país. Un mes después, en una conferencia de prensa (15-10-01), dijo ingenuamente: “Me confunde ver que hay tanto malentendido de lo que es nuestro país, y que la gente nos pueda odiar... Simplemente no puedo creerlo, porque yo sé cuán buenos somos. Tenemos que hacer un mejor trabajo al representar a nuestro país ante el mundo. Tenemos que explicar mejor a la gente del Medio Oriente, por ejemplo,... que es sólo contra el mal contra lo que estamos luchando, no contra ellos”.

No deja de sorprender que exista en este mundo un país totalmente altruista, que vive siempre luchando contra el mal El presidente Bush ha repetido estos autoelogios nacionalistas como un mantra mágico: "Nosotros somos el país más pacífico de la tierra ", dijo en otra ocasión (09-11-02). En su informe al Congreso, en 2003 ("State of the Union", 29-01-03), el lenguaje humano casi no alcanzaba para expresar su culto a la Patria. “Los americanos son un pueblo resuelto, que ha superado cada prueba a la que lo han enfrentado los siglos. Estados Unidos de América es una nación fuerte, y honorable en el uso de su poder. Ejercemos el poder sin conquista y hacemos sacrificios por la libertad de extranjeros desconocidos” dijo alguna vez..

Según estas euforias patrioteras, la superioridad moral de los estadounidenses queda confirmada por su victoria sobre Irak, y no vale ninguna evidencia que demuestre lo contrario. Cuando los periodistas que estaban en Bagdad interrogaban al general Garner sobre las protestas masivas contra el ejército de ocupación, el General contestó que esas protestas demostraban más bien que la democracia había llegado a Irak. Después exclamó: "Debemos mirarnos en el espejo y sentirnos bien orgullosos, sacar el pecho y decir: ¡Maldito sea, somos americanos!" El mismo día, después de su dramático "aterrizaje" en el portaaviones Abraham Lincoln, Bush exudaba patriotismo: "Cuando contemplo a los miembros de las fuerzas militares de Estados Unidos, veo lo mejor de nuestro país... Nosotros estamos comprometidos con la libertad".

Dado ese estado de sublime inocencia de su propio país, como Adán y Eva en el paraíso, el presidente Bush ha encontrado una sola explicación del odio contra EEUU: "Los terroristas odian nuestra libertad". Son tan malos, que aborrecen el bien porque es bueno. En la Catedral Nacional (14-09-01), Bush asumió la posición en la que seguiría insistiendo: "Esta es una lucha colosal entre el bien y el mal, y que nadie se equivoque: el bien [léase: Estados Unidos] vencerá". Nunca se ha apartado de ese análisis simplista y maniqueo. En febrero de 2003 reiteró ante la Asociación de Emisoras Religiosas que "los terroristas odian el hecho... de que somos libres para adorar a Dios como nos parezca".

Bush ha definido a sus enemigos como "el eje del mal". La expresión original en inglés, "axis of evil", tiene connotaciones muy diferentes de las que tiene en castellano. El término "axis" en inglés tiene un significado mucho más limitado que "eje", y sirve mayormente para recordar a Hitler y a los nazis. La palabra "evil" es mucho más fuerte que "mal", pues significa algo muy siniestro, incluso diabólico. Es un término muy cargado teológica y moralmente.

Esta postura tiene dos corolarios. Primero: en esta lucha entre el Bien Absoluto y el Mal Absoluto, "quién no está con nosotros, está contra nosotros" y, por ende, es terrorista. Segundo, como pontificó Donald Rumsfeld (05-12-01): "Toda la responsabilidad por todas y cada una de las muertes, sean de afganos inocentes o de estadounidenses inocentes, es exclusivamente de los talibanes y de los de Al Qaeda"..., aunque sean bombas norteamericanas las que los maten.


6.6 Manipulación de la oración y de términos evangélicos
En su discurso al Congreso (20-09-01), Bush declaró que "La libertad y el temor, la justicia y la crueldad, siempre han estado en guerra, y sabemos que Dios no permanece neutral en ese conflicto". Dudarlo, enunció Bush, sería caer en el relativismo moral. Aparentemente, Dios también está sujeto al corolario del maniqueísmo de Bush: si Dios está contra el terrorismo, tiene que estar al lado de la cruzada antiterrorista.

El año siguiente, en su discurso anual al Congreso (29-01-02), Bush reafirmó que "la historia ha llamado a Estados Unidos y sus aliados a la acción". Frente al Eje del Mal, dijo, "la gran esperanza de nuestros tiempos, y la gran esperanza de todos los tiempos, depende de nosotros". Y ante la Asociación de Emisoras Religiosas, declaró: "". "La libertad –insistió–, no es un don de EEUU al mundo; es don de Dios a toda la humanidad". Por eso, la nación que encarna la libertad debe llevar ese don divino "a cada ser humano en todo el mundo".

Bush identifica a Dios con su propio proyecto. En un discurso pronunciado un año después de los ataques (11-09-02), Bush citó un texto cristológico aplicándolo a su propio proyecto de guerra: "Y la luz [EEUU] resplandeció en las tinieblas [enemigos de EUA], y las tinieblas no prevalecerán contra ella" [EEUU vencerá a sus enemigos]. Cuando se presentó en uniforme militar sobre el portaaviones Abraham Lincoln (01-05-03), dijo a los militares lo siguiente: "Dondequiera que vayan ustedes, llevan un mensaje de esperanza, un mensaje que es antiguo y siempre nuevo. En las palabras del profeta Isaías: A los cautivos, ¡salgan!; a los que están en tinieblas, ¡sean libres!" Es teológicamente inadmisible que cualquier político se arrogue tales frases proféticas y mesiánicas para su propio programa.

Después del discurso del año 2003 a la nación, Christianity Today, revista evangélica y fielmente pro partido republicano, informó, en su edición electrónica de 25 de abril, acerca de la preocupación de algunos pastores porque Bush había hecho un cambio problemático en un himno evangélico. Bush se permitió parafrasear el muy querido himno "Hay poder, poder, sin igual poder, en Jesús, quien murió", de la siguiente manera: "Hay poder, sin igual poder, en la bondad, idealismo y fe del pueblo norteamericano". Se trata de un himno doblemente sagrado, porque es adoración a Jesucristo Salvador y porque se acostumbra cantar en la Santa Cena, al repartir la copa eucarística de la comunión. Es más, el original que citó Bush habla de poder milagroso sobrenatural ("wonder-working power").

Bus parece que, por sentirse llamado por Dios, no toma en cuenta las matizaciones que necesitan sus esquemas simplistas ni presta atención a razones bíblicas, teológicas y éticas en contra de sus decisiones. La revista Newsweek observó que la fe de Bush en la voluntad de Dios le da una especie de impermeabilidad, "una mezcla de terquedad y arrogancia" (10-03-03; p. 15). No hacen mella en su armadura ideológica los argumentos de líderes religiosos y denominaciones cristianas opuestos a sus guerras
[xii].

La verdadera oración no pretende decirle a Dios que haga lo que nosotros queremos que haga, sino pide a Dios que nos diga lo que Dios quiere que nosotros hagamos. No oramos para enrolar a Dios en nuestras filas, sino para examinarnos ante Dios, cambiar y hacer su voluntad. Por eso, la confesión de pecado y el arrepentimiento son momentos cruciales de la oración y del culto.

Ahora bien, la oración ha jugado un papel sin precedentes en la presidencia de George W. Bush y en la propaganda de los evangélicos conservadores que lo apoyan. Son frecuentes las fotos de Bush en oración. Se le dio publicidad al hecho de que inmediatamente antes de su discurso de ultimátum a Sadam Hussein, Bush pidió a sus asesores que lo dejaran "a solas unos diez minutos". En el simbolismo evangélico, eso significaba que un hombre de oración iba a encontrarse con Dios, algo así como Moisés en el Monte Sinaí. En su entrevista con Tom Brokaw (New York Times, 26- 04-03), Bush dijo: "Yo tengo una tarea que realizar, y con las rodillas dobladas pido al buen Señor que me ayude a cumplirla con sabiduría". A un periodista inglés que le preguntó cómo manejaba el estrés, le contestó: "Creo en la oración y creo en el ejercicio físico" (New York Times, 07-04-02).


CONCLUSIONES
Para Stam, el testimonio cristiano del presidente corresponde a“una “cosmovisión coherente (o ideología), que correspondía a la mentalidad de los "evangélicos conservadores" de Estados Unidos”, y no se distingue demasiado de un testimonio promedio de un evangélico. Sin embargo, el mismo autor afirma que “Es notable la concordancia del discurso de Bush con el de los falsos profetas del Antiguo Testamento. Mientras los verdaderos profetas denunciaban el pecado y la injusticia de su propio pueblo, los falsos profetas repetían "Paz, paz" (Bush: "somos un pueblo muy bueno") y tranquilizaban a la nación con engaños. Además, los falsos profetas llamaban a lo malo bueno, y a lo bueno malo (por ejemplo, la agresión contra Irak y su destrucción son, en la retórica de Bush, "liberación" y "llevar nuestra compasión al mundo entero"; las muertes civiles se llaman "daños colaterales"). Y mientras los profetas verdaderos proclamaban la soberanía de Yahvé, Dios de Justicia y Amor que juzga a las naciones y a las personas, los falsos profetas servían a Baal, un dios manipulable a la disposición de los poderosos”.

Botey Vallès reflexiona sobre la visión norteamericana del Pueblo Elegido: “La metáfora de Pueblo Elegido está tan arraigada que al ciudadano norteamericano le queda muy poco espacio de elección. Incluso aquellos que no creen o se quieren distanciar no pueden hacer de su rechazo una bandera si no quieren caer en el ostracismo cultural, como sucede a algunos intelectuales conocidos entre nosotros (Chomsky, Petras, Susan Sontag, Naomi Klein). Es una de las columnas vertebrales de la identidad norteamericana. [por tanto]... el fundamento de su política agresiva es teológico”. ¿Qué aprender de esto? ¿Qué pueden analizar los evangélicos que quieren ser presidentes del Perú? ¿Aparecerá con ellos una teología perjudicial, una visión teológica-política que justifique acciones perversas, estrategias en beneficio de unos pocos?

Bush utiliza la teología para su uso personal. Pero no es algo que él invente, que cree, que diseñe, sino que ya está intrínseco en el modus vivendi norteamericano. Por eso, el estilo y su lenguaje no se irá con él, sino que es parte de una sociedad y un movimiento que perdurará en el tiempo. Quien sabe hasta cuando.

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[i] www.fespinal.com/espinal/castellano/ y http://servicioskoinonia.org/logos/articulo.php?num=104. Mi intención es hacer sólo una descripción. El análisis lo hacen en realidad los dos autores citados.
[ii] http://www.usembassy-mexico.gov/guadalajara/Gsbiobush.htm
[iii] Esa cita dentro de la otra cita proviene de http://www.nodo50.org/caum/globalismo/biobush.htm
[iv] http://elmundolibro.elmundo.es/elmundolibro/2004/11/03/no_ficcion/1099491816.html
[v] http://www.nodo50.org/caum/globalismo/biobush.htm
[vi] Cuando George W. Bush, entonces gobernador de Texas, decidió buscar la presidencia de Estados Unidos, describió su decisión en términos que entenderíamos como un mandato divino: "He escuchado el llamado", una frase que evocaba las comisiones proféticas de las Escrituras hebreas. En seguida convocó a su mansión de gobernador a los principales pastores de la zona, para realizar un ritual de "imposición de manos", práctica que corresponde sobre todo a la ordenación ministerial. A los pastores les dijo que él había sido llamado (entiéndase, por Dios) a ser candidato. Ese lenguaje de vocación divina ha sido frecuente en sus declaraciones, a un ritmo muy acelerado después de la tragedia del 11 de setiembre de 2001
[vii] http://www.thesecretofthestars.com/Bush.htm
[viii] Se calcula en 1500 el número de confesiones protestantes.
[ix] Un año después, en su informe al Congreso (29-01-03), ya en vísperas del ataque a Irak, Bush aseguró a la nación: "podemos avanzar con confianza porque este llamado histórico ha llegado al pueblo correcto":
De nuevo, esta nación y nuestros amigos somos lo único que se interpone entre un mundo en paz y un mundo de caos y alarma constante. De nuevo, somos llamados a defender la seguridad de nuestro pueblo y las esperanzas de toda la humanidad. Y aceptamos esta responsabilidad...” Martin Marty cita otras palabras de Bush que tienen el mismo sentido: "Nuestra nación ha sido escogida por Dios y comisionada por la historia, para ser un modelo de justicia ante el mundo" (Newsweek, 10-03-03; p. 17). Según el vicepresidente Dick Cheney, el país "tiene el deber de actuar con fuerza para construir un mundo a la imagen de Estados Unidos". O en palabras del portavoz presidencial, Ari Fleischer, la libertad (a la americana) "no es una doctrina Bush, ni una doctrina americana, sino una doctrina dada por Dios".
[x] Así, organizaciones como Liga de América, Cruzada cristiana, Cruzada anticomunista cristiana o los Protestantes Blancos Angloparlantes (White Anglo Saxon Protestant, WASP, grupo nacido ya a mitad del siglo XIX, en 1865, y antecedente del Ku Klux Klan), pretendían representar los valores que tenían que ser considerados respetables para todo norteamericano, dispuestos a defenderlos incluso con amenazas y las armas.
[xi] Pocos días después de los ataques, en el culto memorial celebrado en la Catedral Nacional de Washington (14-09-01), Bush habló de "una lucha colosal entre el bien y el mal", en la cual –dijo– "nuestra responsabilidad ante la historia es clara: responder a estos ataques y quitar el mal del mundo" ("rid the world of evil"). Con el propósito de lograrlo, anunció una cruzada contra el terrorismo. Aparte de lo pretencioso de tal proyecto y de los sobretonos de "destino manifiesto", al presidente no se le ocurrió que había "evil" también en su propio patio, y que la cruzada para liberar al mundo del mal debía comenzar en casa, con autoexamen, con arrepentimiento, y con una intención sincera de "quitar del mundo" algunas de las causas del terrorismo y de los conflictos. Para Bush, "eliminar el mal" significaba "eliminar a los malos". ¿Es eso una mentalidad cristiana?
[xii] En marzo de 2003, el obispo Joseph Sprague de Chicago protestó por el hecho de que desde octubre el concilio de obispos metodistas habían solicitado, sin éxito, una entrevista con su correligionario Bush. "El presidente no ha escuchado la voz de su propia iglesia" (La Jornada, 27-03-03). Mientras incluso Tony Blair recibió a una comisión organizada por Jim Wallis de la revista Sojourners, Bush se negó a escucharlos. Bush parece no creer que Dios pueda hablarle también por medio de personas que discrepen de él.

domingo, 11 de septiembre de 2005

A veces, la iglesia juega con el miedo




Aunque la historieta refleja una imagen propia de la iglesia católica, el efecto es el mismo en la iglesia evangélica: en vez de predicar la libertad en Cristo, usamos una política del miedo, del Dios juez, que nos observa y está listo para castigar nuestros pecados y dirigir nuestra vida de una forma estricta, reduccionista y espartana. Puede llegar a ser peor aún, ya que la Iglesia Católica centra la autoridad en ella misma, en "la iglesia" como institución firme e histórica, pero dentro de algunas congregaciones evangélicas los modelos caudillistas latinoamericanos hacen que la atribución del juzgar y dirigir la vida se la apropien pastores que llegan a dirigir a su congregación con un autoritarismo propio de una dictadura, resultando una praxis cristiana de sumisión absoluta, controlismo y temor, sin que los creyentes puedan hacer gran cosa ya que si critican o se rebelan pueden ser tachados de poco espirituales o de desobedientes a Dios, por oponerse a quien Él "colocó". ¿Qué dirá Dios al respecto?
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Historieta: Caloi, extraída de www.caloi.com.ar