
Como cualquier ser vivo, el ser humano depende de su entorno para su supervivencia y requiere lo mismo que otros mamíferos y animales. En estricto, las similitudes con el resto de la vida son abrumadoras. “…en 1953 Crick y Watson descifraron la estructura de una molécula de ácido desoxirribonucleico (ADN) que contiene el manual de instrucciones de la creación humana. La molécula de ADN consiste en múltiples copias de una única unidad básica, el nucleótido, que se presenta bajo cuatro formas: adenina, timina, guanina y citosina. Este alfabeto de cuatro letras se desdobla en otro alfabeto de veinte letras que son las proteínas, formando el código genético que se presenta en una estructura de doble hélice o de dos cadenas moleculares. El código genético es igual en todos los seres vivos. Watson y Crick concluyeron: «La vida no es más que una vasta gama de reacciones químicas coordinadas; el "secreto" de esta coordinación es un complejo y arrebatador conjunto de instrucciones inscritas químicamente en nuestro ADN” (2). La corporalidad de la raza humana es axiomática y más aún por su origen, el polvo de la tierra (Gn. 2:7), hecho que resalta su pertenencia al mundo material. Sobresale que el propio cuerpo físico sea el único vehículo por el que podemos expresar virtudes espirituales y no algún ente intermedio que nos ayude a acercarnos a Dios (3). Dios hizo la naturaleza junto con el hombre material dependiente y en relación especial con ella por su condición de ser orgánico, poniéndolo a cargo de todo, según el relato, en un gran jardín con todo lo que necesitaba ―estaba él mismo, Eva, Dios, los alimentos y otros satisfactores materiales (Gen. 1:16) ―. Entonces, un vínculo fraterno se formó con otros seres humanos ―a través de la mujer (Gn. 2:23)―, con Dios ―referido en su dialogo con Él (Gn. 3:10-19)―, consigo mismo ―por su conciencia de soledad al ver a los animales (Gn. 2:20)―, y con la propia naturaleza ―al tomar de ella lo que necesitaba (Gn. 1:29,30)― (4).
La peculiar situación de imagen y semejanza de Dios que el hombre posee lo hace distinto, porque el creador diseñó el sistema de tal forma que germine una tercera creación: la indirecta material, que es la que concibe el hombre por su propia actividad en la Tierra pero que estaba dentro del plan divino desde el inicio, denominada también creación derivada o de segundo orden. Todas las relaciones económicas, psicológicas, filosóficas, sociológicas o antropológicas entran en esa categoría (5), lo mismo que toda su inventiva y su desarrollo tecnológico.
La peculiar situación de imagen y semejanza de Dios que el hombre posee lo hace distinto, porque el creador diseñó el sistema de tal forma que germine una tercera creación: la indirecta material, que es la que concibe el hombre por su propia actividad en la Tierra pero que estaba dentro del plan divino desde el inicio, denominada también creación derivada o de segundo orden. Todas las relaciones económicas, psicológicas, filosóficas, sociológicas o antropológicas entran en esa categoría (5), lo mismo que toda su inventiva y su desarrollo tecnológico.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario