jueves, 11 de agosto de 2005

LA FAMILIA IMPORTA MÁS QUE LA ECONOMÍA

Paul Krugman.

Los norteamericanos tienden a creer que hacen las cosas mejor que cualquier otro. Esa creencia les hace difícil aprender de los demás. He descubierto, por ejemplo, que mucha gente se niega a pensar que Europa tiene algo que enseñarnos en materia de política sanitaria. Después de todo, dicen, ¿cómo pueden los europeos ser buenos en atención de la salud cuando sus economías son tan desastrosas? No hay motivos para que un país no pueda tener un excelente sistema de salud y una economía atribulada (o viceversa). ¿Pero a las economías europeas les está yendo tan mal? La respuesta es negativa. Una comparación entre las economías de los Estados Unidos y Europa -Francia, en particular- muestra que la gran diferencia está en las prioridades, no en la performance. Estamos hablando de dos sociedades altamente productivas que adoptaron un compromiso distinto entre el tiempo para el trabajo y para la familia. Teniendo en cuenta todas las críticas que se hacen contra los franceses, se sorprenderán si califico a su sociedad como "productiva". Sin embargo, según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Europeo, la productividad en Francia -PBI por hora trabajada- es un poco más alta que en los Estados Unidos. Es cierto que el PBI de Francia por persona está muy abajo del de los Estados Unidos. Pero ello se debe a que los empleados franceses pasan más tiempo con sus familias.

Está bien, estoy simplificando un poco las cosas. Existen varios motivos por los que los franceses aportan menos horas de trabajo per cápita que nosotros los norteamericanos. Uno de ellos es que a algunos franceses les gustaría trabajar pero no pueden hacerlo. La tasa de desempleo francesa, que tiende a estar cuatro puntos por encima de la de los EE.UU. es un verdadero problema. Otro es que muchos ciudadanos franceses se jubilan antes. Pero el principal motivo es que los trabajadores franceses de tiempo completo trabajan menos horas por semana y se toman más días de vacaciones que sus pares norteamericanos.El punto es que teniendo en cuenta que los franceses tienen menos ingresos que los norteamericanos, todo se reduce a qué es lo que uno elige. Y para ver las consecuencias de esa elección, preguntemos cómo se compara la situación de una típica familia de clase media, en Francia, con la de una norteamericana. No cabe duda de que la familia francesa cuenta con menos ingresos disponibles. Esto se traduce en un consumo personal inferior, auto más chico, vivienda de menos metros y menos comidas afuera. De todos modos, este nivel de consumo inferior tiene sus compensaciones. Las escuelas francesas son buenas en todo el país. La familia francesa no tiene que preocuparse en conseguir para sus hijos un buen distrito escolar y como tiene acceso garantizado a una excelente atención sanitaria, tampoco tiene que preocuparse por perder su seguro de salud o por la posibilidad de que sus cuentas médicas lo lleven a la quiebra.

De todos modos, es posible que lo más importante sea que los integrantes de la familia francesa compensan su ingreso más bajo con mayor cantidad de tiempo para estar con los seres queridos. Los trabajadores franceses tienen un promedio de siete semanas de vacaciones pagas por año. En los Estados Unidos, los trabajadores tienen un promedio de menos de cuatro semanas de vacaciones pagas. ¿Cuál de las dos sociedades hizo la mejor elección? Los conservadores norteamericanos desprecian a estados benefactores europeos como el de Francia. Aún así, muchos de ellos resaltan la importancia de "los valores familiares". Independientemente de lo que podamos decir sobre la política económica francesa, los franceses apoyan sin duda a la familia como institución.

Copyright Clarín y The New York Times, 2005. Traducción: Silvia S. Simonetti.

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