jueves, 26 de enero de 2006

Los eventos futuros y el comportamiento de la iglesia en el presente (4)

¿Por qué la migración del pensamiento? ¿Por qué pasamos desde el postmilenialismo al premilenialismo?


5.1 Lo primero: Los avivamientos del S. XVIII[xi]


Es probable que de todos los ejemplos de impacto social que se podrían extraer de la historia del protestantismo alrededor del mundo ninguno sea tan significativo como el impacto que produjeron los grandes avivamientos espirituales que ocurrieron en Europa y los Estados Unidos en el siglo XVIII.

Todo se centra en la influencia de John Wesley (1703-1791), la figura central en el avivamiento espiritual que recibió el sobrenombre de metodismo. Según algunos historiadores, este avivamiento fue uno de los principales factores para que en Inglaterra sucediera en ese siglo una profunda transformación social sin que fuera necesaria una revolución sangrienta como la que tuvo lugar en Francia.

Varias descripciones de la situación de la Inglaterra de los tiempos de Wesley dan la impresión de una total descomposición moral, social y espiritual que afectaba no sólo a la sociedad sino también a la iglesia. La corrupción más bochornosa se extendía a todas las clases sociales, desde la corte del rey Jorge II hasta las masas populares. La opresión de los pobres, el abuso del poder, la crueldad del sistema carcelario, la borrachera, la prostitución, el adulterio, la superstición y el libertinaje eran marcas comunes del estilo de vida de la época. El soborno a los jueces y la impunidad que favorecía a los poderosos eran la moneda corriente en los tribunales. La horca pública, muchas veces por delitos menores, era una diversión popular. A todo esto se agregaba el execrable tráfico internacional de esclavos, que arrojaba grandes ganancias en las arcas de los traficantes no sólo de negros del África sino también de blancos de Escocia e Irlanda, y no sólo de adultos sino también de niños secuestrados.

En este contexto, la predicación de Wesley enfocó la necesidad tanto de la regeneración personal como de la justicia social. Un célebre sermón que predicó en Oxford en 1744 resume una convicción básica de todo su ministerio: «Todo proyecto para reconstruir la sociedad, que pasa por alto la redención del individuo, es inconcebible . . . Y toda doctrina para salvar a los pecadores, que no tiene el propósito de transformarlos en cruzados contra el pecado social, es igualmente inconcebible». En concordancia con esa convicción, en 1771 publicó su Serio discurso al pueblo de Inglaterra sobre el estado de la Nación, en el cual se pronunció abiertamente contra el nefasto comercio de esclavos. «¡Ruego a Dios –decía—que ya no haya más de eso! ¡Que jamás robemos y vendamos ya a nuestros hermanos como bestias! ¡Que ya no los asesinemos por miles y decenas de miles!». En 1774, en su libro intitulado Pensamientos sobre la esclavitud, volvió a la carga contra ese tráfico, que se llevaba a cabo con aprobación legal. «¿Hay leyes algunas que obliguen más que las eternas leyes de la justicia?», preguntaba. Y luego respondía: «A pesar de diez mil leyes, el bien sigue siendo bien, y el mal sigue siendo mal. . . . Yo niego de manera absoluta que cualquier posesión de esclavos sea consistente con grado alguno de justicia, aun de la justicia natural».

La semilla de abolición de la esclavitud plantada por Wesley dio su fruto posteriormente gracias a un miembro del Parlamento inglés, William Wilberforce, un hijo espiritual del famoso predicador. Cuando Wilberforce, el gran emancipador de los esclavos, fundó la «Sociedad Pro Supresión del Tráfico de Esclavos», en 1787, Wesley, ya anciano, le dio su apoyo y unos pocos días antes de morir le escribió la última de sus cartas, alentándolo a seguir luchando por «la empresa de oponerse a esa execrable villanía, que es el escándalo de la religión, de Inglaterra y de la naturaleza humana».

Aunque Wesley no vivió para ver la abolición de la esclavitud, el tráfico de esclavos se abolió legalmente en 1807, y el Acta de Emancipación dio el golpe final a la esclavitud legal en 1833.

Este no fue, sin embargo, el único fruto del avivamiento espiritual metodista. Como señala Gonzalo Báez-Camargo, «Wesley luchó, predicando y protestando, contra la explotación de los niños y las mujeres en las fábricas, abogó por el saneamiento y humanización de los talleres, propugnó la reducción de la jornada de trabajo, que era entonces de doce horas, y demandó el aumento de salarios». La Revolución Industrial había creado otro tipo de esclavitud, que era la de los «esclavos industriales», que en número creciente vivían aglomerados en barrios insalubres. Los predicadores metodistas, que conocían de cerca la opresión en que vivían estos esclavos, difundían el mismo mensaje en los barrios bajos. Prepararon así el terreno para las grandes reformas sociales que se llevarían a cabo posteriormente, en el siglo 19, y que están asociadas con el nombre de Lord Shatesbury (elegido como miembro del Parlamento británico en 1826), quien se ocupó sucesivamente de la condición de los enfermos mentales, los niños empleados en las fábricas y molinos, los deshollinadores y los "limpiachimeneas", las mujeres y los niños de las minas, y los niños de los barrios bajos, entre los cuales en Londres más de treinta mil carecía de hogar, y más de un millón en todo el país carecía de educación.

A todo lo dicho respecto a los efectos sociales del avivamiento metodista se debe añadir por lo menos una mención de su aporte a lo que Báez-Camargo ha denominado la «disciplina democrática», es decir, a una forma de gobierno no jerárquica, respetuosa de la autoridad pero también de la dignidad humana y de la libertad personal. Las así llamadas clases, formadas en 1742 con el propósito de fomentar el crecimiento cristiano, se constituyeron en verdaderos centros de educación democrática. No es exagerado afirmar que estos grupos, que se reunían semanalmente, junto con el movimiento de ministerio laico, fueron factores absolutamente decisivos para el proceso de instauración de la democracia en Inglaterra.

Wesley era postmilenialista y su postura hacia la sociedad está completamente de acuerdo con esa doctrina. El predominio de esa visión escatológica está a tono con la ilustración y la fe en el avance y el progreso de la humanidad.


5.2 Lo segundo: la guerra civil y la aparición del modernismo


En resumen, “Desde Agustín hasta los puritanos del siglo XVII, el amilenialismo fue la posición escatológica más popular. A esto le siguieron más o menos dos siglos de énfasis prostmilenialista, donde la predicación del evangelio y el trabajo social caminaron de la mano. Las creencias premilenialistas que abrazaron muchos de los padres de la iglesia en la época pre-agustiniana fueron de nuevo ampliamente esparcidas en la última parte del siglo XIX[xii]. Hoy en día es el premilenialismo lo que predomina en las iglesias y se defiende con agresividad y vehemencia. Mi iglesia, la Alianza Cristiana y Misionera, tiene esa postura teológica.

¿Por qué apareció? Kuzmic postula que el punto crítico fue la guerra civil en los Estados Unidos. Hasta antes de ella todavía predominaba un espíritu de progreso en los Estados Unidos, pero luego de ella, “las cosas en vez de mejorar se tornaron peor y peor. Esto aumentó la desilusión y el pesimismo, minando seriamente la credibilidad del postmilenialismo con su perspectiva optimista en cuando al progreso espiritual y cultural de la sociedad. Este desánimo, precedido por los trágicos acontecimientos del cambio de siglo y seguido por dos guerras mundiales en el siglo XX, proporcionó el marco para entender, al menos parcialmente, las razones que motivaron el rápido esparcimiento y popularidad del premilenialismo en los tiempos modernos. Es un hecho históricamente observable que el premileniarismo, con sus supuestos apocalípticos, tiene un atractivo especial y tiende a florecer en tiempos de gran crisis y angustia. Esto se debe tanto a su énfasis en el poder del mal y la resultante desesperanza en lo que concerne a la era presente, y a la defendida esperanza de una drástica irrupción de la intervención divina que reinvindica a los justos, seguida de un período de justicia, paz y prosperidad bajo el reinado de Cristo en esta tierra.


Sin embargo, hubo un desarrollo teológico un tanto paralelo que amplió la esfera de influencia premilenialista y fortaleció su posición. Tuvo que ver con una extraña alianza táctica que hicieron los premilenialistas, que interpretaban literalmente las escrituras, y los conservadores de la vieja escuela de Princeton, que defendían intelectualmente la autoridad de la Biblia al enfrentarse a un enemigo común y ver en el modernismo una amenaza a los presupuestos básicos de su cosmovisión.

Es necesario mencionar la fuerza dispensacionalista, que completa el panorama histórico, con John Nelson Darby y la profusión de la Biblia Scofield en América Latina. “Los premilenialistas dispensacionalistas han desempeñado un importante papel en la lucha entre el fundamentalismo y el modernismo en los Estados Unidos de América
[xiii].

No hay comentarios.: