viernes, 30 de noviembre de 2007

Libertad, decisiones y educación sexual

“Sr. Anderson, ¿por qué lo hace?... ¿Por qué persiste? (Agente Smith)
¡Porque decido hacerlo! (Neo)”

Matrix Revolutions


1. La libertad de elegir

Yo creo que el principio primigenio de nuestros actos es la libertad. Sea para salvarme o para condenarme si así lo quiero; para buscar la santidad y para pecar si así lo deseo. Fuera de otras variadas definiciones más complejas, la libertad es aquella posibilidad que tenemos los seres humanos de poder decidir. Debo ser libre para escoger lo que quiera dentro del entorno especial de nuestra elección, asumiendo todas las secuelas respectivas, buenas y malas.

Cada elección realizada en un ambiente de libertad presupone distintas implicancias correspondientes a las alternativas disponibles o, dicho de otra manera, consecuencias específicas que debo poder conocer, por lo que para maximizar la calidad de decisiones tomadas debemos sumergirlas en un entorno de máxima información. Esta explicación puedo expresarla de la siguiente manera:

Individuo A en situación X propensa a escenificarse en un espectro de elección (de tamaño n):

Alternativa 1 -------- Implicación 1
Alternativa 2 -------- Implicación 2
Alternativa 3 -------- Implicación 3

Alternativa n -------- Implicación n


La máxima información deriva en que yo, como sujeto decisor, pueda conocer el conjunto de implicaciones con sus secuelas positivas y negativas (implicación 1, implicación 2,…, implicación n). Así, las puedo clarificar en orden ascendente de gravedad y cuantificar los riesgos aunque ello implica un esfuerzo conciente en educarse sobre cada una de las implicaciones derivadas: leer, aprender de expertos, analizar la historia, ver la casuística. Es de entender que la actitud acorde es la búsqueda de la minimización del riesgo. ¿Por qué hablo de minimización? Porque muchas veces el resultado de la decisión puede tener un nivel de negatividad. Yo no quiero lo malo, no quiero el daño, ergo, debo minimizar el riesgo de la pérdida.


2. La realidad comunitaria

Cada individuo realiza su propio set de decisiones que interactúan y se superponen entre sí. Esto es, lo que yo decida puede afectar a otros y lo que otros decidan puede afectarme a mí. Haciendo una simplificación (que a todos los “n” individuos de una comunidad les afecta la misma situación X), puedo expresarlo así:

- Individuo A en situación X propensa a escenificarse en un espectro de elección:

Alternativa 1 -------- Implicación 1
Alternativa 2 -------- Implicación 2
Alternativa 3 -------- Implicación 3

Alternativa n -------- Implicación n

Este individuo escoge la alternativa 1.


- Individuo B en situación X propensa a escenificarse en un espectro de elección:

Alternativa 1 -------- Implicación 1
Alternativa 2 -------- Implicación 2
Alternativa 3 -------- Implicación 3

Alternativa n -------- Implicación n

Este individuo escoge la alternativa 2.

- Individuo C en situación X propensa a escenificarse en un espectro de elección:

Alternativa 1 -------- Implicación 1
Alternativa 2 -------- Implicación 2
Alternativa 3 -------- Implicación 3

Alternativa n -------- Implicación n

Este individuo escoge la alternativa 3.


- Individuo N en situación X propensa a escenificarse en un espectro de elección:

Alternativa 1 -------- Implicación 1
Alternativa 2 -------- Implicación 2
Alternativa 3 -------- Implicación 3

Alternativa n -------- Implicación n

Este individuo escoge la alternativa n.

La mezcla de decisiones diferentes (alternativa 1, alternativa 2, alternativa 3,… alternativa n) intervienen en la vida de todos los individuos de la sociedad (individuo 1, individuo 2, individuo 3,… individuo n). Esta intervención puede ser destructiva (cuando el nivel de influencia de la decisión de un individuo afecta negativamente a otros) o puede ser constructiva (cuando el nivel de influencia de la decisión de un individuo afecta positivamente a otros). El efecto destructivo de mi decisión puede ser conciente o inconciente aunque para efectos prácticos puede llegar a ser indiferente: interesa en realidad que la decisión se haya hecho más que su motivación

Como ya adelanté en el párrafo anterior, las alternativas pueden ser clasificadas según el efecto que tengan en la sociedad (la sumatoria de individuos). Lo expreso así:

Alternativa 1 -------- Implicación 1 --------- Excelente
Alternativa 2 -------- Implicación 2 --------- Muy buena
Alternativa 3 -------- Implicación 3 --------- Buena
Alternativa 4 -------- Implicación 4 --------- Buena
Alternativa 5 -------- Implicación 5 --------- Buena


Alternativa n-4 -------- Implicación n-4 --------- Indiferente
Alternativa n-3 -------- Implicación n-3 --------- Indiferente
Alternativa n-2 -------- Implicación n-2 --------- Mala
Alternativa n-1 -------- Implicación n-1 --------- Mala
Alternativa n -------- Implicación n --------- Absolutamente destructiva

Todas las alternativas se dan a la vez, por lo que, según este pequeño modelo, tendremos tres elecciones que afectarán negativamente a la sociedad. Así, puede marcarse una línea invisible entre las decisiones “malas” y las demás clasificadas desde “indiferentes” hacia arriba. Esto es:

Alternativa 1 -------- Implicación 1 --------- Excelente
Alternativa 2 -------- Implicación 2 --------- Muy buena
Alternativa 3 -------- Implicación 3 --------- Buena
Alternativa 4 -------- Implicación 4 --------- Buena
Alternativa 5 -------- Implicación 5 --------- Buena



Alternativa n-4 -------- Implicación n-4 --------- Indiferente
Alternativa n-3 -------- Implicación n-3 --------- Indiferente
LÍNEA DE NEGATIVIDAD DE DECISIONES
Alternativa n-2 -------- Implicación n-2 --------- Mala
Alternativa n-1 -------- Implicación n-1 --------- Mala
Alternativa n -------- Implicación n --------- Deplorable


Aquí me detengo con las afirmaciones positivas (que simplemente buscan describir una realidad) y me introduzco a las afirmaciones normativas (que tratan de tomar medidas para cambiar la realidad observada), ingresando nuevamente en el mundo del individuo. Yo, como persona integrante de una comunidad, de una sociedad, debo tratar de afectar lo más positivamente posible a mi entorno o lo menos negativamente con las decisiones que tomo en un entorno de libertad. El bienestar social debe ser el mayor posible. Es, como dice el apóstol Pablo, “todo me es permitido pero no todo me conviene”.

Una aplicación práctica de la maximización del bienestar social es el hacer que la mayor cantidad de decisiones se ubiquen por encima de la “línea de negatividad de decisiones” e, inclusive, que se ubiquen lo más arriba posible aún por debajo de la misma línea (malo es mejor que deplorable). Así minimizaríamos las implicaciones negativas. ¿Cómo lograr eso? Dando a conocer la mayor cantidad de información posible, incentivando el matrimonio entre decisión-consecuencia, comprender la lógica de la minimización de los riesgos (inclusive a niveles personales y no sólo sociales), ir en contracorriente hacia un sentido comunitario de nuestra vida en la tierra, pensar en hacer el bien y reducir el mal, siendo realistas –y no fatalistas- con él: el pecado existe, tanto de manera personal como sistémica y extirparlo es imposible, pero diezmarlo, empequeñecerlo, sí entra en nuestras capacidades humanas.

3. La aplicación al tema de la educación sexual

Seré simplista y diré: Yo decido acostarme con mi pareja; yo decido esperar hasta el matrimonio; yo decido irme a un hotel con la chica que acabo de conocer en la discoteca; yo decido irme a mi casa temprano. Esperar hasta el matrimonio, acostarme con mi pareja, encamarme con la chica que acabo de conocer, tiene consecuencias distintas. Es parte del riesgo. ¿Riesgo a qué? A un embarazo, a la transmisión de una enfermedad, a un trauma, a muchas cosas. Yo debería decidir hacer algo teniendo en cuenta los riesgos y las consecuencias de esos riesgos. Uno es libre de decidir lo mejor/peor para sí mismo considerando que a mayor información la decisión será de mejor calidad.

¿Y cuál es la información? La tipificación de los riesgos con claridad. Me mueve una búsqueda del mayor bienestar social. Por lo tanto, expondré sobre esos riesgos y su correspondiente minimización. En este caso, sobre el principio de cuidado sexual que pienso es el más seguro: la espera hasta el matrimonio, 100% de seguridad. Sin embargo, sé de la realidad y conozco de los embarazos no deseados, del SIDA, del virus del papiloma humano. Otra vez, busco el mayor bienestar social y al mismo tiempo quiero reducir el mal. Basándome en este último afirmo: someto el mal comprimiendo los riesgos de aquellos que “decidieron” un mayor riesgo. Por ello podría ayudar en la educación sexual, en el uso de los preservativos, de los métodos anticonceptivos, pero no limitándome a aspectos operativos de la cuestión, sino enfatizando los riesgos de cada uno de ellos, por supuesto. Eso es colocarse más arriba de la “línea de negatividad de decisiones”.

2 comentarios:

Carolina García dijo...

Abel, gracias por el ejercicio tan minucioso que nos presentas con tanta lógica y racionalidad.
Hace décadas que cursé la preparatoria llevé una materia que nos ponían a hacer este tipo de ejercicios. Me trasladaste a esas épocas con tu escrito.
Que un joven (o cualquiera) tenga el detenimiento y claridad para tener en cuenta todas las opciones posibles a tomar y sus consecuencias secundarias y terciarias sería lo ideal. Incluso en cualquier tipo de decisión.

Saludos de nuez

Abel dijo...

He estado extremadamente lento a la hora de responder los comentarios. ¡Y hace tanto que comentaste!!! Mis disculpas por eso, por este retraso forzado por horas adicionales de trabajo.

¿Cómo es un saludo de nuez???