sábado, 21 de julio de 2007

Mi experiencia con la religión

Todos hemos tenido experiencias con la religión. Aquí va la mía super resumida en una especie de testimonio que pude dar en el conversatorio con Marcos Baker a propósito del libro "¡Basta de religión!", en San Juan de Lurigancho, el distrito más poblado de Lima-Perú.

Este testimonio es parcial y conciso. Gente que me conoce se dará cuenta que hay muchos detalles que faltan, sobre todo cuando soy el malo de la historia. Espero un día poder contar todo: es esa mi tarea pendiente.

Saludos a todos. Gracias a Jorge Chávez por el video.

martes, 17 de julio de 2007

Y sin embargo... se mueve

¡Terremoto en la iglesia! ¿Se destruirá? ¿Será aplastada, como lo proponía Voltaire? La fuente de esperanza es que no estamos perdidos, que nada es irreversible, que las aparentes nubes negras que el horizonte nos trae son sólo una especie de dejavoo porque la iglesia ha pasado cismas tremendos en el pasado y ha sabido sortearlos no sin problemas, no sin dolor, no sin sangre, no sin muertos, no sin guerras, no sin mártires, y aquí estamos, anunciando nuestro corazón entregado a Cristo. Aunque no lo percibimos en lo inmediato, en el mediano y largo plazo, la iglesia es flexible y dinámica, con una gran capacidad transformadora que la hace distinta tanto horizontal como verticalmente: en un diagrama cartesiano, digo vertical para referir al tiempo y horizontal para representar a las posturas teológicas-eclesiologicas.


Para describir la secuencia vertical tomaré el ejemplo de un clásico articulo de Andrew Walls[i] donde describe las visitas de un erudito extraterrestre de vida muy larga que, a través de varios siglos, toma diversas observaciones de las practicas, costumbres e inquietudes de los cristianos con el objetivo de encontrar patrones de continuidad de la iglesia. El tomó las siguientes muestras:

a) Año 37 d.C. Se encuentra a un grupo de cristianos oriundos de Jerusalén, todos judíos, reunidos en el gran templo restringido sólo a descendientes de Abraham. Ofrecen sacrificios de animales para remisión de sus pecados, el séptimo día no trabajan de ninguna manera, circuncidan a sus hijos varones, cuidadosamente siguen una sucesión de rituales y se deleitan en la lectura de libros de leyes antiguas. De hecho, parecen ser una de varias “denominaciones” del judaísmo como los fariseos, saduceos o esenios. Los distingue en particular es el hecho que identifican las figuras veterotestamentarias del Mesías, Hijo del Hombre y Siervo Sufriente con el reciente profeta-maestro Jesús de Nazaret, que murió ejecutado pocos años atrás. Llevan una vida familiar normal con preferencia hacia las familias grandes y unidas poseyendo una vida social muy cohesionada, compartiendo muchas comidas en común en sus casas. Para el observador, la ley y su observación gozosa son elementos de potente impresión, consolidándose como las claves de esta religión primigenia.

b) Año 325 d.C. Asiste a una gran reunión de lideres cristianos –quizás el concilio de Nicea-. Los asistentes prácticamente no son judíos (mas bien, hay una animadversión ante ellos). La idea de sacrificios animales los horroriza abiertamente; más bien, cuando hablan de ofrecer sacrificios se refieren al uso del pan y vino en vez de las comidas de las casas que nuestro observador noto en Jerusalén. No tienen hijos porque se esperan que los líderes de la iglesia no se casen y la mayoría de ellos ven al matrimonio como un estado inferior y considerarían a un padre que ha circuncidado a su hijo como un traidor de la fe. Han trasladado su día especial del séptimo al primer día, aunque éste es un día laborable ordinario: mantienen prácticas religiosas especiales pero no necesariamente se abstienen de trabajar o de realizar otras actividades como lo hacían sus hermanos de tres siglos atrás. Utilizan los mismos libros que los cristianos de Jerusalén usaban, traducidas al griego. Su preocupación principal, sin embargo, tienen que ver con la aplicación de unas palabras referentes a Jesús que no se encuentran en las escrituras. El debate (que para ellos tiene una importancia absolutamente fundamental) es sobre si el Hijo es homo-ousios con el Padre o solamente homo-ousios con El. Para el observador, los factores dominantes característicos son sus inquietudes con la metafísica y la teología, un examen intelectual intenso y un intento por encontrar un significado preciso para términos precisos. Es notorio el contraste con sus predecesores.

c) Año 600 d.C. aproximadamente. Nuestro visitante va a Irlanda y encuentra a un grupo de monjes reunidos sobre la costa fría y rocosa. Varios de ellos están parados en agua helada que les llega hasta sus cuellos recitando los salmos. Otros están parados inmóviles, orando con sus brazos extendidos en forma de cruz. Uno está recibiendo seis latigazos porque no contesto “Amén” cuando se hizo la oración en la última cena del Señor. Otros están sentados solos en cuevas oscuras al lado de la orilla, evitando cualquier trato con los hombres, en estado de éxtasis espiritual. Todos usan los mismos manuscritos que los padres griegos, la misma formula que se escucho en el concilio de Nicea pero parecen no estar muy interesados en la teología o ser muy buenos en metafísica. Le dan mucha importancia a la fecha en que celebran su festival central, la Pascua y es evidente su profundo deseo por la santidad y su austeridad extrema en busca de profundizar su relación con Dios.

d) Año 1840 d.C. Estamos en Londres en una gran asamblea en el Exeter Hall, donde hay una gran emoción por los discursos en donde se emite el deseo de promover el cristianismo, el comercio y la civilización en África. Se propone enviar a misioneros llenos de Biblias y semillas de algodón a una distancia de cinco mil kilómetros para llevar a cabo el proceso. También están planteando enviar una delegación al gobierno británico para exponerle sobre la necesidad de acabar con el comercio de esclavos, alzando una suscripción para promover la educación de mecánicos negros, acordando que se escribirían cartas y que se publicarían panfletos y anuncios. La reunión empezó con la lectura del mismo libro (traducción al ingles) que los otros cristianos del pasado usaban, citando muchos pasajes de ese libro; de hecho, parecen que muchos asistentes a la reunión lo llevan. Al preguntar, parece que casi todos aceptan sin reservas el credo de Nicea, usan la palabra “sagrado” a menudo pero se horrorizan ante la sugerencia de que la santidad puede ser relacionada con el acto de pararse en agua fría, y se oponen completamente a la idea de pasar toda su vida orando en una cueva húmeda al lado del mar. Mientras los monjes irlandeses buscaban vivir con lo menos posible y en un estado de autarquía absoluta, la mayoría de personas de este grupo parecían estar muy bien alimentados, vestidos con costosas ropas y tenían la educación más cara de la época. Lo que impresiona al observador es el activismo y la participación de su religión en todos los procesos de su vida y sociedad.

e) Año 1980 d.C. Lagos, Nigeria. Un grupo de personas vestidas de batas blancas están bailando y cantando por las calles dirigiéndose a su iglesia. Están informando a todo el mundo que son querubines y serafines e invitan a las personas a que vengan y experimenten el gran poder de Dios en sus servicios. Claman que Dios tiene mensajes para individuos particulares y que su poder puede ser demostrado mediante la curación de cualquier enfermedad. Citan y llevan consigo textos del mismo libro que los hombres de Exeter Hall, Irlanda, Asia Menor y Jerusalén. Aceptan los resultados del concilio de Nicea, pero no muestran interés en él: parecen no tener claro la relación entre el Hijo Divino y el Espíritu Santo. No son políticamente activos y el estilo de vida opulento de los ingleses predecesores es extraño a ellos; ayunan como los irlandeses pero solo en ocasiones fijas o propósitos fijos. Lo notorio para el visitante espacial es su preocupación con el poder, revelada en la predicación, sanamiento y visión personal.

Wall no tomo los ejemplos de manera absolutamente arbitraria. Los grupos “reflejan inquietudes representativas de los cristianos en esos tiempos y lugares, y en cada caso el lugar es el centro del cristianismo en ese periodo. En el 37 d.C. la mayoría de cristianos eran judíos. No solamente Jerusalén era el centro cristiano, sino que ellos determinaban las normas y estándares para las demás personas. Para el año 325 d.C. pocos cristianos eran judíos y los principales centros cristianos se hallaban en el mediterráneo este y el idioma clave era el griego. En el 600 d.C., la balanza se inclino hacia el occidente y el punto de crecimiento de los cristianos se hallaba entre las gentes de las tribus y semi tribus orientales y occidentales y era Irlanda un centro de poder. En 1840 Gran Bretaña definitivamente estaría entre las naciones cristianas sobresalientes, y, definitivamente estaría asociada con la expansión de la fe cristiana. Para 1980 la balanza se movió nuevamente hacia el sur[ii]. Con estos ejemplos nos es más que evidente que la historia nos muestra que el cristianismo es un agente tremendamente dinámico. El tiempo fue pasando y, con la evolución de las sociedades y de la humanidad, la forma de expresar el cristianismo se ha adaptado con éxito a la realidad de las épocas cambiantes. El cristianismo no está atado a camisas de fuerzas que lo mantienen atado a paradigmas estáticos, sino que lucha y finalmente acaba liberándose.

No existe ni existió un solo cristianismo; tenemos un Dios que creó el mundo bueno en gran manera, un Cristo el que murió por nosotros en la cruz por amor y nada más que amor, un Espíritu Santo el que nos consuela y anda con nosotros permanentemente, pero los cristianismos son múltiples, probablemente como las arenas del mar. Es verdad que es uno en el sentido de “un Señor, una fe, un bautismo” (Ef. 4:5), pero plural en el sentido de la praxis humana, de las maneras en que la creencia en Dios se hace concreta para los seres humanos.

Graficaré estas cinco muestras de manera vertical con fines ilustrativos.


De la misma manera podemos tomar la secuencia horizontal, que es tomar las distintas tendencias eclesiales en un mismo momento histórico. Aunque el cristianismo es muy complejo de catalogar, puedo mencionar de forma general algunas de las corrientes principales que existen el día de hoy sin pretender asignar una clasificación exhaustiva y sabiendo que cada una de las siguientes categorías tienen abundantes subdivisiones: Iglesia Católica Apostólica Romana, Iglesias Ortodoxas, Iglesias Luteranas, Iglesias Anglicanas, Iglesias Reformadas, Iglesia Adventista, Movimientos anabaptistas, Iglesias evangélicas libres, Iglesias Bautistas, Iglesias Metodistas, Iglesias evangélicas, Iglesias Pentecostales, Iglesias Carismáticas, Iglesias neo-pentecostales. ¡Definitivamente he pecado de omisión! ¿Hay alguien capaz de desenmarañar esta madeja?

Centrando la discusión en el terreno protestante, debe decirse que el debate sobre el denominacionalismo es muy espinoso[iii]. ¿Cuántas iglesias y comunidades existen? Unas 2,800 sólo en los Estados Unidos hace una década y sin contar las iglesias “libres” que están compuestas por solo una comunidad y se cuentan por miles, ni los grupos formados fuera de las fronteras de ese país. Esta extremada atomización en el sentido horizontal nos plantea una pregunta: ¿Cómo afirmar de que somos un cuerpo en Cristo si estamos tan atomizados? ¿Qué argumento nos quedaría ante 1 Corintios 1:10-13 que exhorta a la unidad completa (Les ruego, pues, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que hablen todos una misma cosa, y que no haya entre ustedes divisiones, sino que estén perfectamente unidos en una misma mente y en un mismo parecer. Porque he sido informado sobre ustedes, hermanos míos, por los de Cloé, que hay entre ustedes contiendas. Quiero decir, que cada uno de ustedes dice: Yo soy de Pablo; y yo de Apolos; y yo de Cefas; y yo de Cristo. ¿Acaso está dividido Cristo? ¿Fue crucificado Pablo por ustedes? ¿O fueron bautizados en el nombre de Pablo? -RV60 adaptada-)? O peor aún, ¿Qué argumento nos quedaría ante Juan 17:20-21 (Mas no ruego solamente por éstos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos, para que todos sean uno, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me enviaste –RV60-)? ¿Y ante Efesios 4:1-6? (Yo pues, preso en el Señor, os ruego que andéis como es digno de la vocación con que fuisteis llamados, con toda humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor, solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz; un cuerpo, y un Espíritu, como fuisteis también llamados en una misma esperanza de vuestra vocación; un Señor, una fe, un bautismo, un Dios y Padre de todos, el cual es sobre todos, y por todos, y en todos)

Sin embargo, si nos damos el trabajo de visitar cada una de las miles de denominaciones y moviéndonos de la misma manera entre las grandes confesiones cristianas, encontraremos que Dios trabaja dinámicamente en la mayoría de las iglesias. La obra se expande, mucha gente es conciente de su realidad espiritual y responde positivamente ante el llamado de Dios, muchas personas restauran sus relaciones dañadas, muchas sanidades milagrosas son hechas, y muchas bendiciones se transmiten a través de las miles de comunidades cristianas obedientes de los mandatos bíblicos. Todas parecen ser bendecidas por Dios con generosidad sobreabundante: los de derecha e izquierda, los de arriba y de abajo, los de más allá y los de más acá. Todos mueren, todos se enferman, todos sufren, todos tienen encuentros con Dios, todos se llenan de alegría, todos tienen profundas experiencias religiosas, todos son protegidos, todos reciben la gracia multiforme. Dios parece estar en todas partes y es aquí, más que en teorizaciones teológicas, donde es posible detectar su trascendencia y en medio de ella la iglesia en misión parece tener múltiples caras y adaptarse con facilidad a los escenarios cambiantes.

Seré algo más osado y agruparé a las iglesias anteriores en grandes grupos: catolicismo, no pentecostalismo, pentecostalismo, carismatismo y neo-pentecostalismo[iv]. Nuevamente, en forma arbitraria, las reagruparé en el siguiente gráfico:



Ignoro a la iglesia ortodoxa por no ser relevante para la realidad latinoamericana. Sólo se representa un momento temporal como lo dije antes, por ejemplo, las tendencias teológicas vigentes el año 2007. Ahora bien, los gráficos 2 y 3 pueden unirse en uno sólo. Añado cuadros blancos para tratar de representar allí otras posturas que por falta de tiempo y dedicación no he indagado aquí (en esos cuadros en realidad puede caber todo, hasta las sectas):


¿Conclusión? Se mueve, y más de lo que uno cree. Puede percibirse claramente la flexibilidad de la iglesia, en ambas direcciones. Por lo tanto, ¡Hay esperanza! Podemos proclamar convencidos que ¡La iglesia permanecerá, como lo ha hecho hasta hoy! Seguro que sí. Dios guarda a sus hijos, preserva su palabra y ha conservado al cristianismo. El propio espíritu de la iglesia la hace capaz de ofrecer cabida e los cristianos que llegarán, y mutará como lo ha hecho siempre, a pasar que a demasiados no les guste. Siempre ha sido así. Entonces, ¿por qué las dudas? ¿Acaso no es todo color de rosa? ¿Esta capacidad de adaptación viene con una rémora que impide que se muestre en toda su expresión? ¿Algo le impide a la iglesia ser un pleno agente transformdor al mundo mediante su adaptación a los tiempos postmodernos?

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[i] “El evangelio como prisionero y libertador de la cultura”. Este artículo fue publicado por primera vez en Faith and Thought 108 (Fe y pensamiento) (N` 1 y 2, 1982): 39-52. Una edición ligeramente revisada apareció en Missionalia 10 (N` 3, 1982). También forma parte del libro del Dr. Andrew Walls The Missionary Movement en Christian History. Orbin Books, NY. 1996.
[ii] Walls, Andrew. Ibid, Pag, 4
[iii] Las ideas de los siguientes dos párrafos las extraigo de http://teonomia.blogspot.com/2006/06/de-todas-las-sangres-y-pensamientos.html
[iv] La clasificación del lado protestante la tomo de José Míguez Bonino, Rostros del protestantismo latinoamericano, Cátedra Carnahan 1993, Buenos Aires, ISEDET – Nueva Creación (Filial de Wm. B. Eerdmans Publishing Co, EE.UU.), 1995

miércoles, 11 de julio de 2007

La iglesia y el proceso de desmasificacion

Las revoluciones industriales fueron eventos que colocaron las bases del proceso económico moderno, de nuestra vida moderna, de nuestra forma de hacer economía, relaciones, sociedad, cultura, existencia. Somos los que somos hoy gracias a (o por culpa de) este momento histórico. Este fenómeno es tan fundamental que cambio irreversiblemente el modo de producir, la manera de organizarse socialmente y todos los esquemas que seguían una secuencia ininterrumpida de miles de años.

La vida antes de este acontecimiento era eminentemente agrícola. La Biblia se escribe en este contexto de predominio del campo. Puede causar gracia que la “Ciudad de David” haya tenido trescientos metros de largo y cien de ancho (¡un pequeño pueblo andino es más grande que eso!) o que la Jerusalén de Cristo fue un cuadrado de un kilómetro de lado, pero esto era reflejo de un estilo de vida de la gente que no requería urbes mayores. Las señales de Jesús, sus parábolas (El sembrador, la higuera estéril, trigo y la cizaña, semilla de mostaza, el buen pastor, la oveja perdida, el hijo pródigo, los obreros de la viña, los labradores malvados) y la ubicación de su ministerio terrenal (concentrado en los pequeños pueblos de Galilea, Perea y Judea), son una rúbrica del mundo, del orbe vigente en esa época. No era solamente un enfoque por el auditorio ni una estrategia misiológica, sino que era parte del proceso encarnacional del Mesías: vino a nosotros en una era específica y en un lugar específico; por lo tanto, tuvo que venir al universo agrícola. Si no era así, ¿a dónde hubiera venido? ¿Cómo decir que hubiera identificado con nosotros?

El mundo fue esencialmente similar hasta el siglo XVIII. La economía asentada en el trabajo manual fue remplazada por otra dominada por la industria y sustentada en la maquinaria a base del vapor y el carbón. La expansión del comercio fue beneficiada por la mejora de las rutas de transportes y posteriormente por el nacimiento del ferrocarril, junto al desarrollo naviero. Estas nuevas máquinas favorecieron enormes incrementos en la capacidad de producción y forjaron efectos colaterales como la urbanización y el surgimiento de una clase burguesa vinculada a la manufactura que desplazó a la vieja aristocracia que vivía dependiente de la tierra.

Adam Smith, el padre de la economía, se intereso profundamente en estos procesos. En su obra cumbre: “Una investigación sobre la naturaleza y causas de la riqueza de las naciones”, exploro de una forma novedosa hasta ese momento el fenómeno marcando las pautas básicas del posterior análisis y estableciendo a la naciente economía como una ciencia. El identifico la división del trabajo como la fuente de mayor progreso en las capacidades productivas. ¿Que es la división del trabajo? En simple, significa que el proceso de producción se divide en pequeñas etapas que permiten incrementar en sobremanera la cantidad de bienes elaborados.

Pongamos las cosas más en concreto con un ejemplo del mismo autor. Adam Smith opinaba que una persona, trabajando mucho y utilizando las herramientas manuales disponibles en 1770, podía hacer, quizás, unos veinte alfileres al día. Sin embargo, el propio Smith observo que, utilizando las mismas herramientas pero partiendo el proceso en cierto número de pequeñas operaciones individuales en las que la gente se especializaría, es decir, mediante la división del trabajo, diez personas podrían hacer la asombrosa cifra de 48000 alfileres al día. Uno sacaba el alambre, otro lo estiraba, un tercero lo cortaba, un cuarto lo afilaba, un quinto lo esmerilaba, tres especialistas hacían la cabeza y un cuarto las unía. Por ultimo, uno pulía el alfiler y lo envolvía en un papel. Señoras y señores, con ustedes la producción en serie.

Si a este proceso, bosquejado por Smith pero aplicado por visionarios empresarios que vieron en esta lógica la oportunidad de mayores ganancias le añadimos el invento de nuevas tecnologías para la producción de diversos productos, tendremos una explosión de tal nivel que lo que se acaba creando es un sistema económico nuevo: ha llegado el gran capitalismo.

Por la lógica de la producción en serie miles y miles de productos iguales salían de las factorías de todas partes, y nada más expresivo que las cadenas de montajes de donde, desde piezas independientes, se armaba el auto más famoso de todos los tiempos: el Fort T. Dos características básicas marcaban este proceso. Desde un lado, había una gran cantidad de obreros que participaban del proceso de fabricación. Sin hacer preguntas, sin opinión y fácilmente intercambiable, se encargaban de producir. De otro lado, millones de productos idénticos. Ese es un modelo que no se limito a las fábricas de la época. Distribución en serie, educación de masas, medios de comunicación de masas, espectáculos masivos. La lógica de la fábrica y de la producción en serie.

Hasta aquí, podemos decir: ¿Y qué tiene que ver esto con el cristianismo? La lógica de la fábrica y la producción en serie ingresó en muchos ambientes de la sociedad y, aunque no lo percibamos así, la iglesia no fue la excepción. La iglesia se convirtió en una especie de fábrica que producía, en serie, muchos cristianos idénticos. Dentro de cada una de ellas se buscaba ser como Cristo (porque este es un mensaje bíblico), esto es, todos iguales, pero según un molde predeterminado. Se creó una ética estricta que no permitía que dentro de las comunidades existiesen cristianos de ideas distintas, ergo, estos decantaban naturalmente hacia el exterior. Todos los presbiterianos eran “iguales” en teología, los metodistas “iguales”, los bautistas “iguales”, los luteranos “iguales”. Algunos se visten igual o muy parecido, tienen la misma jerga, el mismo sentido del humor, consideran como malas las mismas cosas, piensan que la verdad es UNA en forma absoluta y que esa es la que enseñan en sus iglesias, que los que piensan diferentes son defectuosos o están en pecado, no están acostumbrados a objetar (porque eso es malo, mi hermano. ¡Lo dice la Biblia!: “Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente. En cambio el espiritual juzga todas las cosas; pero él no es juzgado de nadie. Porque ¿quién conoció la mente del Señor? ¿Quién le instruirá? Más nosotros tenemos la mente de Cristo”). ¿Todo esto viene de la lógica de la fábrica y la producción en serie? Sí, este es uno de los factores importantes.

A la vez que se expandieron las rutas comerciales, se inició la segunda gran colonización liderada por Inglaterra y se expandieron los mercados. Este impulso incentivó poderosamente la evangelización del mundo, iniciando los grandes movimientos misioneros. Era el espíritu de la época. Y, colateralmente, se enfatizó el crecimiento masivo. El espíritu que movió a las misiones no fue sólo fruto de la gran comisión, sino que tuvo un empujón de la revolución industrial.

Las denominaciones empezaron a formarse desde la reforma con mucha intensidad. Esto podría ser una señal de que en realidad la lógica de la fábrica no se cumplía estrictamente ya que cada una de ellas “hacía” cristianos distintos. ¿Es esto así? La formación de las denominaciones trasciende el sentido práctico y nos inclina a cuestiones más terrenas como las envidias o desacuerdos. Sin embargo, las comunidades, dentro de ellas, como un cuerpo que hacía una iglesia local, todos sí debían ser iguales y debemos buscar la expansión de la manera más rápida. Si no, ibas en contra del cuerpo, se te podía considerar, inclusive, un elemento anómalo. No tienes que pensar, no tienes que disentir, todo ya está escrito, ya establecido. La iglesia es una fábrica que busca hacer a todos iguales y en serie.

Sin embargo, hoy se pide algo diferente. Hay un terremoto, otro cambio del nivel de la revolución industrial, ¡que impactará a la iglesia! El trabajador tiene que pensar por sí mismo y ya no quedarse impávido ante las reglas o procesos que le impone el trabajo. El trabajador es animado a poner en tela de juicio los procesos y retado a mejorarlos. Es positivo innovar y asumir riesgos, ya no como antes cuando esa actitud se veía como una amenaza. La producción es hoy personalizada y ya no masiva. ¡La lógica de la fábrica y la producción en serie se ha roto! Este proceso incluye la cultura, los valores y la moral. Por ello, los mensajes transmitidos en los medios de comunicación son independientes y contradictorios, totalmente personales e independientes. Ante esto, vienen cristianos distintos. Cristianos que piensen por sí mismos, que objeten las certezas heredadas, que cuestionen los viejos dogmas y tengan la energía suficiente para derribarlos. Cristianos que refutarán las formas y los fondos, y por su espíritu de innovación crearán nuevos estilos de hacer iglesia más flexibles y distintos a los antiguos. Cristianos que no vean como virtud la homogeneidad masiva sino que aprecien la riqueza de la diversidad en la experiencia con Dios y en la hermenéutica. Ante esto, ¿Qué tiene la iglesia que ofrecer? ¿Hacia dónde muta el cristianismo? ¿Dónde van nuestras comunidades? ¿Estamos perdidos o hay esperanza?



REFERENCIAS

Parkin, Michael. MICROECONOMIA. 2da Edición. Wilmington, Delaware, USA: Addison-Wesley Iberoamericana, S.A. 1995. Pag. 23-24

Salvat Editores. HISTORIA UNIVERSAL, TOMO XVII. Lima. Orbis Ventures, 2005.

Toffler, Alvin y Heidi. LA CREACION DE UNA NUEVA CIVILIZACION. Barcelona. Plaza & Janes Editores, 1995.

Wikipedia. REVOLUCIÓN INDUSTRIAL. Artículo con modificación del 06-07-2007.

sábado, 7 de julio de 2007

Machu Picchu, maravilla del mundo


Luego de un gran esfuerzo de TODOS (cosa increíble pero real. Pocas veces nos comprometimos tanto por una causa en el Perú), Machu Picchu fue declarada como una de las 7 nuevas maravillas del mundo, junto a La Muralla China, el Coliseo romano, Petra, El Cristo Redentor de Río, Chichen Itzá y el Taj Mahal. Como peruano me siento feliz, muy feliz por ello.
¡Viva el Perú!