Creo en Dios. No dudo de su existencia y afirmo que podemos conocerlo a través de sus revelaciones (1). Él es creador de todo lo existente (Gn. 1:1), el eterno Yo Soy (Ex. 3:14), es amor (1 Jn. 4:8), está por encima de los parámetros temporales (Sal. 90:2; Gn. 21:3) y de los espaciales (1 Re. 8:27; Hch. 17:24-28). Puede hacer cualquier cosa consecuente con su naturaleza (Gn. 17:1, Ex. 6:3, Ap. 1:8), y sabe todo lo que pasó ―real o posible―, lo que pasa y pasará (Hch. 15:18; Sal. 139:16). Dios es mucho más, en tal magnitud que es absolutamente impenetrable para nuestra capacidad de comprensión.
Uno de los atributos de Dios es el de la soberanía, que se entiende como la puesta en práctica de su voluntad. Él es independiente de sus criaturas y su creación en manera absoluta, (Is. 40:13-14; Dan. 4:35, Ef. 1:11), es el ser principal de lo que es, con todo el poder, así que puede actuar como quiere (Sal. 115:3). “Dios tiene derecho a hacer su voluntad con lo que le pertenece, a disponer de sus criaturas como a él le place, sin necesidad de consultarlas” (2). La libertad humana se entiende dentro del ámbito de la soberanía de Dios. En ella hizo la creación material e inmaterial, como a los ángeles (1 Tim. 5:21; Col. 2:10; 2 Ped. 2:4) y al hombre. Es el hombre el que tiene libre albedrío, existiendo una armonía perfecta entre la soberanía de Dios y la responsabilidad de la criatura.
Históricamente han existido distintas opiniones sobre la soberanía de Dios, con énfasis particulares. Para los griegos la historia seguía por los carriles del destino y nadie podía, por más que lo deseara, liberarse de ese yugo inevitable al que podríamos llamar, en jerga evangélica actual, “voluntad de Dios”. Por ello, se decía que la vida humana estaba reducida a una simple interacción entre el títere y el titiritero que lo controlaba todo. El fatalismo resultante (que puedo llamar en lenguaje eclesial moderno “sumisión a lo que Dios quiere”) tuvo ciertas consecuencias en el mundo filosófico de los griegos, reflejadas en la pasividad o inoperancia (estoicismo), la negación (cinismo), la permisividad (hedonismo) o el salto trascendental (platonismo). Sin salidas a lo inevitable, el ser humano nada podía hacer. Hasta el mismo Dios estaba “preso” de su propia naturaleza, porque nada es tan fuerte como para afectarlo; es inerte, porque lo perfecto jamás puede cambiar. Dios es lo que es, sin más ni menos. Es lo absoluto.
Pablo fue el primero en iniciar el dialogo entre el pensamiento griego y el cristianismo, diseñando la teología sobre la cual se construiría la base de la fe. El crecimiento de la iglesia y su sincretismo con la cultura de la época hizo que, poco a poco, los cristianos contemplaran a Dios de la misma manera en que los griegos miraban a sus múltiples divinidades o como los romanos consideraban a sus césares, sus autoridades o su régimen político. Los concilios fueron validando estas ideas, abandonando la originaria cosmovisión judía que cobijó la génesis de la enseñanza de Jesús y, lentamente, se introdujo la concepción de que Dios determinó todo lo que sucede en el mundo. ¿Y lo que el hombre hace? Simplemente sirve para que madure, para que alcance su mayoría de edad y se acerca progresivamente a Dios. Nada de lo que haga, ni sus elecciones, ni su rebeliones, ni sus guerras, ni sus descubrimientos, ni sus catástrofes, ni su éxitos, ni lo más sublime o demoníaco cambiará lo que Dios planeó desde antes de la creación del mundo. El extremo es el pensamiento agustiniano que niega el libre albedrío del hombre.
La reforma no implicó cambios en estas convicciones griegas y medievales de la soberanía de Dios. Al contrario, incluso se profundizaron. Calvino dijo (3) que Dios es el gobernador de todas las cosas, que determinó en la eternidad todo lo que iba a pasar, llevando a cabo lo que decretó mediante el uso de su poder. Todo sin excepción está bajo la atribución de la providencia de Dios. Es un descarte a la posición epicúrea, que dice que el mundo está gobernado por la casualidad, y de la posición estoica, que afirma que más bien está gobernado por la suerte (4). Para él, “la voluntad de Dios es la suprema y primera causa de todas las cosas, porque nada ocurre sino por su mandato o permiso.” (5) Dios en su providencia gobierna todos los eventos, sin negar que las cosas creadas tengan sus propias propiedades o leyes. Estas están supeditadas a lo que Dios les ha permitido, de acuerdo a Su voluntad. El mismo Calvino dice que “Dios detuvo el sol (Josué 10:13) para testificar que el sol no sale de mañana ni se esconde por un instinto secreto de la naturaleza, sino que Él mismo gobierna su curso para renovar la memoria de su favor paternal hacia nosotros.” (6)
La idea calvinista de la soberanía de Dios sobrevivió los siglos de la convulsionada historia de la iglesia protestante y hoy está bastante arraigada en la cabeza de los cristianos evangélicos peruanos. El afirmar que Dios tiene todo bajo su supervisión puede parecer una afirmación de su poder y majestad, pero en realidad ha traído algunas consecuencias sutiles bastante duras y de las que no se habla demasiado. Por ejemplo, el hecho que asumamos el control total de Dios ha traído un cierto fatalismo y pasividad en los creyentes de la iglesia, tal cual sucedió con los griegos. Si un pastor empieza a hablar herejías desde el púlpito o mantiene actitudes autoritarias y controladoras no se hará nada porque “todo está bajo el control de Dios” y será “Él, mediante su Espíritu, el que se hará cargo”, sin importar el dolor que esto traería a la iglesia incluso por años. También suele mezclarse el conflicto cósmico con la soberanía de Dios: hay un opositor a la voluntad de Dios, y es el Diablo. Él se opondrá a los designios divinos con todas sus fuerzas. Por ello, si Dios nos manda predicar a toda criatura, y para eso hacemos una campaña evangelística, pero al predicador le da una infección en la garganta y pierde la voz la noche anterior, pues ¡es la oposición a los designios de Dios! La vida cristiana se reduce a una lucha de espíritus en la que tenemos que tomar parte. Todo es provocado por fuerzas malignas, que nos derriban, nos enferman, nos hacen daño. Algunos cristianos, lamentablemente, le dan más importancia que a Dios. (7)
La lógica calvinista puede ampliarse mucho más. Si tengo un accidente, es la voluntad de Dios. Si me detectan cáncer, es porque así lo quiso el Soberano del Universo. Si mi bebé muere electrocutado, es porque Dios tenía sus propósitos que son insondables para mí ahora pero que “entenderé” en el futuro. Si a un amigo le detectan una enfermedad muy dolorosa pero de larga cura, pues será por un pecado oculto, porque no quiere someterse a Dios, su iglesia o porque “algo habrá hecho para que Dios lo castigue así” ―la viejísima teología retributiva que se resiste a morir (8) ―.
Yo veo aquí un serio problema que afecta nuestros intentos de hacer una consejería pastoral efectiva. Cuando me decían que “Dios se llevó a mi hermano” me quedaba claro que la frasecita es una manera elegante de decir “Dios mató a mi hermano”. Un eufemismo, nada más que eso. Suena fuerte, por supuesto, porque es terrible pensar que Dios asesinó a un joven de veintidós años. Por ello, de inmediato vienen los analgésicos como aquel que dice que “sus propósitos son insondables” o “no entendemos los propósitos ahora, pero luego veremos cómo el bien llegará”. Sin embargo, si uno se pone a pensar bien, considerando todo el marco teológico implícito, el analgésico no resuelve el problema. Estamos postergando el conflicto por la muerte de un ser querido. Y en el futuro, las cosas pasan, el dolor se hace menor, se hace tolerable, pero esto no viene por nuestro actuar como cristianos. Nada solucionamos porque bajo la lógica eufemística Dios lo mató.
Y eso no puede ser. Dios no puede tener que ver con el suicidio de la gente, o con la desnutrición infantil de los andes peruanos, o con los campos de concentración nazis de la segunda guerra mundial, o con la sangre iraquí derramada desde la invasión norteamericana, o con los aviones lanzados contra las torres gemelas de Nueva York, o con la pobreza extrema.
No, no tiene nada que ver.
Pienso que se hace imperioso cambiar el enfoque teológico de la libertad humana. Primero, debemos liberar a Dios de la responsabilidad de todas las cosas que pasan en el mundo, asumiendo como seres humanos nuestra parte de culpa por lo que sucede. Para esto, hay que entender que nuestro libre albedrío es completamente real, para nada ficticio o aparente, siendo uno de los regalos dado por Dios a los seres humanos más grande e importante (solo superado, a mi entender, por el hecho de existir y la capacidad de relacionarnos con Dios). Por supuesto que Dios es todopoderoso y puede hacer todo lo que desee, y claro que es el creador de todo y estamos bajo la sombra de su magnificencia, pero Él nos cedió la libertad y un compromiso con su respeto de las decisiones que nosotros tomáramos. Nosotros podemos decidir, hacer, hasta el punto que Dios permite que colaboremos con Él, caminando con el hombre en el recorrido de la historia.
Dios ha entregado al cuidado del hombre el dominio del mundo, desacralizando su obra para nuestra administración. ¿Por qué así? Por amor y nada más que por amor, asumiendo el riesgo real de que su Creación quiera ir en pos de sus propios deseos. Lamentablemente, el hombre decidió en contra de Dios, y Él (Dios) sufrió y sufre realmente por la senda que la humanidad decidió andar. La historia de Oseas y su mujer adúltera (Os. 1-3), con su enorme desdicha y la forma en que la soporta, y la del hijo pródigo (Lc. 15:11-32), donde el padre soporta en silencio el dolor de la actitud autosuficiente y egoísta del hijo, reflejan cómo es Dios con nuestra actitud rebelde. Dios realmente quiere que le amemos sin cohersión, y ante nuestra osadía espera y nos da oportunidad (9).
Es la libertad que tenemos, mucho mayor de lo que los cristianos actuales quieren asumir, la que nos ayudará a comprender el verdadero papel del Señor. Dios nos dio espacio y nosotros hicimos lo que quisimos ignorando las palabras divinas, pero Él nunca nos abandonó. Nos dio principios y verdades, nos llama a que nos acerquemos a Él y nos convoca a que construyamos la historia a su lado. Ese espacio nos dice que Dios no ha determinado todos los eventos negativos que suceden a diario en nuestro mundo (10). No todo lo que sucede, positivo y negativo, es su voluntad. Él no ha previsto todo lo que sucederá, porque ha resuelto construir la historia con su creación máxima. Él renuncio a parte de su onmipotencia (como en la kenosis cuando inició el proceso de redención) cuando creó seres a su imagen y semejanza y deja los eventos en construcción (aunque conozca lo que sucederá, que no implica que lo decida).
Hay una probabilidad para todo. Puede determinarse la probabilidad de sufrir un accidente automovístico. Por ejemplo, si diariamente 100 personas sufren un accidente de ese tipo y la cantidad de gente que vive en la ciudad es de 100,000 personas, la probabilidad de que un día cualquiera yo sea la víctima es de 100/100,000 = 0.001. O, visto de otra manera, estadísticamente hablando cada 1,000 días yo estaré involucrado en algún choque en cualquier lugar de la ciudad. De la misma manera, cualquier evento positivo o negativo puede ser medido con una probabilidad de ocurrencia. Que viaje a la luna es 0%. Que tenga un segundo hijo puede ser un 90%.
Entonces me puede tocar lo bueno y lo malo, y Dios no tiene que ver necesariamente con ello porque tenemos libertad real. Puede tocarme un cáncer, puedo ganar una lotería, puede romperse el fémur de mi pierna derecha, puedo ganar el sorteo de visas de la embajada norteamericana, puedo sufrir por años de una enfermedad persistente que no logran detectar con precisión y me lleva por momentos a un estado de desesperación, puedo ascender rápidamente en el trabajo. Repito que muchas cosas pueden suceder, pero como Dios en su soberanía nos colocó en un entorno de libertad, necesariamente él no tiene que ver. Es más, me atrevería a decir (aunque, debo reconocer, no con tanta seguridad) que normalmente no tiene que ver.
Entonces, ¿Qué hace Dios ante la desgracia? ¿Me deja prisionero de la fría estadística? ¿Todo no son más que funciones de densidad y modelos probabilísticos sumamente complejos? No, porque como dije líneas arriba, Dios decidió que construyáramos la historia con él, y día a día anda con nosotros. Es feliz por nuestros éxitos, llora nuestros fracasos, nos alienta en la desesperanza, se goza en nuestras celebraciones. Nos consuela ante la pérdida, no nos deja nunca cuando el vacío de la ausencia nos es abyectamente insoportable, seca nuestras lágrimas, soporta nuestros insultos con paciencia, nos cobija en su regazo cuando necesitamos de consuelo, nos muestra el camino por dónde hay que seguir para poder seguir en la vida, no nos deja solos, da sentido al sinsentido, nos regala el placer del recuerdo y nos brinda una sonrisa por la memoria del ido. ¡Ese es Dios! No mata al hijo: cuando eso sucede llora con nosotros el drama de la separación, inclusive, muchos años después ―de ser necesario―. Por eso, puedo afirmar que Dios padeció con cada suicidio, o con la desnutrición infantil de los andes peruanos, o con los campos de concentración nazis de la segunda guerra mundial, o con la sangre iraquí derramada desde la invasión norteamericana, o con los aviones lanzados contra las torres neoyorquinas, o con la pobreza extrema. Todo eso es causa de dolor para él. Como para nosotros.
Somos más libres de lo que imaginamos; Dios no ha diseñado un destino irremediable; no determinó las tragedias de la vida; camina a nuestro lado y nos permite construir la historia; soporta nuestra alma ante las vicisitudes de la vida, llorando y consolándolos. Es, en pocas palabras, la teología que debe reemplazar al inútil determinismo calvinista que no trae esperanza cuando el sufrimiento arrecia, trayendo una innecesaria confusión.
Uno de los atributos de Dios es el de la soberanía, que se entiende como la puesta en práctica de su voluntad. Él es independiente de sus criaturas y su creación en manera absoluta, (Is. 40:13-14; Dan. 4:35, Ef. 1:11), es el ser principal de lo que es, con todo el poder, así que puede actuar como quiere (Sal. 115:3). “Dios tiene derecho a hacer su voluntad con lo que le pertenece, a disponer de sus criaturas como a él le place, sin necesidad de consultarlas” (2). La libertad humana se entiende dentro del ámbito de la soberanía de Dios. En ella hizo la creación material e inmaterial, como a los ángeles (1 Tim. 5:21; Col. 2:10; 2 Ped. 2:4) y al hombre. Es el hombre el que tiene libre albedrío, existiendo una armonía perfecta entre la soberanía de Dios y la responsabilidad de la criatura.
Históricamente han existido distintas opiniones sobre la soberanía de Dios, con énfasis particulares. Para los griegos la historia seguía por los carriles del destino y nadie podía, por más que lo deseara, liberarse de ese yugo inevitable al que podríamos llamar, en jerga evangélica actual, “voluntad de Dios”. Por ello, se decía que la vida humana estaba reducida a una simple interacción entre el títere y el titiritero que lo controlaba todo. El fatalismo resultante (que puedo llamar en lenguaje eclesial moderno “sumisión a lo que Dios quiere”) tuvo ciertas consecuencias en el mundo filosófico de los griegos, reflejadas en la pasividad o inoperancia (estoicismo), la negación (cinismo), la permisividad (hedonismo) o el salto trascendental (platonismo). Sin salidas a lo inevitable, el ser humano nada podía hacer. Hasta el mismo Dios estaba “preso” de su propia naturaleza, porque nada es tan fuerte como para afectarlo; es inerte, porque lo perfecto jamás puede cambiar. Dios es lo que es, sin más ni menos. Es lo absoluto.
Pablo fue el primero en iniciar el dialogo entre el pensamiento griego y el cristianismo, diseñando la teología sobre la cual se construiría la base de la fe. El crecimiento de la iglesia y su sincretismo con la cultura de la época hizo que, poco a poco, los cristianos contemplaran a Dios de la misma manera en que los griegos miraban a sus múltiples divinidades o como los romanos consideraban a sus césares, sus autoridades o su régimen político. Los concilios fueron validando estas ideas, abandonando la originaria cosmovisión judía que cobijó la génesis de la enseñanza de Jesús y, lentamente, se introdujo la concepción de que Dios determinó todo lo que sucede en el mundo. ¿Y lo que el hombre hace? Simplemente sirve para que madure, para que alcance su mayoría de edad y se acerca progresivamente a Dios. Nada de lo que haga, ni sus elecciones, ni su rebeliones, ni sus guerras, ni sus descubrimientos, ni sus catástrofes, ni su éxitos, ni lo más sublime o demoníaco cambiará lo que Dios planeó desde antes de la creación del mundo. El extremo es el pensamiento agustiniano que niega el libre albedrío del hombre.
La reforma no implicó cambios en estas convicciones griegas y medievales de la soberanía de Dios. Al contrario, incluso se profundizaron. Calvino dijo (3) que Dios es el gobernador de todas las cosas, que determinó en la eternidad todo lo que iba a pasar, llevando a cabo lo que decretó mediante el uso de su poder. Todo sin excepción está bajo la atribución de la providencia de Dios. Es un descarte a la posición epicúrea, que dice que el mundo está gobernado por la casualidad, y de la posición estoica, que afirma que más bien está gobernado por la suerte (4). Para él, “la voluntad de Dios es la suprema y primera causa de todas las cosas, porque nada ocurre sino por su mandato o permiso.” (5) Dios en su providencia gobierna todos los eventos, sin negar que las cosas creadas tengan sus propias propiedades o leyes. Estas están supeditadas a lo que Dios les ha permitido, de acuerdo a Su voluntad. El mismo Calvino dice que “Dios detuvo el sol (Josué 10:13) para testificar que el sol no sale de mañana ni se esconde por un instinto secreto de la naturaleza, sino que Él mismo gobierna su curso para renovar la memoria de su favor paternal hacia nosotros.” (6)
La idea calvinista de la soberanía de Dios sobrevivió los siglos de la convulsionada historia de la iglesia protestante y hoy está bastante arraigada en la cabeza de los cristianos evangélicos peruanos. El afirmar que Dios tiene todo bajo su supervisión puede parecer una afirmación de su poder y majestad, pero en realidad ha traído algunas consecuencias sutiles bastante duras y de las que no se habla demasiado. Por ejemplo, el hecho que asumamos el control total de Dios ha traído un cierto fatalismo y pasividad en los creyentes de la iglesia, tal cual sucedió con los griegos. Si un pastor empieza a hablar herejías desde el púlpito o mantiene actitudes autoritarias y controladoras no se hará nada porque “todo está bajo el control de Dios” y será “Él, mediante su Espíritu, el que se hará cargo”, sin importar el dolor que esto traería a la iglesia incluso por años. También suele mezclarse el conflicto cósmico con la soberanía de Dios: hay un opositor a la voluntad de Dios, y es el Diablo. Él se opondrá a los designios divinos con todas sus fuerzas. Por ello, si Dios nos manda predicar a toda criatura, y para eso hacemos una campaña evangelística, pero al predicador le da una infección en la garganta y pierde la voz la noche anterior, pues ¡es la oposición a los designios de Dios! La vida cristiana se reduce a una lucha de espíritus en la que tenemos que tomar parte. Todo es provocado por fuerzas malignas, que nos derriban, nos enferman, nos hacen daño. Algunos cristianos, lamentablemente, le dan más importancia que a Dios. (7)
La lógica calvinista puede ampliarse mucho más. Si tengo un accidente, es la voluntad de Dios. Si me detectan cáncer, es porque así lo quiso el Soberano del Universo. Si mi bebé muere electrocutado, es porque Dios tenía sus propósitos que son insondables para mí ahora pero que “entenderé” en el futuro. Si a un amigo le detectan una enfermedad muy dolorosa pero de larga cura, pues será por un pecado oculto, porque no quiere someterse a Dios, su iglesia o porque “algo habrá hecho para que Dios lo castigue así” ―la viejísima teología retributiva que se resiste a morir (8) ―.
Yo veo aquí un serio problema que afecta nuestros intentos de hacer una consejería pastoral efectiva. Cuando me decían que “Dios se llevó a mi hermano” me quedaba claro que la frasecita es una manera elegante de decir “Dios mató a mi hermano”. Un eufemismo, nada más que eso. Suena fuerte, por supuesto, porque es terrible pensar que Dios asesinó a un joven de veintidós años. Por ello, de inmediato vienen los analgésicos como aquel que dice que “sus propósitos son insondables” o “no entendemos los propósitos ahora, pero luego veremos cómo el bien llegará”. Sin embargo, si uno se pone a pensar bien, considerando todo el marco teológico implícito, el analgésico no resuelve el problema. Estamos postergando el conflicto por la muerte de un ser querido. Y en el futuro, las cosas pasan, el dolor se hace menor, se hace tolerable, pero esto no viene por nuestro actuar como cristianos. Nada solucionamos porque bajo la lógica eufemística Dios lo mató.
Y eso no puede ser. Dios no puede tener que ver con el suicidio de la gente, o con la desnutrición infantil de los andes peruanos, o con los campos de concentración nazis de la segunda guerra mundial, o con la sangre iraquí derramada desde la invasión norteamericana, o con los aviones lanzados contra las torres gemelas de Nueva York, o con la pobreza extrema.
No, no tiene nada que ver.
Pienso que se hace imperioso cambiar el enfoque teológico de la libertad humana. Primero, debemos liberar a Dios de la responsabilidad de todas las cosas que pasan en el mundo, asumiendo como seres humanos nuestra parte de culpa por lo que sucede. Para esto, hay que entender que nuestro libre albedrío es completamente real, para nada ficticio o aparente, siendo uno de los regalos dado por Dios a los seres humanos más grande e importante (solo superado, a mi entender, por el hecho de existir y la capacidad de relacionarnos con Dios). Por supuesto que Dios es todopoderoso y puede hacer todo lo que desee, y claro que es el creador de todo y estamos bajo la sombra de su magnificencia, pero Él nos cedió la libertad y un compromiso con su respeto de las decisiones que nosotros tomáramos. Nosotros podemos decidir, hacer, hasta el punto que Dios permite que colaboremos con Él, caminando con el hombre en el recorrido de la historia.
Dios ha entregado al cuidado del hombre el dominio del mundo, desacralizando su obra para nuestra administración. ¿Por qué así? Por amor y nada más que por amor, asumiendo el riesgo real de que su Creación quiera ir en pos de sus propios deseos. Lamentablemente, el hombre decidió en contra de Dios, y Él (Dios) sufrió y sufre realmente por la senda que la humanidad decidió andar. La historia de Oseas y su mujer adúltera (Os. 1-3), con su enorme desdicha y la forma en que la soporta, y la del hijo pródigo (Lc. 15:11-32), donde el padre soporta en silencio el dolor de la actitud autosuficiente y egoísta del hijo, reflejan cómo es Dios con nuestra actitud rebelde. Dios realmente quiere que le amemos sin cohersión, y ante nuestra osadía espera y nos da oportunidad (9).
Es la libertad que tenemos, mucho mayor de lo que los cristianos actuales quieren asumir, la que nos ayudará a comprender el verdadero papel del Señor. Dios nos dio espacio y nosotros hicimos lo que quisimos ignorando las palabras divinas, pero Él nunca nos abandonó. Nos dio principios y verdades, nos llama a que nos acerquemos a Él y nos convoca a que construyamos la historia a su lado. Ese espacio nos dice que Dios no ha determinado todos los eventos negativos que suceden a diario en nuestro mundo (10). No todo lo que sucede, positivo y negativo, es su voluntad. Él no ha previsto todo lo que sucederá, porque ha resuelto construir la historia con su creación máxima. Él renuncio a parte de su onmipotencia (como en la kenosis cuando inició el proceso de redención) cuando creó seres a su imagen y semejanza y deja los eventos en construcción (aunque conozca lo que sucederá, que no implica que lo decida).
Hay una probabilidad para todo. Puede determinarse la probabilidad de sufrir un accidente automovístico. Por ejemplo, si diariamente 100 personas sufren un accidente de ese tipo y la cantidad de gente que vive en la ciudad es de 100,000 personas, la probabilidad de que un día cualquiera yo sea la víctima es de 100/100,000 = 0.001. O, visto de otra manera, estadísticamente hablando cada 1,000 días yo estaré involucrado en algún choque en cualquier lugar de la ciudad. De la misma manera, cualquier evento positivo o negativo puede ser medido con una probabilidad de ocurrencia. Que viaje a la luna es 0%. Que tenga un segundo hijo puede ser un 90%.
Entonces me puede tocar lo bueno y lo malo, y Dios no tiene que ver necesariamente con ello porque tenemos libertad real. Puede tocarme un cáncer, puedo ganar una lotería, puede romperse el fémur de mi pierna derecha, puedo ganar el sorteo de visas de la embajada norteamericana, puedo sufrir por años de una enfermedad persistente que no logran detectar con precisión y me lleva por momentos a un estado de desesperación, puedo ascender rápidamente en el trabajo. Repito que muchas cosas pueden suceder, pero como Dios en su soberanía nos colocó en un entorno de libertad, necesariamente él no tiene que ver. Es más, me atrevería a decir (aunque, debo reconocer, no con tanta seguridad) que normalmente no tiene que ver.
Entonces, ¿Qué hace Dios ante la desgracia? ¿Me deja prisionero de la fría estadística? ¿Todo no son más que funciones de densidad y modelos probabilísticos sumamente complejos? No, porque como dije líneas arriba, Dios decidió que construyáramos la historia con él, y día a día anda con nosotros. Es feliz por nuestros éxitos, llora nuestros fracasos, nos alienta en la desesperanza, se goza en nuestras celebraciones. Nos consuela ante la pérdida, no nos deja nunca cuando el vacío de la ausencia nos es abyectamente insoportable, seca nuestras lágrimas, soporta nuestros insultos con paciencia, nos cobija en su regazo cuando necesitamos de consuelo, nos muestra el camino por dónde hay que seguir para poder seguir en la vida, no nos deja solos, da sentido al sinsentido, nos regala el placer del recuerdo y nos brinda una sonrisa por la memoria del ido. ¡Ese es Dios! No mata al hijo: cuando eso sucede llora con nosotros el drama de la separación, inclusive, muchos años después ―de ser necesario―. Por eso, puedo afirmar que Dios padeció con cada suicidio, o con la desnutrición infantil de los andes peruanos, o con los campos de concentración nazis de la segunda guerra mundial, o con la sangre iraquí derramada desde la invasión norteamericana, o con los aviones lanzados contra las torres neoyorquinas, o con la pobreza extrema. Todo eso es causa de dolor para él. Como para nosotros.
Somos más libres de lo que imaginamos; Dios no ha diseñado un destino irremediable; no determinó las tragedias de la vida; camina a nuestro lado y nos permite construir la historia; soporta nuestra alma ante las vicisitudes de la vida, llorando y consolándolos. Es, en pocas palabras, la teología que debe reemplazar al inútil determinismo calvinista que no trae esperanza cuando el sufrimiento arrecia, trayendo una innecesaria confusión.
Notas
(1) La naturaleza (Sal. 19:1), la conciencia (Rom. 2:15), las tablas de piedra (Ex. 24:12), Cristo como palabra viviente (Jn. 1:14), la Biblia (Rom. 15:14), el corazón (Heb. 8:10), los cristianos como epístolas vivientes (2 Co. 3:2-3). Esta lista se encuentra en las ayudas bíblicas de la Biblia Thompson.
(2) http://www.geocities.com/leo600603/pagina2/libros/soberaniadedios.html
(3) http://sujetosalaroca.com/2007/12/02/calvinismo-juan-calvino-y-la-soberania-de-dios/
(4) Berkhof, L. Teología Sistemática. Grand Rapids: TELL, 1979. Pag. 194.
(5) Instituciones de la Religión Cristiana. I, XVI.8
(6) Instituciones de la Religión Cristiana. I, XVI, 2.
(7) Cf. Murphy, Ed. Manual de Guerra Espiritual. Miami: Editorial Caribe, 1994.
(8) Cf. García García, Abel. “La hermenéutica de los amigos de Job”. En “Integralidad” Año 1 Edición 3. Revista Digital del CEMAA, Mayo 2008.
(9) No estoy negando el juicio de Dios. El propio libro de Oseas, en el resto de sus capítulos, es bastante explícito al respecto.
(10) Imaginen que Dios dice: “Adán, te doy mucho margen de libertad para que puedad decidir por ti mismo pero a la vez te doy el marco de las consecuencias” pero al mismo tiempo Dios determina todos los eventos del futuro, predestinando todo. ¿No es eso contradictorio? Por supuesto, ya que la libertad asignada a nosotros sería aparente. Nuestras decisiones no serían realmente nuestras al estar previamente escritas. Ambos preceptos son contradictorios, por lo que uno es el válido. ¿Cuál es? Para mi, el primero de ellos. Por ello, puedo afirmar que Dios no ha determinado el futuro y, en cambio, nos invita a construirlo con él. Él no desea que las malas cosas pasen, pero estas simplemente suceden y, por una pura cuestión de probabilidad, pueden sucederme a mí.
Referencias
La principal es el blog de Ricardo Gondim (http://gondimenespanol.blogspot.com/ Traducción de Gabriel Ñanco)
29 comentarios:
Somos más libres de lo que imaginamos.
Una frase que enriquece mi espíritu.
Es una libertad dada por Dios, y qué bien que es posible vivirla en Cristo, en un espíritu de santidad. ¿Por qué nosotros no somos iguales aquí en esta tierra? ¿Por qué tendemos a los regímenes dictatoriales, al controlismo masivo?
De acuerdo, creo que el punto débil para nosotros los creyentes es formar equipos de personas que actuen segun sus dones, y de manera creativa exalten las maneras de Dios, Sus planteamientos para una vida abundante y bendecida, siempre serán mas faciles los caminos del autoritarismo. Nuestra oracion debe ser por "fruto" visible.
Mi querido hermano Abel, hace tiempo que no hablamos.
Mira, opino que has introducido el tema de forma magnífica e informada, y has expuesto algunos problemas graves de la visión popular. Tu artículo en este respecto es excelente.
Sin embargo, no me convence que la solución que tú propones es necesariamente la que los resuelve. De hecho, creo que implica otra serie de problemas iguales o quizás mayores.
Pudiera enumerarlos todos, pero me concentro en uno sólo como ejemplo:
Si es verdad que Dios nada tiene que ver con, digamos, el sufrimiento de un niño hambriento...
...Y si es verdad que Dios conoce todos y cada uno de los casos en los que se da esa situación...
...Y si es verdad que Dios tiene el poder para cambiar esa situación...
...Necesariamente se concluye una de tres cosas:
1) Dios decide voluntariamente no usar Su poder para cambiar una situación que El no produjo, pero que tiene la posibilidad de alterar.
2) La pasividad de Dios se debe a uno o más factores limitantes, por ejemplo, un conocimiento limitado (no se dio cuenta de que el niño sufría), un poder limitado (no tenía la capacidad para cambiar la situación), o un amor limitado (no tiene la motivación para cambiar la situación).
3) Dios estima su predestinada decisión de mantener a un mundo "libre", por sobre el dolor que pudiera sentir al observar a un niño con hambre. Es decir, no habrá predestinado que el niño tuviera hambre, pero sí a un mundo en el que El está limitado a no intervenir.
Me gustaría saber por el momento si has considerado este problema. Sobre todo, creo que este es otro tema de discusión si algún día pudiéramos tú y yo hablar sobre él.
Abrazos,
A&R
Abel, estoy de acuerdo, adherida desde hace buen tiempo a esta teología de la libertad como la planteas aquí. En el marco de la consejería es importante entender esto, pero, en mi experiencia personal, difícil es que las gentes la acojan, de alguna manera parece resultarles más cómodo el determinismo calvinista.
Sobre el comentario de Alexander, y me disculpo de antemano por meterme, sólo quiero dejar una consideración:
Ante el drama del niño con hambre, antes que indagar acerca de Dios en relación con la situación, quizá debiéramos primero indagarnos a nosotros mismos. ¿Me importa a mí, que me llamo hijo de un Dios que es amor, que ese niño esté con hambre? ¿Qué hago yo al respecto?
Es que es necesario entender que junto con la libertad que nos ha sido dada por Dios también se nos delegó una responsabilidad.
Bueno, dejo hasta ahí. Un abrazo.
Claudia, no creo que nadie en este foro estará en desacuerdo con lo que dices; Sin embargo, el enfoque que Abel le ha dado al tema es precisamente cómo operan las cosas desde la perspectiva de Dios. Es el mismo enfoque que yo le estoy dando, y donde veo resultan los problemas.
Si se tratase solamente de enfocarnos en nuestras habilidades y responsabilidades, pues no hay ningún problema con eso, pero en ese caso todo el estudio de teología sería futil. Una cosa no cancela la otra, ambos enfoques pueden co-existir.
De hecho, yo creo que como Abel bien apunta, los malentendidos sobre el enfoque de Dios en realidad son efectivos para paralizar nuestro hacer. En algunos entornos, no vas a tener mejores resultados sin tratar con el problema raíz.
Saludos y bendiciones,
A&R
Alexander, estamos de acuerdo. También en que ambos enfoques co-existen. Sólo traje a colación la otra perspectiva.
Saludos y bendiciones para ti también.
Abel
Gracias por este excelente, pero super excelente reflexión. Hace tiempo que vengo pensando algo similiar, pero no lo había podido aterrizar.
Todo me vino cuando me cuestioné el moder diario de mi vida, el sali y entrar de casa, el ir a la oficina y regresar, etc. Pergunta yo, ¿Dios me lleva o yo voy? Y tenía que reconocer que era yo quien salía y entraba, era mi libertad, aunque siempre el paradigma de que no se mueve nada sin la voluntad de Dios me arreciaba.
Me siento contento con lo que acabo de leer, ahora "eres el culpable" de que siga creyendo por donde voy. (jaja)
Que Dios te bendiga
Mi hermana:
Disculpa, pero no entiendo lo que quieres decir; si lo comprendería te respondería con mucho gusto.
Muchos saludos,
Alex:
Me alegra un montón tu visita por aquí. Esperaba tu aporte porque sé que estos temas te interesan (lo adelantaste en tu blog) y además porque eres un pensador brillante que puede ayudarme a aclarar mis dudas sobre la libertad.
Respondo tus puntos, iniciando el dialogo:
(1) Creo que Dios decide no intervenir HOY usando su poder para cambiar una situación que él no produjo. Aunque no creo toda esa locura del arrebatamiento y demás derivados, sí creo que él va a venir (que, para mí es una de los pocos tópicos escatológicos en que tenemos certeza), y es en esa venida en donde la intervención divina será solución definitiva. Ahora está en la cancha del hombre, y si ese niño muerte es por nuestra absoluta responsabilidad.
¿Sabes? Una vez le preguntaron a un economista famoso sobre el porqué la pobreza del mundo no ha sido eliminada en el mundo, y él, sabiamente, dijo: "Porque a la humanidad no se le viene la gana". Tremenda verdad.
(2)La pasividad no es tal. Sabe que el niño sufre (pero nos dio a nosotros la capacidad de que eso no suceda), su poder es ilimitado y puede eliminar ese sufrimiento (lo va a hacer cuando Cristo venga, y la solución será definitiva), y el que espere no limita su amor para nada (Dime, sinceramente, ¿crees que Dios no hace nada? ¿Y todos aquellos testimonios cristianos donde se ve su mano? ¿Los milagros? Yo creo que siempre hace cosas aquí, y por sobre todo hay algo fundamental: ha puesto a su iglesia para hacer algo).
(3)¿Predestinó libertad? Como puse más arriba, yo creo que Dios nos dio libertad real pero a la vez creo que Dios está actuando en nuestro mundo de distintas maneras. Por ejemplo, "intervino" para dejarnos su Biblia (inspirando a los autores primigenios y a los que añadieron cosas al texto inicial -sé que es una afirmación polémica, pero podemos hablar más de ella después-, preservó el texto, lo utilizó para la instrucción de su pueblo, estuvo en los concilios que definían el canon...). Interviene ahora. ¿Acaso Dios no contesta las oraciones??? ¡¡¡Por supuesto!! Y es su intervención, y siempre en el marco de su libertad. Por eso eso de "predestinar libertad", mmmmmm, no me quedaría tan claro.
Seguimos dialogando Alex. Gracias por tu comentario. Espero que todo te esté yendo muy bien.
Saludos,
Claudia:
Gracias por tu visita. Estoy de acuerdo que en muchos entorno, sobre todo en Latinoamérica, una teología que enfatice la libertad no es cómoda. Necesitamos a los Hugo Chávez, Fujimoris, PRIs, Castros, Pinochets, y demás para sentirnos "cómodos", Y, por ello, necesitamos un Dios determinista, con todo definido.
¿Cambiará? Espero que poco a poco.
Muchos saludos,
Jesús:
Me siento muy contento de que mi texto te haya ayudado a solucionar tu duda, de ser el "culpable" de que creas que eres tú quien vas y no Dios que ya lo determinó =) =)
Saludos para ti. Estamos en contacto.
Abel.
Hola Abel, el gusto es totalmente mío y lo sabes.
Espero que no hayas interpretado mis cuestionamientos como si fuesen ideas o soluciones mías. Tratando de ser humilde, creo tener otra serie de soluciones para estos dilemas, basados en otra serie de presuposiciones, claro está; pero no sería justo imponer mis ideas sobre este diálogo en este momento, ya que tú eres quien está acá detallando tus ideas. Sólo intento probarlas para ver hasta dónde llegan.
Habiendo dicho esto, sólo me gustaría aclararte que sí creo que Dios manifiesta Su Mano en este y en todos los tiempos.
Volviendo al tema...
De las opciones que te ofrecí, lo poco que de alguna manera afirmaste fue que "Dios decide no intervenir HOY usando su poder para cambiar una situación que él no produjo". Por lo que deduzco de esto, y dicho quizás con palabras que tú no usarías, Dios voluntariamente retiene Su poder para estos tiempos porque un día futuro intervendrá como nunca, para acabar con este y todos los males del mundo.
Sin embargo, yo honestamente no veo cómo esta visión te deja en un plano diferente al que tú criticas en el artículo; quizás con la excepción de que allí tú criticas a los que creen que Dios voluntariamente provoca ciertos males, mientras que tú propones que Dios voluntariamente permite ciertos males. En una, es una voluntad que genera, y en otra, una voluntad que no impide.
Creo que la situación se agrava con afirmar que Dios interviene en ciertos asuntos (repito, estoy de acuerdo con que esto es así, pero ese no es el punto). Es decir, Dios decide voluntariamente en cuáles asuntos intervenir y en cuáles no. Trazar un marco de proporciones sería imposible, pero lo que sí vemos es que el cuadro pinta a un Dios quien activamente decide permanecer pasivo, y a la vez activamente decide intervenir en ciertos asuntos. A mí me parece bastante actividad.
No creo que el punto escatológico-futurista haga gran diferencia entre estos dos, ya que ambas posturas (la que criticas y la que propones) ven lo mismo como culminación, aunque talvez con matices de propósito diferentes. Por ejemplo, he leído a deterministas quienes dicen que Dios predestina todas las situaciones, pero sólo hasta la futura venida de Cristo, ya que a partir de ahí ofrecerá la clase de libertad que tú describes, por no existir ya el pecado ni la maldad en el mundo.
Claro, tú también haces mucho énfasis en la responsabilidad del hombre, y eso personalmente lo encuentro bien. Pero de nuevo, si Dios activamente decide dejar al mundo primordialmente y por un tiempo en las manos de una humanidad falible, ¿no crees que tiene algo de "autoría" de la escena actual?
Mi hermano, perdóname si en alguna forma mi crítica te provoca molestia. Estoy tratando de comprenderte y expresarte por qué lo que propones aún no me parece muy diferente de lo que criticas.
Abrazos,
A&R
¡Regreso a apreciar las charlas entre los cristianos que piensan, que enorme gratitud!
Eso buscaba personalmente, abrir el tejido apretado de las perspectivas teológicas de nuestros días, pero no es fácil, mientras nuestros días sean difíciles y llenos de interesados en cerrar todavía más la trama de lo que hay que creer y de lo que no hay que creer.
Me meto a opinar de la forma en que leo y leí a Abel y a Mano Alex. No "debato" ni me "debato". Porque de ambos comparto algunos enfoques, y otros no.
Particularmente no leí lo escrito por Abel como si él estuviera proponiendo cierto deísmo.
(Formula: Dios hizo, se fue, permite, pero vendrá)
Creo que se lo está leyendo como si él no estuviera dispuesto a creer que Dios interviene. Integralidad no es precisamente una esperanza futurista.
Es muy raro que Abel toque temas teológicos íntegramente abstractos, creo que su modo es siempre tener como herramienta la teología para buscar resolver incluso con ella un problema puntual que previo en estos lugares.
Y que esa resolución del problema es un proceso largo, no un electroshock teológico.
Y además de largo, es un proceso práctico y aplicado al problema al que apunta, que es una cuestión que no acaba en la pauta teológica, se transfiere a la gente que lo vive, y lo que vive esta gente de aquí es lamentablemente la reducción del determinismo calvinista, o la popularización de los lugares comunes del calvinismo. Y que estos ismos, sólo la embarran en vez de ayudar.
Que no parte de la teología académica, sino que se vale también de la teología académica para desentrañar los nudos -los quipus eclesio-sociales :)- que nos preocupan e incluso nos duelen a todos.
Y que Abel es uno de los primeros en saber que las cosas planteadas no se resuelven -ni siquiera dialécticamente- con tres o cuatro aseveraciones. Las puede presentar de esa manera, si se da el caso, pero él sabe que aquí las soluciones no se dan ya por medio del púlpito con un puntero sobre las doctrinas estipuladas.
Al contrario, creo que Abel es una de las personas que más cuidado tiene en este entorno social actual de creerse resuelto marcando lineamientos.
Y que se hartó del flaco favor que la expresión calvinista tiene para ofrecer al contexto actual. Hartazgo que comparto con total sincronía.
Si Dios actúa también actúa en nosotros (los cristianos de hoy) e incluso por medio de nuestro hartazgo, no sólo a través de los cambios oportunos que se hicieron famosos a través de los siglos.
Creo (no lo digo dudando) sino afirmando una fe personal, que el mismo Espíritu de Dios, su Dynamis (nada más activo que su Dynamis) es el mismo que está actuando en nosotros en estos tiempos, me resisto a creer en una Historia donde Dios se manifestó "a tirones" entre los suyos, y que así quedó conformada la línea de hitos a los que estamos acostumbrados: "Pentecostés, el texto bíblico, el canon, la reforma..."
Creo que Abel usó la teología para hablar de un problema concreto de la anti-teología. Porque en realidad, criticó a los expositores de cierto calvinismo que gustan de inclinar balanzas hacia ciertos tópicos del cristianismo. Y torcer un poco el brazo hacia lo opuesto para destacar el desastre doctrinal que hay por estos lugares, pareciera que lo hace partícipe de una polarización hacia la teoría de responsabilidad humana, pero no veo que Abel tenga una visión polarizada deísta o errada de la intervención de Dios en el mundo. Ni muchos menos se esté equivocando en el tema de la libertad en Cristo, y no sólo en este artículo.
No es que "calvino" ya fue. Creo que se respeta su trabajo, y tenemos una gran base allí para entrelazar nuestras expresiones de la fe reformada hoy, pero ahora estamos gente nueva, y Dios también trabaja con nosotros, en estos siglos nuevos. Equivocando y volviendo a marcar, preguntando y compartiendo, acertando y enseñando, como lo hizo Calvino (salvando la distancia y su entorno y su emergencia y su urgencia y sus modos)
Con esperanza de que se prosiga, y con ansia de leer nuevas proposiciones.
Gracias de nuevo
Besos
Gaby, tu participación jamás es interrupción, sino siempre bienvenida.
Yo comprendo perfectamente que cuando una visión provoca que la balanza se incline demasiado hacia un lado, se refute con fuerza hacia el otro. No tengo nada que criticarle a Abel ni a nadie por hacer esto.
Sí creo que es importante mostrar por qué empujar hacia el otro lado nos pudiera atrapar en otra serie de problemas iguales o hasta peores, si procuramos entender cómo puede esto ser. Tú más que yo sabes que en la historia de las ideas, algunas fueron expresadas con simpleza, y sólo había que darles tiempo para que calen profundo, y sus consecuencias salgan a flote. Yo creo sinceramente que esto está ocurriendo en nuestros tiempos, y que nosotros tenemos más responsabilidad que la que usualmente nos damos cuenta.
Mi insistencia en el punto es más que todo porque yo también una vez me sujeté a esta propuesta como solución (en mi blog hace años llegué a presentar artículos muy en línea con lo que Abel expresa), pero al darme cuenta de estos nuevos líos tuve que modificarla.
Abel,
Mientras conducía esta mañana se me ocurrió una analogía más simple para comunicar el problema que aún veo. Quisiera tomarte a ti como administrador principal de este blog.
La postura que criticas es como si tú instaras a las personas a que coloquen comentarios con enlaces a videos pornográficos en tu blog. Obviamente, en este escenario serías el autor activo de algo que "no va" con la intención expresada de tu blog.
Pero qué tal si no es algo que tú promuevas, pero dos o tres personas por su propia motivacióon deciden colocar los enlaces, mas tú no los borras por una razón u otra. Puede que no seas el autor de los enlaces, pero si no los borras, eres el autor de un ambiente donde tal comportamiento es posible y permitido.
Donde te digo que se complican las cosas es si, por ejemplo, de tres enlaces tú decides eliminar sólo uno, y dejar dos publicados. ¿No levantaría eso sospechas sobre el criterio por el cual activamente interviniste con relación a ese caso singular, mas ignoraste o permitiste los demás casos, pudiendo haber hecho igual con ellos? ¿En cierta forma, no te hace eso autor — o si quieres, cómplice — de lo que ocurre?
Por supuesto, es sólo una ilustración, naturalmente simplificada; la uso porque en ella existen los elementos autoridad/soberanía, libertad e intervención del ente soberano.
Abrazos,
A&R
Querido Abel,
Sigo con interés cada nuevo post tuyo (gracias a Bloglines :)
El tema que planteas es cautivador y, como sabes, viene cambiando mi manera de ver las cosas desde hace un buen tiempo.
Adelante! Un abrazo,
Gabriel
Abel es primera vez que entro a este blog... permíteme decir que lo que escribes suena muy bien pero tiene un problema: No es lo que dice la Biblia.
Recordemos el caso del hijo de la relación en pecado de David y Betsabé (2 Sam. 12), lo que pasó con Jesús (Hechos 2.22-23). Ambas situaciones que podríamos catalogar de totalmente injustas y que según tú no pueden haber sido determinadas por Dios sí lo son, por lo menos eso dice la Biblia.
El calvinismo no dice que el hombre debe sentarse en su sofá y esperar que Dios actúe, ¿has leído algo así de un calvinista?
El hombre calvinista debe actuar y debe tratar de agradar a Dios en todas las cosas de su vida, el hombre calvinista sabe que es responsable por cada uno de sus actos.
Creo que lo que dificulta el tema de la libertad es que tratamos de definirla desde nuestra perspectiva y no desde la de Dios. Para Dios libertad nunca significa libertad de Dios. Libertad para Dios es estar alejado de las consecuencias del pecado.
Dios nos hace libres del pecado para llevarnos a ser siervos (esclavos) de su palabra.
La libertad de la soberanía de Dios es imposible (claro, mirado desde una perspectiva bíblica)
Marcelo Sánchez
Marcelo:
En Perú tenemos la siguiente frase: "Para mentir y comer pescado, hay que tener mucho pescado". Aunque hay que ser cuidadoso con muchas cosas, entre ellas con la siguiente frase:
"La Biblia dice..."
Es que siempre cuando nos acercamos a la Biblia la cosa es así:
Texto bíblico +
Sistema teológico +
Situación específica
= "La Biblia dice"
Siempre tenemos sistemas teológicos; los tienes tú y, por supuesto, los tengo yo. Y si a lo demás le añadimos una dosis de literalismo, entonces tenemos... enseñanzas indeseables, de verdad que sí.
Entonces cuidado con el "La biblia dice". ¿Estas seguro que Dios determinó la lujuria de David, la infidelidad de Betsabé, el asesinato de Urías, la muerte del bebé concebido, el castigo posterior a Israel? ¿De verdad crees que lo concibió, lo determinó?????
Gracias pr tu comentario.
Saludos,
Gabriel:
Gracias por tu comentario. Yo también estoy en un proceso de desarrollo de mis ideas en estos temas.
Saludos,
2 Samuel 12:13-23 "Entonces David dijo a Natán: He pecado contra el SEÑOR. Y Natán dijo a David: El SEÑOR ha quitado tu pecado; no morirás. 14 Sin embargo, por cuanto con este hecho has dado ocasión de blasfemar a los enemigos del SEÑOR, ciertamente morirá el niño que te ha nacido. 15 Y Natán regresó a su casa. Y el SEÑOR hirió al niño que la viuda de Urías dio a David, y se puso muy enfermo. 16 David rogó a Dios por el niño; y ayunó, y fue y pasó la noche acostado en el suelo. 17 Y los ancianos de su casa se pusieron a su lado para levantarlo del suelo, mas él no quiso, y no comió pan con ellos. 18 Sucedió que al séptimo día el niño murió; y los siervos de David temían informarle que el niño había muerto, pues se decían: He aquí, cuando el niño estaba todavía vivo, le hablábamos y no nos escuchaba. ¿Cómo, pues, vamos a decirle que el niño ha muerto? Puede hacerse daño. 19 Pero viendo David que sus siervos susurraban entre sí, comprendió que el niño había muerto, y dijo a sus siervos: ¿Ha muerto el niño? Y ellos respondieron: Ha muerto. 20 Entonces David se levantó del suelo, se lavó, se ungió y se cambió de ropa; entró en la casa del SEÑOR y adoró. Después vino a su casa y cuando pidió, le pusieron comida delante y comió. 21 Y sus siervos le dijeron: ¿Qué es esto que has hecho? Mientras el niño vivía, ayunabas y llorabas, pero cuando el niño murió, te levantaste y comiste pan. 22 Y él respondió: Mientras el niño aún vivía, yo ayunaba y lloraba, pues me decía: "¿Quién sabe si el SEÑOR tendrá compasión de mí y el niño viva?" 23 Pero ahora que ha muerto, ¿por qué he de ayunar? ¿Podré hacer que vuelva? Yo iré a él, pero él no volverá a mí"
Hola Abel, no había visto que me habías respondido. De hecho ya ni me acordaba mucho de qué trataba tu entrada así que la leí de nuevo. En ella decías que Dios no tiene que ver con la cosas que nosotros podemos catalogar de injustas, por ejemplo la muerte de "inocentes" por ello cité el ejemplo de el hijo de David y del mismo Jesús.
En el texto que puse arriba dice claramente que Dios tuvo total control en la muerte del hijo de David, si no lo entiendes así por favor explícame cómo entiendes ese pasaje.
Cuando me preguntas si Dios tiene control sobre cosas como la lujuria la respuesta es si! tiene control sobre todo! si no veamos en el mismo pasaje otro castigo que Dios dice que vendrá sobre David.
2 Samuel 12:11 "Así dice el SEÑOR: "He aquí, de tu misma casa levantaré el mal contra ti; y aun tomaré tus mujeres delante de tus ojos y las daré a tu compañero, y éste se acostará con tus mujeres a plena luz del día". ¿Puede Dios prometer, y por tanto estar seguro de que esto pasará, si Él mismo no está en control de esto? Para que estos hombres tomaran a las mujeres de David no era necesaria la lujuria?
Insisto que la cuestión de la libertad no tiene que ver con una libertad de Dios, la Biblia define libertad como la liberación del castigo del pecado, pues todos éramos esclavos de él. Esa es la libertad que Dios nos da.
Marcelo
¿Por qué permite Dios el sufrimiento?
¿Es Dios el causante del sufrimiento que hay en el mundo?
¿Qué cuestión surgió en el jardín de Edén?
¿Cómo reparará Dios todo el daño que se ha causado?
EN UN país desgarrado por la guerra, hubo una terrible batalla que causó la muerte de miles de mujeres y niños. Todos estos civiles fueron enterrados en una fosa común rodeada de pequeñas cruces con una misma inscripción: “¿Por qué?”. Esa es la pregunta que más hacen quienes pasan por experiencias muy dolorosas. La hacen con tristeza cuando una guerra, una catástrofe, una enfermedad o un acto violento se lleva a sus seres queridos inocentes, destruye sus casas o los hace sufrir terriblemente de otras maneras. Quieren saber por qué les suceden esas desgracias.
¿Por qué permite Jehová Dios el sufrimiento? Si es todopoderoso, amoroso, sabio y justo, ¿por qué hay tanto odio e injusticia en el mundo? ¿Alguna vez se ha hecho usted esas preguntas?
¿Hay algo de malo en preguntar por qué permite Dios el sufrimiento? Algunos creen que si lo hacen demuestran que les falta fe o que no le tienen respeto a Dios. Sin embargo, al leer la Biblia, usted verá que hubo siervos fieles de Dios que hicieron preguntas parecidas. Por ejemplo, el profeta Habacuc le dijo a Jehová: “¿Por qué me obligas a ver tanta violencia e injusticia? Por todas partes veo sólo pleitos y peleas; por todas partes veo sólo violencia y destrucción” (Habacuc 1:3, Traducción en lenguaje actual).
¿Regañó Jehová al fiel profeta Habacuc por plantear esa cuestión? No, no lo regañó. En vez de eso, incluyó sus sinceras palabras en las Escrituras inspiradas. Además, lo ayudó a entender mejor el asunto y a aumentar su fe. Jehová desea hacer lo mismo por usted. Recuerde que la Biblia enseña que “él se interesa” por nosotros (1 Pedro 5:7). Dios odia mucho más que cualquier ser humano la maldad y el sufrimiento que esta causa (Isaías 55:8, 9). Entonces, ¿por qué hay tanto sufrimiento en el mundo?
¿POR QUÉ HAY TANTO SUFRIMIENTO?
Mucha gente de distintas religiones ha preguntado a sus líderes y maestros religiosos por qué sufrimos tanto. La respuesta que suelen darles es que esa es la voluntad de Dios y que él ya determinó hace mucho tiempo todo lo que iba a suceder, hasta las desgracias. A muchas personas les han dicho que los caminos de Dios son misteriosos o que Dios se lleva a la gente, incluso a los niños, para que estén con él en el cielo. Sin embargo, como usted ha aprendido, Jehová nunca causa nada malo. La Biblia dice: “¡Lejos sea del Dios verdadero el obrar inicuamente [o con maldad], y del Todopoderoso el obrar injustamente!” (Job 34:10).
¿Sabe por qué las personas cometen el error de culpar a Dios de todos los sufrimientos? En muchos casos, porque creen que el Dios todopoderoso es el gobernante de este mundo. No conocen una sencilla pero importante verdad que enseña la Biblia, ¿QUIÉN GOBIERNA ESTE MUNDO ACTUALMENTE? (Mateo 4:8, 9; Lucas 4:5, 6) (Juan 12:31; 14:30; 16:11) (2 Corintios 4:3, 4) (1 Juan 5:19). Nos referimos a que el verdadero gobernante de este mundo es Satanás.
La Biblia dice claramente que “el mundo entero yace en el poder del inicuo”, el Diablo (1 Juan 5:19). ¿Verdad que eso lo explica todo? El mundo refleja la personalidad del espíritu invisible que “está extraviando [o engañando] a toda la tierra habitada” (Revelación [Apocalipsis] 12:9). Satanás actúa con engaño, odio y crueldad. Por eso el mundo, que se encuentra bajo su control, está lleno de engaño, odio y crueldad. Esa es la primera razón por la que hay tanto sufrimiento.
La segunda razón es que, como vimos en el capítulo 3, desde que el hombre se rebeló en el jardín de Edén, es imperfecto y pecador. Por lo tanto, le atrae el poder y lucha por obtenerlo, lo que ha traído guerras, opresión y sufrimiento (Eclesiastés 4:1; 8:9). La tercera razón por la que sufrimos es lo que la Biblia llama “el tiempo y el suceso imprevisto” (Eclesiastés 9:11). Como este mundo no está gobernado por Jehová, no cuenta con su protección. Así que la gente puede sufrir daño por encontrarse en cierto lugar en un mal momento.
Es un consuelo saber que Dios no causa el sufrimiento. Él no es el culpable de las guerras, los crímenes, la opresión ni las catástrofes naturales que tanto dolor nos producen. Pero aún tenemos que contestar la pregunta de por qué permite todo ese sufrimiento. Si es todopoderoso, está claro que tiene el poder para ponerle fin. Entonces, ¿por qué no lo hace? Como hemos llegado a conocer a Jehová y hemos visto que es un Dios amoroso, estamos seguros de que debe tener una buena razón (1 Juan 4:8).
SURGE UNA IMPORTANTE CUESTIÓN
Para averiguar por qué permite Dios el sufrimiento, debemos retroceder al momento en que comenzaron todos los problemas. Cuando Satanás consiguió que Adán y Eva desobedecieran a Jehová, surgió una importante cuestión. Satanás no puso en duda el poder de Jehová, pues sabía que no tiene límites. Más bien, puso en duda Su derecho a gobernar. Al afirmar que Dios es un mentiroso y que impide que sus súbditos disfruten de cosas buenas, el Diablo lo estaba acusando de ser un mal gobernante (Génesis 3:2-5). Además, estaba dando a entender que a los seres humanos les iría mejor si no los gobernaba Dios. De esta manera lanzó un ataque contra la soberanía de Jehová, es decir, su derecho a gobernar.
Cuando Adán y Eva se rebelaron contra Jehová, fue como si dijeran: “No necesitamos que Dios nos gobierne. Podemos decidir por nosotros mismos lo que está bien y lo que está mal”. ¿Cómo resolvería Jehová la cuestión? ¿Cómo demostraría a todas las criaturas inteligentes que los rebeldes no tenían razón y que la forma en que él hace las cosas es la mejor? Hay quien piensa que Dios debería haber destruido a los rebeldes y haber creado una nueva pareja humana. Pero él ya había declarado que su propósito era que la Tierra fuera un paraíso y se llenara con los descendientes de Adán y Eva (Génesis 1:28). Y Jehová siempre cumple todo lo que se propone (Isaías 55:10, 11). Además, si hubiera eliminado a los rebeldes en el jardín de Edén, no se habría resuelto la cuestión relacionada con Su derecho a gobernar.
Pongamos una comparación. Un maestro está explicando a sus alumnos cómo resolver un difícil problema de matemáticas. De repente, un alumno inteligente pero rebelde afirma que la forma en que lo está resolviendo es incorrecta, y así da a entender que es un mal maestro. El muchacho insiste en que él conoce una forma mucho mejor de resolverlo. Algunos de sus compañeros de clase creen que tiene razón y se rebelan también. ¿Qué debería hacer el maestro? Podría echar de la clase a los estudiantes rebeldes, pero ¿cómo reaccionarían los demás? Tal vez pensarían que su compañero y los que se unieron a él tienen razón. Podrían perderle el respeto al maestro y pensar que tiene miedo de que se pruebe que está equivocado. Pero ahora suponga que el profesor permite que el estudiante rebelde demuestre a la clase cómo resolvería él el problema.
Jehová ha hecho algo parecido. Recuerde que quienes se rebelaron en el jardín de Edén no eran los únicos implicados en la cuestión. Millones de ángeles observaron lo que ocurrió (Job 38:7; Daniel 7:10). La forma en que Jehová respondiera a la rebelión tendría importantes consecuencias para aquellos ángeles y, con el tiempo, para todas las demás criaturas inteligentes. Así pues, ¿qué ha hecho Jehová? Ha permitido que Satanás demuestre cómo gobernaría él a la humanidad. Y también ha permitido que los seres humanos se gobiernen a sí mismos bajo la dirección de Satanás.
El maestro del que hablábamos sabe que el joven rebelde y los alumnos que lo apoyan no tienen razón. Pero también sabe que si deja que intenten resolver el problema a su manera, toda la clase se beneficiará. Así es, cuando se demuestre que los rebeldes están equivocados, los alumnos que sean sinceros reconocerán que el maestro es el único capacitado para dar la clase. Además, entenderán por qué a continuación este expulsa de la clase a los estudiantes rebeldes. Del mismo modo, Jehová sabe que todos los ángeles y humanos sinceros se beneficiarán cuando vean que Satanás y los demás ángeles rebeldes no tienen razón y que la humanidad no puede gobernarse a sí misma. Aprenderán esta gran verdad que expresó el profeta Jeremías: “Bien sé yo, oh Jehová, que al hombre terrestre no le pertenece su camino. No pertenece al hombre que está andando siquiera dirigir su paso” (Jeremías 10:23).
¿POR QUÉ TANTO TIEMPO?
Pero ¿por qué ha permitido Jehová que el sufrimiento dure tanto tiempo? ¿Y por qué no evita que sucedan cosas malas? Pues bien, pensemos en dos cosas que el maestro antes mencionado no haría. Por un lado, no impediría que el alumno rebelde demostrara cuál es su solución, y por otro lado, no lo ayudaría a resolver el problema. De igual modo, hay dos cosas que Jehová ha decidido no hacer. En primer lugar, no ha impedido que el Diablo y los que están de su parte intenten demostrar que tienen razón. Para ello ha sido necesario dejar pasar el tiempo. En sus miles de años de historia, la humanidad ha probado todo tipo de gobierno y ha hecho avances en la ciencia y en otros campos. No obstante, las injusticias, la pobreza, los delitos y las guerras no han dejado de aumentar. Está más que demostrado que la gobernación humana es un fracaso.
En segundo lugar, Jehová no ha ayudado a Satanás a gobernar este mundo. Si Dios evitara que ocurrieran crímenes horribles y otras desgracias, ¿no cree que en realidad estaría apoyando a los rebeldes? ¿Verdad que podríamos pensar que los seres humanos sí podemos gobernarnos sin que se produzcan resultados desastrosos? Si Jehová actuara de esa forma, sería cómplice de una mentira. Sin embargo, “es imposible que Dios mienta” (Hebreos 6:18).
Pero ¿qué puede decirse de todo el daño que ha causado la larga rebelión contra Dios? Recordemos que Jehová es todopoderoso. Por lo tanto, puede reparar todo ese daño y, además, va a hacerlo. Como hemos aprendido, nuestro planeta se recuperará del maltrato que ha recibido y se convertirá en un paraíso. Gracias a la fe en el sacrificio de Jesús, los seres humanos serán liberados de las consecuencias del pecado. Y en el caso de los difuntos, la resurrección reparará el daño causado por la muerte. De esa forma, Dios utilizará a Jesús “para desbaratar las obras del Diablo” (1 Juan 3:8). Jehová hará todo esto en el momento que él considere mejor. Podemos alegrarnos de que no haya actuado antes, pues gracias a su paciencia se nos ha ofrecido la oportunidad de aprender la verdad y servirle (2 Pedro 3:9, 10). Mientras tanto, Dios está buscando a las personas que desean sinceramente adorarlo y las ayuda a aguantar los sufrimientos en este mundo lleno de problemas (Juan 4:23; 1 Corintios 10:13).
Algunos tal vez piensen que todo este sufrimiento se habría evitado si Dios hubiera creado a Adán y Eva de tal modo que fueran incapaces de rebelarse. Para saber por qué no lo hizo, recuerde un valioso regalo que Jehová nos ha hecho.
Fuente de la informacion es el libro ¿Qué enseña realmente la Biblia?
Editado por: http://www.watchtower.org/s/index.html
Benjamín: ¿Y qué piensas tú???? Me citas la web de la Sociedad Watchtower como si fuera la verdad absoluta (cuando para nada lo es), pero esa no es más que una opinión de las muchas que pueden existir.
Insisto: ¿Qué piensas tú???
Saludos,
Abel.
Estimado conocido, cito de la watch tower no ciegamente, la cito como si citara a ediciones Brugera. A lo mejor si habláramos de recetas de cocina tomaría como referencia a la editorial de Carlos Arguiñano, pues quizás sus recetas se ajusten a mis preferencias culinarias.
Pero en cuanto a asuntos bíblicos escojo lo que ahora y antes es a fin a mi investigación bíblica.
No trato de imponer nada, (al igual que Noé no metió en el arca a nadie arrastrándolo por la oreja, si no que cada cual podo decidir mientras hubo tiempo), si no de mostrar mi punto de vista a través de las referencias. Ahora que también he de reconocer que he sido un poco baguete y he hecho un corta y pega, y hago referencia a las fuente documentales para no caer en atribuciones que no me corresponden.
Un saludo.
Proverbios 25:25
Benjamín:
Yo también tomo de muchas fuentes para mi estudio bíblico, y la Watch Tower puede estar en la lista también, aunque la realidad me dice que hay referencias de mucha mejor calidad y erudición. No olvido que de niño aprendí las historias bíblicas de dos libros suyos.
Te preguntaba sobre lo que tú piensas porque la forma de "argumentar" típica de un testigo de Jehová es referirse a lo que dice la Watch Tower. Jamás usarían otros textos, es la Watch Tower su única referencia.
Quizá no es tu caso, pero usaste el mismo estilo de un testigo de Jehová (me pegaste íntegramente un texto de ellos, y no sólo en este post), por ello mi pregunta: "Ya sé qué piensa la Watch Tower, pero, ¿y qué de tu propia reflexión, de su propia experiencia respecto a la libertad y el sufrimiento?".
Seguimos en contacto.
Muchos saludos,
Bueno, estimado internauta, mi fin no es polemizar, ni de sopesar la calidad de una referencia u otra.
Tambien tengo google como referencia, de echo he lido algo de tu blog. Pero sinceramente esta linea argumental que expuse, a mi me ha resuelto mis inquietudes.
(Hechos 4:20) "Pero en cuanto a nosotros, no podemos dejar de hablar de las cosas que hemos visto y oído".
Mira Abel, a modo de ejemplo piensa para llegar a hacer calculo diferencial uno quizas no le basten 100 años de vida, por eso cuando uno nace siempre imita patrones ya sea por actos reflejos o de propia voluntad , uno puede valerse del recorrido que han echo otros, volviendo al calculo diferencial ¿no me hubiera costado mas aprender a resolver dichas ecuaciones si no conociera las enseñanzas de Tales y Pitagoras? ¿verdad?.
En difinitiva el fin es conocer lo que la biblia enseña (Calculo diferencial) y yo me estoy valiendo de la experiencia de quienes ya llevan tiempo en esto, abra otros. Pero al usar ingienieria inversa con la Biblia, veo que la forma de enseñar de los libros de los Testigos de Jehová es fácil y para todo el mundo, claro que quiera escuchar.
En fin, como testigo de Jehová que soy en el momento actual es que la biblia proviene de Dios, y todos tenemos la libertad de que queremos hacer con nuestro tiempo en vida. Porque ya seas rico o pobre, nuestro final es el mismo.
Pero como mi experiencia, predicando el reino que ha de venir, como jesus dijo en la oracion modelo, Noé anuncio que el fin de toda carne estaba cerca, pero no obligo a nadie a entrar en el arca. Lucas 17:26.
Bueno tengo que dejar de escribir. Este es mi e-mail benjifc@gmail.com
Salu2.
Benjamín:
Muy de acuerdo con lo que dices del cálculo diferencial. Uno siempre comienza a construir desde lo que ya está edificado, sobre los que otros ya han reflexionado. Solo que, en mi caso particular, considero que la visión de los testigos de Jehová no es la más adecuada, ni la superior, por ello mi referencias son otras. A mí, en lo particular, sus respuestas para nada me satisfacen. A tí si, y es cosa personal. No me hace a mí superior a ti ni viceversa.
Es cuestión de teologías. Si no comparto los preceptos básicos (como, por ejemplo el tema del adónde vamos al morir), ni los no básicos, entonces es difícil considerar sus textos como referencia (porque católicos y protestantes tienen abundantes libros fáciles y al alcance de todo el mundo), sobre todo si la erudición está por otros lados.
Y ojo, yo creo que la Biblia es un libro que viene de Dios, solo que el proceso no fue el que siempre se nos dijo, sino que mucho más complejo.
Saludos. Gracias por tu comentario.
Abel.
Abel estoy deacuerdo contigo no es una cuestion de superioridad. Decir que soy Testigo de Jehová, no es mas que una forma de vivir la vida, conforme a lo escrito en la biblia.
Como el que decide hacerlo con arreglo a otras directrices.
Ni me hace mejor ni peor.
Yo cuincido que la Biblia viene de Diós pero no pieso que sea complejo cuando leo lo que esta envuelto en Juan 17:3 Ya que opino que Cristo cuando vino a la tierra a dar su vida por nosotros. Dios sabe que no todos iban a ir al cole, su mensaje ha de estar accesible a todos.
Ya seas Catedratico o analfabeto.
No pienso que la cosa sea oscura o compleja, mas vien es tiempo y dedicacion.
Quizas mal entendi lo que me quisistes decir.
Sin animo de polemica sino de opinar te envio un saludo.
Tampoco quiero polemizar. Lo de superior o inferior era sólo un comentario secundario, menos importante de la idea principal que tú bien dijiste: ser testigo de Jehová -como tú- o protestante -como yo- son formas distintas de entender la fe y la vida.
Yo también creo que hay cosas que son sencillas en la Biblia, totalmente accesibles a todo el mundo, como la idea de que Cristo se encarnó para morir por nosotros. ¡Tan simple y tan profunda es esa idea! ¿No crees?
Un saludo para ti también.
Abel.
Esta escrito en Juan 3:16
16 ”Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que ejerce fe en él no sea destruido, sino que tenga vida eterna.
y como dice Romanos 5:12 que el pecado es transmitido por un hombre perfecto que peco contra Diós. Asi Cristo vino a pagar con su vida perfecta y sin pecar contra Diós, para como dice Juan 13:16 el que ejerza fe en su sacrificio no sea destruido.
todo esta en la biblia.
Salu2 me voy a llevar a la peque al cole.
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