sábado, 31 de octubre de 2009

Aborto: del efecto a la causa (III)

El toro por las astas

Un cristiano, para mí, encuentra un campo de misión extremadamente valioso al enseñar a los jóvenes de una manera completa el tema sexual de una manera que abarque a todos y no se restrinja a unos pocos, ya que llega hasta lo más profundo de nuestra intimidad: el inicio de nuestro caminar en este mundo, la génesis del soplo de vida. ¿Qué implica este campo de misión?

(1) La necesidad de definir con claridad lo que es el sexo, qué implica, qué vincula, cuánto pesa dentro de nuestra naturaleza humana. Es urgente comunicar que una relación sexual no se centra en la carnalidad, tampoco en un sentimiento o una atracción hormonal que debe ser satisfecha, sino que subyace profundas relaciones indexadas a nuestra compleja humanidad. No debemos de agotarnos en entregar este mensaje, que prácticamente puede ser de vida o muerte, remando contracorriente en un mundo que se ha entregado al placer sin tapujos ni limitantes.

(2) Debemos hablar de la praxis que garantiza la seguridad total: lo mejor es no tener relaciones sexuales hasta que te cases, sin riesgo de embarazos no deseados que puedan truncar los planes de vida ni de muertes innecesarias. Es evidente que la ética sexual cristiana va más allá, pero para evitar abortos basta con ello.

(3) La necesidad de protegerse si se toma la decisión de tener relaciones sexuales. Somos absolutamente libres de irnos a la cama con quienes queramos –según las determinaciones de nuestro marco moral-, pero debemos asumir las posibles consecuencias. No hay método 100% seguro en el mercado que evite los embarazos, por lo que hay ciertos riesgos marginales que deben ser claramente explicados de la manera más diáfana posible, a manera de “para protegerte tienes estos métodos: a, b, c. Para evitar embarazos no deseados tienes d, e, f. Y SE USAN DE ESTA MANERA”. O sea, enseñar a usar un condón correctamente, a usar las pastillas, el método del ritmo, todos los demás. Por lo tanto, ¿puede ser parte de la misión de Dios enseñar a usar el preservativo a jóvenes que no comparten mi ética pero que seguramente se acostarán con su enamorada o una prostituta muy pronto? Pues, diría que sí. El pecado debe ser minimizado siempre.

(4) Tomar el toro por las astas también significa considerar con seriedad la casuística completa, esto es, hablar de aborto eugenésico, la píldora del día siguiente y los embarazos por violaciones. El primer caso es sumamente complejo, pero pienso que es posible admitir la posibilidad de un aborto para casos muy especiales, que los expertos en el tema (léase, los médicos) deben determinar de una manera sumamente cuidadosa, buscando el diagnóstico más preciso, considerando inclusive el riesgo de la vida de la madre. La llamada píldora del día siguiente requiere una clara definición. ¿Es abortiva o no? Si lo es, entonces no debe usarse. Si no lo es, entonces no hay problema. ¿Quién debe determinar eso? Los expertos, o sea, los médicos. Yo soy economista y estudio con relativa seriedad la teología, por lo que no soy competente en las disquisiciones de las ciencias biológicas, y la verdad es que se leen demasiados comentarios a favor y en contra. Respecto al embarazo por violaciones, creo que debe primar el derecho a la vida del bebé. Él no es culpable del acto en sí. El violador debe ser encerrado con la máxima pena posible, pero pienso que el bebé debe nacer. ¿Qué debe decidir la mujer? Si lo deja en adopción o no.

Soy conciente que hay mucho por debatir, pero como cristianos debemos tener posturas claras sobre este tema tan sensible. Entiendo que puedan convivir algunas divergencias, pero lo que es claro es que no pueden existir posturas indiferentes ante esta situación que se ha generalizado peligrosamente. Como ya he dicho antes, el silencio para el cristiano es siempre enemigo.

1 comentario:

Carolina García dijo...

Hola Abel,

Me alegra que se hable de estos temas y que se dé el ámbito de libertad para que la información oportuna sea parte de lo que debamos aportar como cristianos.

Por otra parte, veo que tocas varios puntos juntos. Empezando por el punto uno. Con el punto uno tendría para un buen rato.
¿Sabes? Creo que vale la pena discutir los discursos que se plantean con la jerga de los "derechos sexuales y reproductivos" de las Conferencias Internacionales y sus respectivos Organismos. No porque sea la verdad última, sino porque a partir de ahí es que podríamos posicionarnos frente a acciones organizadas, unir esfuerzos (o no). Y me parece, ya hay quienes lo están haciendo. Todavía busco referencias concretas.

Hay por ahí ya varios modelos interesantes de trabajo con la salud sexual y reproductiva; lástima que la mayoría operan en Africa y Oceanía, todavía no hay tanto trabajo acá en las Américas.

Volviendo a la cuestión del aborto: una cosa es la deliberación moral a través de la reflexión ética, para cada caso y circunstancia; otra cosa es definir nuestra postura ante lo que debíamos esperar que se ocupe el Estado a través de las leyes y las instituciones. Mi postura parte de esa diferenciación para entonces generar el contexto que propicien decisiones más "seguras", "saludables", "plenas".

Del PAE (pastilla de anticoncepción de emergencia). No es un método abortivo: si una mujer que está embarazada -y no lo sabe-, tiene relaciones coitales y luego al siguiente día toma la PAE, no aborta. El efecto del PAE es el mismo que de las pastillas hormonales tradiconales (retrasar la ovulación), sólo que el PAE es una dosis mucho mayor. La cuestión grave con el PAE -en México- es que los jóvenes la están tomando al antojo, sin información, como método regular y como no está prescrita para eso, seguro tendrá consecuencias. Y con el PAE no previenen ninguna infección de transmisión sexual.

Uno de los documentos que más me han gustado para guiar programas de educación sexual en grupos de adolescentes es el que hizo el ministerio de educación de Perú en conjunto con "TearFound" (cristianos). Recomendado.

Saludos