sábado, 21 de julio de 2007

Mi experiencia con la religión

Todos hemos tenido experiencias con la religión. Aquí va la mía super resumida en una especie de testimonio que pude dar en el conversatorio con Marcos Baker a propósito del libro "¡Basta de religión!", en San Juan de Lurigancho, el distrito más poblado de Lima-Perú.

Este testimonio es parcial y conciso. Gente que me conoce se dará cuenta que hay muchos detalles que faltan, sobre todo cuando soy el malo de la historia. Espero un día poder contar todo: es esa mi tarea pendiente.

Saludos a todos. Gracias a Jorge Chávez por el video.

14 comentarios:

Anónimo dijo...

Salud Abel:

Gracias por compartirnos algo más sobre tu caminar. Pienso que tu experiencia se tornará "liberadora" en la vida de algunos que esten atravezando experiencias esclavizantes de parte de la religión.

Shalom,

Gustavo.

Alex Rodriguez dijo...

Abel,

Que bueno es escuchar sobre tus vivencias, aunque de modo breve. Desconozco el autor al que haces referencia, y por tanto, siento que pierdo un poco la relevancia de tu testimonio en el contexto del evento. De todos modos, bueno verte y escucharte como todo lo demás.

Hablemos pronto, mi hermano,

A&R

Abel dijo...

Gustavo:

Mas bien, gracias a ti y a tu comunidad por organizar el evento. Creo que fue muy instructivo para todos los presentes.

Saludos para ti.

Abel.

Abel dijo...

Alex:

Una alegría que visites el blog. Sí pues, es verdad que se pierde un poco el contexto de lo que digo ya que estamos en un conversatorio sobre la religión (y el autor del libro habló antes que yo) pero igual, creo que puede entenderse algo de lo que pretendía decir...

Por supuesto, conversemos pronto. Siempre es excelente hablar contigo.

Estamos en contacto.


Abel.

Anónimo dijo...

Abel, una vez más, muy sincero tu testimonio.
Mientras tú sales yo entro.
Tu fé, la que construistes durante tanto tiempo te da el valor de hacerlo, yo quiero construir y recuperar mi fé para tener valor. Espero que continues rebelde y yo revolvente, como antes,como en la Facu.Saludos.

Karloz.

Abel dijo...

Karloz:

Comenzaré siendo faltoso y distraído, como en la UNI: tantos Carlos habían -como en el código 97, por ejemplo- que ¡no estoy seguro de cuál de todos eres!!! Hubieras puesto un distintivo adicional que te identifique ;)

No renuncio a mi fe, porque sin ella no podría vivir, todo perdería sentido; no renuncio a Dios, porque es tan importante como antes; no renuncio al cristianismo, porque sigo siendo cristiano, como antes. He renunciado a otras cosas algo distintas, menos esenciales.

Lo fundamental sigue allí.

Muchos saludos,

Anyul dijo...

Abel!!! que bueno oír tu testimonio.

Te sorprenderás de lo similar (yo diría exacto) que son nuestros testimonios, yo comencé sirviendo en la iglesia en el año 2000, y siete años despues me cansé y me sentí un cosificado, pero ahora, por la gracia de Dios, tomé conciencia de mi situación oprimida y estoy dando los pasos hacia una liberación completa de los yugos humanos de la Religión.

En lo que si podría diferenciarme de ti, es que yo luché con este sentimiento de salir por alrededor de dos años y algo, no se cuanto tiempo te tomó a ti tomar la desición de salir.

Seguimos en contacto hermanazo.

Te mando un abrazo a ti y a tu esposa.

Abel dijo...

Anyul:

Yo también pensé un buen tiempo para finalmente decidir salir, tal vez como 2 o 3 años al igual que tú. No es un tema sencillo, sobre todo cuando allí están los amigos y los recuerdos, pero bueno, las cosas a veces se dan así.

Hasta hoy me sigo sorprendiendo por las experiencias parecidas de mucha gente, y cómo, a pesar de la distancia, el pensamiento común converge hacia nuevos modelos, nuevas actitudes, nuevas maneras de hacer iglesia.

Cuidate, estamos en contacto.

Abel.

Anónimo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Anónimo dijo...

Wow Abel, que bueno escucharte hablando sobre tus experiancias!!.

Me identifico contigo en muchas cosas, sobre todo cuando hablaste sobre la identidad que uno puede crear dentro de cierto marco eclesial y depender de ello solamente.

A seguir buscando Su voluntad!!

Saludos.

Anónimo dijo...

Quizás sea meterme donde no me llaman, llegué aquí a través de Paul Fleming; pero, desde una visión católica, a veces siento la curiosidad de cual es la óptica con que nos observan nuestros hermanos. Claro que yo también lo filtro, pues soy consciente de que las opiniones de uno que huye no suelen ser las más objetivas, ya sean de una opción religiosa, política, empresarial, etc. Yo confieso que quizás sea un poco inmaduro al ver a la iglesia como madre: Santa Madre Iglesia Católica, le llamamos, y como tal siempre nos muestra a Dios como Padre, no como padre y patrón, de manera que siempre nos está llamando a la conversión, no sólo en adviento o cuaresma, proporcionándonos los medios para ello; pero, como madre, dejándonos frente a la responsabilidad de nuestra conciencia en nuestros actos.

Eres un comunicador agradable y te felicito por lo simpática que ha sido tu exposición, tan distinta de lo que nos tienen acostumbrados las películas norteamericanas con los telepreciadores.

Abel dijo...

Betulo:

Gracias por tu visita y tus palabras. Me resulta interesante la visión de la iglesia como madre: a nosotros los protestantes nos es una metáfora extraña, complicada de entender porque no estamos habituados a ella. En mi caso particular, siempre trato de ver a Dios como Padre y como Madre, tratando de capturar ese lado "femenino" de Dios tan olvidado en la Historia. Me es complicado, pero hago el intento.

Y a mi tampoco me gustan esos telepredicadores. Su visión de las cosas es tan parcializada, tan cerrada... en fin.

Saludos para ti.

Abel.

Anónimo dijo...

¡Qué pequeño sería Dios si cupiera en nuestra pobre cabeza! ¿no?. Ese es nuestro destino en la tierra hacer el intento continuo de ir descubriéndolo.

Abel dijo...

¡¡Menos mal que no cabe en nuestras cabezas!! Sería como un Dios de la mitología griega, completamente humano.

Ese destino de redescubrilo constantemente es, en cierta manera, una de las claves de la vida, algo a lo que no debemos renunciar y que debemos hacer cada uno, según su experiencia con Dios. Descubrilo, conocerlo, volverlo a descubrir. ¡Y así sucesivamente!!!

Saludos,