Aunque el coaching y el mentoring están cambiando el panorama del liderazgo en el mundo organizacional, todavía los líderes son vistos con un aura de misterio, como separados del resto, con cualidades especiales o talentos que los demás no tienen, despachando allá arriba en sus oficinas del tamaño de un departamento pequeño, tomando decisiones trascendentes para mucha gente, observando el panorama con visión global y expresando potentemente una imagen de seguridad.
Demás está decir que en las comunidades cristianas casi es lo mismo. Dentro del catolicismo, la separación entre el clero y el laicado tiene una explicación teológica (mis amigos católicos pueden explicar esto mucho mejor que yo), y en las iglesias protestantes es algo parecido aunque menos riguroso. ¿Cuál es la imagen del pastor? El terno, en lo posible impecable, la prédica homilética, la distancia respetuosa definida con la congregación. La formalidad. La liturgia. La profesionalidad, que a veces oculta al don. La seguridad. Eso para nada es malo. Ha sido el repositorio sobre la cual la iglesia ha crecido, y madurado por muchos años aunque las cosas están diseñadas para que el líder tome el control y no para que sirva al resto, pero esto está siendo cuestionado.
No sé qué piensen ustedes aunque ya he hablado de esto antes. Quizá canse a algunos, pero la cosa es hoy por hoy más horizontal y relacional. El pastor gurú que me daba todas las respuestas está al borde de la jubilación, y es el seno de la comunidad en interacción plena, en el compartir entre todos, en donde nacen todas las nuevas interrogantes y las nuevas soluciones. Esta comunidad tiene un diseño distinto al anterior que tiene presente que el que "anhela obispado es porque buena obra desea", pero sabiendo que "si alguien quiere ser primero pues debe ser postrero". Esta comunidad quiere aplicar de verdad esta realidad bíblica.
La homilética se está transformando (¡y este lugar, Internet, es la prueba de eso!) y hoy todos podemos hablar y comentar gracias a esa maravillosa herramienta llamada blog, que permite que la voz fluya en dos sentidos; ya no sólo viene del púlpito, sino de “abajo”. Y este “abajo” presiona y condiciona al nuevo liderazgo (que, como decía, la tiene clarísima cuando entiende que tiene que servir de verdad y no hacerse servir) con sus propios parámetros: un fluir real del don que el Espíritu Santo nos ha dado, adiós a la formalidad disuasiva y separatista –no más corbatas, no más elegancia-, bienvenida a la prédica diseñada para el oyente y no para el esquema teológico del seminario, esto es, gráfica, narrativa y absolutamente dialogante, pero por sobre todas las cosas, priorizando la transparencia a la seguridad.
Sí, transparencia. Los líderes están distantes y no se muestran como realmente son -esta es una realidad fulminante en muchas iglesias-. Predican bonito, aconsejan muy bien, pero no se sabe lo que sienten, lo que sufren ni lo que sueñan (a menos que sean sueños de grandeza ministerial). Ahora la seguridad se está desechando porque es mejor la transparencia, y el “abajo” pide un líder como ellos, no un oráculo místico sino alguien que se muestre tal cual es con virtudes, defectos, luchas, crisis, dilemas, fracasos, éxitos, alegrías, penas, dudas, certezas, miedos, esto es, que se muestre en toda su humanidad. Sin imágenes prefabricadas, sin máscaras, totalmente cristalinos.
Demás está decir que en las comunidades cristianas casi es lo mismo. Dentro del catolicismo, la separación entre el clero y el laicado tiene una explicación teológica (mis amigos católicos pueden explicar esto mucho mejor que yo), y en las iglesias protestantes es algo parecido aunque menos riguroso. ¿Cuál es la imagen del pastor? El terno, en lo posible impecable, la prédica homilética, la distancia respetuosa definida con la congregación. La formalidad. La liturgia. La profesionalidad, que a veces oculta al don. La seguridad. Eso para nada es malo. Ha sido el repositorio sobre la cual la iglesia ha crecido, y madurado por muchos años aunque las cosas están diseñadas para que el líder tome el control y no para que sirva al resto, pero esto está siendo cuestionado.
No sé qué piensen ustedes aunque ya he hablado de esto antes. Quizá canse a algunos, pero la cosa es hoy por hoy más horizontal y relacional. El pastor gurú que me daba todas las respuestas está al borde de la jubilación, y es el seno de la comunidad en interacción plena, en el compartir entre todos, en donde nacen todas las nuevas interrogantes y las nuevas soluciones. Esta comunidad tiene un diseño distinto al anterior que tiene presente que el que "anhela obispado es porque buena obra desea", pero sabiendo que "si alguien quiere ser primero pues debe ser postrero". Esta comunidad quiere aplicar de verdad esta realidad bíblica.
La homilética se está transformando (¡y este lugar, Internet, es la prueba de eso!) y hoy todos podemos hablar y comentar gracias a esa maravillosa herramienta llamada blog, que permite que la voz fluya en dos sentidos; ya no sólo viene del púlpito, sino de “abajo”. Y este “abajo” presiona y condiciona al nuevo liderazgo (que, como decía, la tiene clarísima cuando entiende que tiene que servir de verdad y no hacerse servir) con sus propios parámetros: un fluir real del don que el Espíritu Santo nos ha dado, adiós a la formalidad disuasiva y separatista –no más corbatas, no más elegancia-, bienvenida a la prédica diseñada para el oyente y no para el esquema teológico del seminario, esto es, gráfica, narrativa y absolutamente dialogante, pero por sobre todas las cosas, priorizando la transparencia a la seguridad.
Sí, transparencia. Los líderes están distantes y no se muestran como realmente son -esta es una realidad fulminante en muchas iglesias-. Predican bonito, aconsejan muy bien, pero no se sabe lo que sienten, lo que sufren ni lo que sueñan (a menos que sean sueños de grandeza ministerial). Ahora la seguridad se está desechando porque es mejor la transparencia, y el “abajo” pide un líder como ellos, no un oráculo místico sino alguien que se muestre tal cual es con virtudes, defectos, luchas, crisis, dilemas, fracasos, éxitos, alegrías, penas, dudas, certezas, miedos, esto es, que se muestre en toda su humanidad. Sin imágenes prefabricadas, sin máscaras, totalmente cristalinos.
7 comentarios:
hola Abel, tanto tiempo si leerte...
Que buena y poderosa reflección nos traes, sobre un liderazgo dialógico y transparente como la manera de acercarnos a este posmodernismo creciente. La transparencia, el dialogo y la reciprocidad serán las herramientas para acabar con el caudillismo mesianico en nuestras iglesias,y el absolutismo autoritario de muchos líderes que hoy pululan en nuestro continente.
Un abrazo hermano
Saludos
Un buen artículo, aunque me parece que no podemos generalizar y hacer pensar que el liderazgo protestante es todo así. ¿Mucho es? Posiblemente si o no.
Los que somos líderes debemos aprender que nuestro liderazgo deber ser tal como tu lo denotas, es algo que nuestras iglesias agradecerían.
Hace mucho me enseñaron que Pastor (y yo soy Pastor) debe oler a oveja. Es decir, debe estar a la altura de sus ovejas, convivir con ellas, vivir con ellas, a darles de comer a ella y por supuesto, alimentarse de ellas, ya que ellas también enseñan. Un líder no debe nunca pensar que ya lo sabe todo y qué está sobretodo, semejante error solo entorpece el mover de Dios.
Saludos a la tierra de mi esposa: Perú.
Jesús Vera
Nota: Lo siento que vaya como anónimo en el comentario, pero no se que pasó con Blogspo. Pero mi nombre es el real
Anyul:
Pues de acuerdo con todo lo que dices. La transparencia, el dialogo y la reciprocidad son fundamentales para la construcción de comunidades cristianas más sanas y mejor preparadas para la ola de siglo XXI que se nos viene.
Saludos,
Jesús:
No, no estoy diciendo que todo el liderazgo evangélico sea así, pero lamentablemente esas características de las que hablas ("el pastor debe oler a oveja" y similares) se han diluído demasiado en la iglesia actual. Es muy frecuente el autoritarismo, la exigencia de sumisión, los pastores-gerentes, el pastor lleno de otras obligaciones en siglas inentendibles... ¿y el olor a oveja? Se ha perdido, o mejor dicho, se está perdiendo.
Gracias por tu comentario.
Saludos,
Da gusto leerte. Sobre todo porque el tema es interesante. Mientras el liderazgo sea una cuestión que se posee en exclusiva y su objetivo no esté al servicio de la comunidad que se lidera, seguirá siendo un cargo más.
Por qué será que las religiones se ponen al paso de la historia de manera más lenta.
Porque no me basta la explicación de que un líder religioso sea "iluminado" o tenga hilo directo con Dios. Un líder religioso, como cualquier otro, o quizás con mayor razón que cualquier otro líder, debería demostrar responder a lo que es un mundo desafiante y que cambia a velocidad de vértigo.
Daniel:
Gracias por tu comentario. Cierto, por lo general las religiones se mueven más lentamente ante el paso de la historia. ¿Será por su tendencia a dogmatizarse?
Saludos Abel, a proposito de liderazgo,la otra vez oi decir a A.Denegri de q el humano es eminentemente "jerarquico" y por
tanto es poco posible q pueda vivir en "democracia", en todo el sentido de la palabra.Creo tambien q esto se aplica a la iglesia de la actualidad ya q ahora mas pesa lo humano q lo cristiano(como principios),y equivocadamente se copia el liderazgo patronal q es secular y contrario al liderazgo cristiano q es servil(de servicio) y no jerarquico.
Aqui algunos textos,disculpa la redundancia.
Mateo 20:27 y el que quiera entre vosotros ser el primero, será vuestro siervo;
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Mateo 23:11 Pero el mayor de vosotros será vuestro servidor.
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Marcos 9:35 Sentándose, llamó a los doce y les dijo: Si alguno desea ser el primero, será el último de todos y el servidor de todos.
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Marcos 10:43 Pero entre vosotros no es así, sino que cualquiera de vosotros que desee llegar a ser grande será vuestro servidor,
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Lucas 22:26 Pero no es así con vosotros; antes, el mayor entre vosotros hágase como el menor, y el que dirige como el que sirve.
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