Suelen hacer payasadas junto a sendas tonterías, dándole de comer al gremio periodístico con sus frecuentes deslices y alimentando a la radio bemba de las esquinas citadinas, pero en los últimos meses siento que los parlamentarios peruanos se han pasado de la raya. Ya era bastante que en el hemiciclo pasado tuviéramos a un anciano congresista violador que sufrió de prisión domiciliaria, pero en éste las cosas parecen ser más recurrentes, por lo menos en cuestión del número de implicados.
Damas recién electas le dieron macizas trompadas a un guardia de seguridad (según ellas, en defensa propia a pesar del video testigo) la noche que se estaba debatiendo en el pleno la aprobación del Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos con la precisión de la práctica que seguramente les dio su pasado de dirigentas cocaleras en los valles selváticos. Pero se venía más, algo que mantendría alterado al gallinero por varias semanas. Una “madre de la patria”, Notaria Pública de la ciudad de Huancayo, “contrató” a su empleada doméstica como asesora del Parlamento (En su defensa inicial, Elsa Canchaya dijo que por tres años “ella había preparado a su asesora personalmente de manera especial”, afirmando indirectamente que su “enseñanza” era superior a los cinco años de carrera universitaria que hay que estudiar en el Perú.). Otro parlamentario, Walter Menchola, hizo contratar a su “amiga cariñosa” como asesora de otro despacho congresal (no le quedó otra que pedir disculpas públicas). Y ahora, otra más, Tula Benites, del APRA, el partido de gobierno, empleó a un empleado fantasma de esos que cobran puntualmente a fin de mes pero que nadie conoce porque nunca van a trabajar. “La vamos a investigar” dijo con dolor Mercedes Cabanillas, presidenta del Congreso.
Al mismo tiempo, y con la incomodidad de la opinión pública por la ola de denuncias por las contrataciones irregulares, este mismo Congreso ha iniciado el debate de la Bicameralidad, medida que tiene un repudio general. A los miembros del gobierno les es poca cosa los cincuenta millones de dólares anuales que costaría la cámara nueva al país. “La funcionalidad del Congreso los vale” ha sido el argumento esgrimido por algunos. Para serles sincero, me harta en sobremanera escuchar estas cosas. Estoy seguro que los que leen estas líneas podrán decir cosas parecidas de sus países. Latinoamérica se parece mucho. Demasiado, a veces.
Es que hay una disociación entre lo que es y lo que debe ser en la función política en mi país. Acostumbrados a los dislates, esperamos que vengan ya que han sido tantos a través de la historia que nuestra piel está absolutamente curtida y, a veces, nos invade la indiferencia o la sensación de no poder hacer nada ante el sistema corrupto que nos envuelve. Y el clásico aislamiento cristiano agrava el sentimiento de abulia política.
Sin embargo, el político tiene una misión olvidada, llena de polvo, telarañas y polillas, una pauta del debe ser del párrafo anterior. Dice Esdras 7:25:
“Y tú, Esdras, conforme a la sabiduría de tu Dios, que posees, establece escribas y jueces que establezcan la justicia a todo el pueblo de Transeufratina, a todos los que conocen la ley de tu Dios. A quienes la ignoran, habréis de enseñársela”. (Biblia de Jerusalén)
Según este texto, el escriba Esdras, fundador de la primera escuela hermenéutica judía, cumplió una triple función, una triada de labores definidas en el Decreto del rey persa Artajerjes, vinculadas a:
El gobierno
La justicia
La enseñanza.
“Habréis de enseñársela”. ¿Qué tenemos aquí? La Biblia nos sugiere con el ejemplo de Esdras que el político, puesto por Dios (de acuerdo al relato paulino) tiene una labor docente para con la gente que está por debajo de él, en nuestro contexto moderno, para con sus electores. Se entiende una labor pedagógica dentro de su función legislativa (que tampoco se hace), pero al mismo tiempo, por su propia posición encumbrada, hay un requerimiento ético que debe cumplir de manera estricta (ver Esdras 7:26 y sus castigos de muerte, destierro, multa o cárcel para los transgresores. Asumimos una sanción igual para aquel profesor que no haga lo que él mismo ha enseñado). Todo congresista debe ser hábil para gobernar, justo a la hora de tomar decisiones que involucran a miles de personas, y presto a enseñar a la gente con sus palabras, su conocimiento, y su ejemplo.
En Perú hay un olvido total de esto, un déficit, una carencia a niveles cercanos a la hambruna. “¿Labor docente? ¿Al elector? ¡Si ya votó, ya no me interesa! Además, para eso no me eligieron…” Cara sonriente para las elecciones, nos llenan la ciudad de afiches horribles con lemas absurdos, pero nunca cumplen su función triple. ¿Le enseñarán a la Nación, señores congresistas, el camino de la ética, del trabajo bien realizado, de la entrega, del servicio franco al país? ¿Lo harán alguna vez?
¿O se rasgarán las vestiduras cuando llegue otro Ollanta Humala, amigo de Hugo Chávez, con su grito antisistema, preguntándose del porqué del voto rebelde?
Damas recién electas le dieron macizas trompadas a un guardia de seguridad (según ellas, en defensa propia a pesar del video testigo) la noche que se estaba debatiendo en el pleno la aprobación del Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos con la precisión de la práctica que seguramente les dio su pasado de dirigentas cocaleras en los valles selváticos. Pero se venía más, algo que mantendría alterado al gallinero por varias semanas. Una “madre de la patria”, Notaria Pública de la ciudad de Huancayo, “contrató” a su empleada doméstica como asesora del Parlamento (En su defensa inicial, Elsa Canchaya dijo que por tres años “ella había preparado a su asesora personalmente de manera especial”, afirmando indirectamente que su “enseñanza” era superior a los cinco años de carrera universitaria que hay que estudiar en el Perú.). Otro parlamentario, Walter Menchola, hizo contratar a su “amiga cariñosa” como asesora de otro despacho congresal (no le quedó otra que pedir disculpas públicas). Y ahora, otra más, Tula Benites, del APRA, el partido de gobierno, empleó a un empleado fantasma de esos que cobran puntualmente a fin de mes pero que nadie conoce porque nunca van a trabajar. “La vamos a investigar” dijo con dolor Mercedes Cabanillas, presidenta del Congreso.
Al mismo tiempo, y con la incomodidad de la opinión pública por la ola de denuncias por las contrataciones irregulares, este mismo Congreso ha iniciado el debate de la Bicameralidad, medida que tiene un repudio general. A los miembros del gobierno les es poca cosa los cincuenta millones de dólares anuales que costaría la cámara nueva al país. “La funcionalidad del Congreso los vale” ha sido el argumento esgrimido por algunos. Para serles sincero, me harta en sobremanera escuchar estas cosas. Estoy seguro que los que leen estas líneas podrán decir cosas parecidas de sus países. Latinoamérica se parece mucho. Demasiado, a veces.
Es que hay una disociación entre lo que es y lo que debe ser en la función política en mi país. Acostumbrados a los dislates, esperamos que vengan ya que han sido tantos a través de la historia que nuestra piel está absolutamente curtida y, a veces, nos invade la indiferencia o la sensación de no poder hacer nada ante el sistema corrupto que nos envuelve. Y el clásico aislamiento cristiano agrava el sentimiento de abulia política.
Sin embargo, el político tiene una misión olvidada, llena de polvo, telarañas y polillas, una pauta del debe ser del párrafo anterior. Dice Esdras 7:25:
“Y tú, Esdras, conforme a la sabiduría de tu Dios, que posees, establece escribas y jueces que establezcan la justicia a todo el pueblo de Transeufratina, a todos los que conocen la ley de tu Dios. A quienes la ignoran, habréis de enseñársela”. (Biblia de Jerusalén)
Según este texto, el escriba Esdras, fundador de la primera escuela hermenéutica judía, cumplió una triple función, una triada de labores definidas en el Decreto del rey persa Artajerjes, vinculadas a:
El gobierno
La justicia
La enseñanza.
“Habréis de enseñársela”. ¿Qué tenemos aquí? La Biblia nos sugiere con el ejemplo de Esdras que el político, puesto por Dios (de acuerdo al relato paulino) tiene una labor docente para con la gente que está por debajo de él, en nuestro contexto moderno, para con sus electores. Se entiende una labor pedagógica dentro de su función legislativa (que tampoco se hace), pero al mismo tiempo, por su propia posición encumbrada, hay un requerimiento ético que debe cumplir de manera estricta (ver Esdras 7:26 y sus castigos de muerte, destierro, multa o cárcel para los transgresores. Asumimos una sanción igual para aquel profesor que no haga lo que él mismo ha enseñado). Todo congresista debe ser hábil para gobernar, justo a la hora de tomar decisiones que involucran a miles de personas, y presto a enseñar a la gente con sus palabras, su conocimiento, y su ejemplo.
En Perú hay un olvido total de esto, un déficit, una carencia a niveles cercanos a la hambruna. “¿Labor docente? ¿Al elector? ¡Si ya votó, ya no me interesa! Además, para eso no me eligieron…” Cara sonriente para las elecciones, nos llenan la ciudad de afiches horribles con lemas absurdos, pero nunca cumplen su función triple. ¿Le enseñarán a la Nación, señores congresistas, el camino de la ética, del trabajo bien realizado, de la entrega, del servicio franco al país? ¿Lo harán alguna vez?
¿O se rasgarán las vestiduras cuando llegue otro Ollanta Humala, amigo de Hugo Chávez, con su grito antisistema, preguntándose del porqué del voto rebelde?
7 comentarios:
Esta manera de hacer política es una plaga que padecemos en latinoamérica, y quizás en otras áreas geográficas. Los políticos consideran que la democracia termina el día de la votación, y en realidad ahí comienza, el ejercicio de participación ciudadana en las decisiones debería ser continuo.
Chispas, Abel, como ciudadano y compatriota tuyo comparto tu indignación.
Sin embargo, creo que has olvidado un precepto paulino fundamental con respecto a la política:
“…Sométase toda persona a las autoridades que gobiernan; porque no hay autoridad sino de Dios, y las que existen, por Dios son constituidas.
Por consiguiente, el que resiste a la autoridad, a lo ordenado por Dios se ha opuesto; y los que se han opuesto, sobre sí recibirán condenación…” (Romanos 13:1,2)
Eso de estar hablando pestes de nuestras autoridades y citar libros caducos del Antiguo Pacto son, creo yo, deslices propios de una mente colérica.
Daniel:
De acuerdo con lo que dices. Ese ejercicio ciudadado en la toma de decisiones y participación debería ser contínuo, y motivado desde ambas partes, no sólo desde la base. En fin, hay muchísimo que discutir en este tema.
Saludos,
Duende:
Yo menciono (sin citar el versículo de Pablo) al texto de Romanos que colocaste, lo he tenido en mente al escribir el pasaje. Algo importante -que no debe olvidarse- es la definición de "resistencia" y, con esta definición en mente, podemos argumentar si una opinión política en contra de la autoridad es "resistencia" o no. Porque si sigo tu lógica, un cristiano jamás puede, ni siquiera, oponerse verbalmente a alguna situación creada por las autoridades aunque sea abiertamente injusta. Y no es así. Dios nunca pone un poder absoluto en un ser humano. Recuerda que el sometimiento es compartido, unos sometidos a los otros en amor.
Y sobre el Antiguo Testamento diré que aunque la Ley es caduca para los cristianos, los principios que surgen del texto no vencen nunca, y más bien nos son de ayuda y de permanente reflexión. ¿Descartarías las enseñanzas que nos hablan del Dios que creó todo? ¿De un Dios que nos dio ser desde su ser? ¿Olvidarías el caminar del pueblo de Israel, con sus idas y venidas en el camino de la fe, tan parecidas a las nuestras el día de hoy? No, no se puede hacer.
Hola Abel,
Navegando en la web llegué a tu blog. Creo que ha sido de mucha bendición leer varios de tus escritos.
Un abrazo y muchas bendiciones para tí también.
Gustavo
Abel, Como estas?
Realmente es lamentable que muchas de nuestras naciones de latinoamerica -no quisiera decir todas, pero puede ser-, se encuentran en un perenne proceso de gestación.
Aca en México, Lopez Obrador, que se hace llamar 'presidente legítimo', subió de 'puesto' a su chofer personal, convirtiendolo en asesor de su presidencia chatarra -el perdió las elecciones, pero dice que fue un fraude-.
Un gobernador -el gober precioso- tiene nexos con bandas de pedofilos, junto con otros lideres del congreso y de la industria.
Y esto es nada contra lo que en verdad ocurre.
Realmente es un riesgo, pues el descontento popular siempre se acumula.
Estoy convencido que Dios tiene propositos mayores para nuestros pueblos, y en ellos los creyentes tenemos un papel crucial.
Sin embargo, creo que aún no hemos madurado para representan el papel que el mundo necesita.
Saludos, muy buen blog...!
Alejandro:
Muy de acuerdo contigo en el hecho que los evangélicos, como elementos miembros de la sociedad, no estamos listos para la participación polìtica. Somos inmaduros, algo soberbios y poco altruistas para con el resto del país, "pecador", "mundano" y "sucio". Además, peleamos demasiado entre nosotros mismos. Nos falta mucho todavía...
Pero igual, eso no quita que el político, sin importar su confesión, tenga una responsabilidad para con sus electores y que, en nuestros países, ésta no se asuma como en el caso de López Obrador que me contabas.
En fin, mucho más que conversar en este tema.
Saludos,
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