sábado, 6 de diciembre de 2008

El siervo del centurión en versión de Coelho

Es muy popular pero ligerito. Paulo Coelho tiene el tipo de escritura ideal para tiempos modernos: simple, directa, en forma de relato, no voluminosa. Nada de técnicas literarias complejas. He leído cuatro o cinco libros de él y, de todos, creo que el más valioso es "El Alquimista". En él crea una historia con uno de los relatos que más me conmueven de los evangelios: el siervo del centurión. Para mí, esas dos páginas valen muchísimo más de lo que pagué por el libro (lo compré usado en una feria de libros en Lima). Allí les va.

En la antigua Roma, en la época del emperador Tiberio, vivía un hombre muy bueno, que tenía dos hijos: uno era militar, y cuando entró en el ejército, fue enviado a las más lejanas regiones del Imperio. El otro hijo era poeta y encantaba a toda Roma con sus hermosos versos.

Una noche, el viejo tuvo un sueño. Un ángel se le aparecía para decir que las palabras de uno de sus hijos serían conocidas y repetidas en el mundo entero, por todas las generaciones venideras. El anciano despertó agradecido y orando aquella noche, porque la vida era generosa y le había revelado algo que cualquier padre se sentiría orgulloso de saber.

Poco tiempo después, el viejo murió al intentar salvar a un niño que iba a ser aplastado por las ruedas de un carruaje. Como se había portado de manera justa toda su vida, fue directo al cielo, y se encontró con el ángel que se le había aparecido en el sueño.

─Tú fuiste un hombre bueno ─le dijo el ángel─. Viviste tu existencia con amor y moriste con dignidad. Puedo realizar ahora cualquier deseo que tengas.

─La vida también fue buena para mí ─respondió el anciano─. Cuando tú te me apareciste en un sueño, sentí que todos mis esfuerzos estaban justificados. Porque los versos de mi hijo quedarán entre los hombres por los siglos venideros. Nada tengo que pedir para mí; sin embargo, todo padre se enorgullecería de ver la fama de alguien a quien él cuidó cuando niño y educó cuando joven. Me gustaría ver, en el futuro lejano, las palabras de mi hijo.

El ángel tocó en el hombro al anciano y los dos fueron proyectados hacia un futuro distante. A su alrededor apareció un lugar inmenso, con millares de personas, que hablaban en una lengua extraña.

El viejo lloró de alegría.

─Yo sabía que los versos de mi hijo poeta eran buenos e inmortales ─dijo al ángel, entre lágrimas─. Me gustaría que me dijeses cuál de sus poesías está recitando esa gente.

El ángel entonces se aproximó al viejo con cariño y se sentaron en uno de los bancos que había en aquel inmenso lugar.

─Los versos de tu hijo poeta fueron muy populares en Roma ─dijo el ángel─. Gustaban a todos y todos disfrutaban con ellos. Pero cuando acabó el reinado de Tiberio, sus versos también fueron olvidados. Estas palabras son de tu hijo que entró en el ejército.

El anciano miró sorprendido hacia el ángel.

─Tu hijo fue a servir a un lugar lejano [y] llegó a ser centurión. Era también un hombre justo y bueno. Una tarde, uno de sus siervos enfermó y estaba a punto de morir. Tu hijo, entonces, oyó hablar de un rabino que curaba a los enfermos y anduvo días y días en busca de este hombre. Mientras caminaba, descubrió que el hombre al que estaba buscando era el Hijo de Dios. Encontró a otras personas que habían sido curadas por él, aprendió sus enseñanzas e incluso siendo un centurión romano se convirtió a su fe. Hasta que cierta mañana llegó cerca del Rabino.

─Le dijo que tenía un siervo enfermo. Y el Rabino se dispuso a ir hasta su casa. Pero el centurión era un hombre de fe y mirando al fondo de los ojos del Rabino, comprendió que estaba delante mismo del Hijo de Dios cuando las personas que estaban alrededor de ellos se levantaron.

─Estas son las palabras de tu hijo ─dijo el ángel al anciano─. Son las palabras que él dijo al Rabino en aquel momento y que nunca más fueron olvidadas. Decían:

“Señor, yo no soy digno de que entres en mi casa, pero di una sola palabra y mi siervo será salvo”


Imagen: "Jesús y el centurión" de El Veronés (1528-1588).

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Estimado:
Pasaba a dejarle mi nueva dirección del blog
http://www.blessnews.com/
siempre usté será bievenido por allí

Abrazos.

Abel dijo...

Tomo nota. Me pasearé por allí con frecuencia.

Saludos,

Jose dijo...

Amen! Brother.

Slds!

Danny Alvarado dijo...

Hermoso!

Abel dijo...

Es Coehlo, ya se sabe cómo escribe, pero este texto es muy bonito ;-)